Hidroelectricidad Pequeña y Mediana Escala: Energía limpia, nuestra y estable

24 enero, 2022
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“Es de esperar que en materia constitucional se pueda dar una discusión seria y fundada sobre el aporte de la hidroelectricidad al desarrollo del país”.

Por Rafael Loyola, director ejecutivo Asociación Pequeñas y Medianas Centrales Hidroeléctricas A.G. (APEMEC)
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Como país tenemos el enorme desafío de llegar a una matriz cien por ciento renovable y para ello, resulta fundamental que la regulación de la industria eléctrica se sustente en la eficiencia económica, la certeza jurídica y la libre competencia, elementos básicos para un desarrollo sano, sustentable y sostenible del sector.

Hoy existen 597 MW provenientes de centrales mini hidráulicas menores a 20 MW y existen otros 750 MW adicionales que cuentan con su aprobación ambiental al día, esperando poder concretarse. Toda esa inversión está pendiente de ser ejecutada en distintos lugares del país, generando empleo y reactivación económica, mediante contratación de empresas y mano de obra local.

En los últimos 5 años las tecnologías renovables variables que generan en base al sol y el viento han logrado irrumpir con costos muy competitivos al mercado de la energía, generando un cambio importante no solo en Chile, sino que a nivel mundial. Esto impone desafíos relevantes a la inversión mini hidro, cuyos costos de inversión son elevados.

Sin embargo, creemos que a futuro seguirán existiendo buenas oportunidades para la generación hidroeléctrica en una matriz menos carbonizada y en la medida que la remuneración de los servicios como potencia y servicios complementarios reconozcan algunas características más estables de los aportes hidroeléctricos con respecto a las tecnologías variables, donde estas últimas, a diferencia de las hidroeléctricas, requerirán un complemento de inversión en almacenamiento cada vez más importante en el sistema.

En materia de regulación hídrica enfrentamos dos enormes desafíos paralelos. Por una parte, tenemos la Convención Constituyente y, al mismo tiempo, el proyecto de reforma al Código de Aguas, aprobado en el Senado en forma unánime, y que avanza con suma urgencia en el Congreso.

Es de esperar que en materia constitucional se pueda dar una discusión seria y fundada sobre el aporte de la hidroelectricidad al desarrollo del país y, en consecuencia, entender que se trata de una industria de energía renovable, cuyo principal insumo para la generación -el derecho de aprovechamiento de agua no consuntivo- requiere de una regulación que dé certezas mínimas que permitan desarrollar y viabilizar inversiones que son intensivas en capital y de largo plazo.

Por lo anterior, resulta indispensable que podamos contar como país con regulaciones adecuadas que resguarden el medio ambiente y las necesidades del consumo humano, pero que permitan promover y acrecentar el aporte hidroeléctrico, para que éste siga prestando su enorme beneficio para el país.

Respecto a la reforma actual al Código de Aguas, nos preocupa que el proyecto incorpore disposiciones que puedan traer consecuencias sobre los actuales proyectos en funcionamiento, dado la indeterminación y amplitud de algunos conceptos de naturaleza ambiental indeterminada donde se podría limitar administrativamente por la DGA el ejercicio de los derechos ya otorgados. En materia de energía, Chile no puede darse el lujo de perder su capacidad hidroeléctrica.

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