Los avances y desafíos de la automatización en minería

21 septiembre, 2020
Columna de opinión - Carlos Carmona_foto

“El paso hacia la mina autónoma requiere de cambios significativos. Ante eso, las compañías deben comenzar a trabajar en su ruta de implementación, y así mantenerse competitivas en la nueva era digital”.

Por Carlos Carmona, gerente general de Hexagon Mining.
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Mucho se ha hablado sobre la automatización en minería, o mejor dicho “la mina autónoma”, como uno de los grandes desafíos de la industria. Este no es un tema nuevo, ya que la minería por muchas décadas ha tenido un desarrollo sostenible en implantación tecnológica, sobre todo en los últimos cuarenta años.

En realidad los desafíos no son de la automatización en minería, los desafíos son de la minería. Es la industria la que debe lograr la inclusión y aprobación social, la utilización de energía y agua eficientemente, además de afrontar una gran escala de producción, y rentabilizar yacimientos profundos de baja ley. En este contexto, está claro que las tecnologías de automatización han sido un medio muy importante para que las diferentes áreas sean más competitivas y sustentables.

Pero, ¿cuáles son las condiciones que hacen que esta necesidad, o desafío casi inevitable de automatizar, pueda seguir avanzando sin ser visto sólo como una tendencia de moda? Bajo “el paragua” de la minería autónoma, la mina inteligente, la minería digitalizada, tecnificada, interoperable, la del futuro, la 4.0; muchas veces se utilizan fuera de contexto, de manera frívola, generalista y banal, demostrando desconocimiento de cómo opera una empresa minera y sus procesos claves.

Como condición importante, las tecnologías de automatización deben generar “productividad tecnológica” para las empresas. Son herramientas para hacer más eficientes los procesos de producción con ahorro de costos, mejoras en seguridad, confiabilidad y en la calidad de los productos al solucionar “amenazas” que puedan afectar negativamente la competitividad.

Por lo tanto, es muy relevante motivar a personas claves de las organizaciones. Aunar ideas y recursos en nuevas formas de conseguir que los altos ejecutivos den soporte a la idea de tecnificar los procesos y vencer las resistencias internas. Si la revolución 4.0 no es percibida como un valor por el beneficiario, o si dicho cambio no es positivo e importante, va a fracasar.

El paso hacia la mina autónoma requiere de cambios significativos. Ante eso, las compañías deben comenzar a trabajar en su ruta de implementación, y así mantenerse competitivas en la nueva era digital, pues, independiente de la digitalización, muchas tecnologías estratégicas ya están operativas y además se deben integrar.

En el futuro las operaciones autónomas irán mucho más allá del equipamiento, abarcando procesos completos, lo que les permitirá autogestionarse y hacer cambios en condiciones cambiantes con muy baja o nula intervención humana. La clave para llevar la autonomía a este siguiente nivel, será el uso creciente de inteligencia en los sistemas, como la inteligencia artificial (IA), machine learning, automatización de procesos robóticos, análisis descriptivo, diagnóstico predictivo y prescriptivo, y modelización de escenarios.

Estas tecnologías permiten que los sistemas comprendan los datos que fluyen a través de los procesos, el conocimiento de la situación, una visión en tiempo real de las operaciones y determinar acciones, ya que las máquinas se comunicarán a través de sensores inteligentes proveedores de datos, tanto entre sí, como directamente con ethernet o en la nube. En muchas labores mineras, la robótica reemplazará al ser humano, pero no totalmente, y será un proceso colaborativo “híbrido” entre lo automatizado y las personas.

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