Innovación y sustentabilidad para la concentración solar

18 octubre, 2021
Columna de opinión - Mauro Henríquez_foto

“Todo el conocimiento que estamos generando, y el que vendrá en los próximos años, debe estar vinculado, teniendo como gran meta cuidar nuestro planeta y mejorar la calidad de vida de todas las personas”.

Por Mauro Henríquez, investigador Centro de Desarrollo Energético Universidad de Antofagasta (CDEA)
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Hoy hablar de sustentabilidad en la industria no es una opción, sino una obligación. Si bien la conciencia colectiva ha crecido en esa línea de acción, y prácticamente no se conciben proyectos que no se hagan cargo del impacto que generan, aún quedan espacios donde es necesario profundizar.

La energía solar es y será una de las fuentes más limpias con las que cuenta la humanidad actualmente. Sin embargo, y específicamente en lo que corresponde a las plantas de concentración solar, encontramos una falencia, la cual dio origen a un proyecto y finalmente a una invención creada completamente en el Centro de Desarrollo Energético de la Universidad de Antofagasta (CDEA).

Nos referimos al hecho de la no existencia de un protocolo establecido, ni siquiera en los estudios de impacto ambiental, respecto a qué hacer con las sales fundidas utilizadas en los estanques que almacenan la energía térmica en las plantas de concentración solar, una vez que estas instalaciones dejen de operar.

Según nuestras estimaciones, por cada proyecto de este tipo serían cerca de 50 mil toneladas de estas sales de nitratos que estarían en calidad de pasivos ambientales. ¿Dónde depositarlas?, ¿se pueden reutilizar?, ¿cómo se hará?

Con nuestro equipo de investigadores, profesionales y estudiantes asumimos ese desafío, y gracias al apoyo del Gobierno Regional de Antofagasta y el Fondo de Innovación para la Competitividad Regional (FIC-R) desarrollamos una planta modular para reciclar las sales fundidas de las plantas de concentración solar.

Este sistema consiste en extraer las sales fundidas hacia una torre de enfriamiento, lo cual permite cambiar el estado de las sales fundidas de líquido a sólido. Al finalizar el proceso de cristalización, éstas se envasan en sacos para su posterior reutilización.

Esta invención regional tiene varios hitos a su favor: la formación de un joven y multidisciplinario equipo de profesionales; haber sido desarrollada durante la etapa más dura de la pandemia; ser generada completamente en la Universidad de Antofagasta; y ya estar en proceso de patentamiento en Estados Unidos.

Me detengo en ese último punto para destacar la capacidad alcanzada por el CDEA. Hoy estamos demostrando que junto con aportar fuertemente a la generación del conocimiento y a la formación de capital humano de avanzada, podemos entregar soluciones concretas y necesarias para los desafíos que enfrenta el mundo productivo del sector energético nacional y mundial.

Nuestra invención nos llena de orgullo y, a la vez, nos motiva para seguir buscando otras oportunidades para innovar desde nuestra región. Ese es nuestro compromiso, para eso fuimos concebidos y para eso es que necesitamos seguir recibiendo el apoyo del sector público y privado.

Todo el conocimiento que estamos generando, y el que vendrá en los próximos años, debe estar vinculado, teniendo como gran meta cuidar nuestro planeta y mejorar la calidad de vida de todas las personas.

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