El gas natural en Chile y su potencial estratégico

27 julio, 2020
Columna de opinión - Claudio Huepe_foto

“La industria del GN en Chile puede vincularse al desarrollo del hidrógeno de múltiples maneras, es decir, desde la producción hasta su inclusión en las redes”.

Por Claudio Huepe, coordinador Centro de Energía y Desarrollo Sustentable U. Diego Portales
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En el año 2004, frente a la crisis de abastecimiento de gas, el gobierno convocó a una alianza público-privada que culminó 5 años después con la llegada del gas natural a Chile a través del terminal de regasificación de Quinteros. Desde entonces, la industria de GN en Chile se ha expandido, tanto en la distribución como por la operación de otra terminal de regasificación en Mejillones. Además, se estudia la instalación de nuevos terminales de regasificación en otras zonas del país.

La llegada del GNL aseguró el abastecimiento para el consumo nacional de gas que se había desarrollado desde fines de los años noventa en generación eléctrica, residencias, comercio e industrias, por medio de la construcción de redes de transporte y distribución para el gas natural que entonces llegaba desde Argentina.

La decisión pública de impulsar un proyecto de GNL fue estratégica, pues permitió la continuidad de los usos de gas natural y evitó no sólo el riesgo de abastecimiento energético, sino además el uso de combustibles más caros y contaminantes.

La inversión de cerca de US$1.300 millones del consorcio público privado liderado por ENAP fue un esfuerzo empresarial poco común en nuestro país, que requirió el diseño y conformación de una alianza de empresas, el financiamiento y una gestión que no estuvo exenta de dificultades y riesgos importantes, pero que fue fundamental para nuestro desarrollo energético.

Gracias a este esfuerzo, disponemos de esta fuente que representa cerca de un 15% de la energía primaria demandada en Chile, aportando también seguridad y menores emisiones que los combustibles fósiles alternativos.

La misma capacidad empresarial que se demostró con el proyecto de terminal de regasificación podría replicarse en la actualidad, para apoyar la siguiente etapa de desarrollo energético nacional: el desarrollo de energías renovables no sólo para reducir nuestras emisiones, sino además para impulsar el crecimiento económico.

Ocupar más gas natural en el período de transición es, por supuesto, un aporte de relativamente corto plazo que puede hacer esta industria, sobre todo a medida que las centrales a carbón son retiradas del sistema.

Además, la industria del GN en Chile puede vincularse al desarrollo del hidrógeno de múltiples maneras, es decir, desde la producción hasta su inclusión en las redes. La importancia de este rol no puede exagerarse: el crecimiento de la industria del hidrógeno sólo para electrificación probablemente será mucho más largo y complejo que si se abre a múltiples usos.

La crisis económica desatada por la pandemia del Covid-19 exige un nuevo impulso económico y las soluciones no podrán ser más de lo mismo. La audacia que mostró la industria para traer el GNL a Chile debe estar disponible para las innovaciones energéticas del siglo XXI.

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