Desafíos y oportunidades para el almacenamiento residencial

21 noviembre, 2022
Columna de opinión - Claudio Pérez_foto

“Se espera de aquí al 2030 una importante baja en el costo de las innovaciones, permitiendo así la masificación a gran escala y oportunidades concretas a nivel residencial”.

Por Claudio Pérez, jefe del Área de Energías Renovables de la Agencia de Sostenibilidad Energética
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En los últimos años la creciente preocupación por el medio ambiente y los recursos energéticos han dado pie a mayores exigencias en cuanto a la eficiencia en el uso y administración de los recursos, generando un fuerte aumento en la utilización de fuentes de generación de energía sostenible y eficiencia energética.

Las fuentes de generación de energía sostenible, como lo es la energía solar, son fundamentales para la transición energética, así como también la incorporación de soluciones tecnológicas que permitan gestionar, dar respaldo y que éstas estén disponibles en cualquier momento para inyectar y/o generar electricidad.

Una de las tecnologías claves para avanzar hacia un sistema energético sostenible son los sistemas de almacenamiento, ya que son gestionables y entregan disponibilidad de recurso energético. Además, son un apoyo fundamental a las fuentes de energía sostenibles considerando la variabilidad que presentan principalmente por su dependencia de condiciones climáticas.

A nivel mundial y nacional existe un fuerte foco en el incentivo de un almacenamiento más industrial (mega plantas de almacenamiento), producto de lo costo-efectivo que puede llegar a ser. Sin embargo, poco se explora en el ámbito residencial respecto de estas tecnologías.

Los principales factores que han impedido el avance explosivo de estas tecnologías son los costos de implementación en los que podría incurrir una familia en este tipo de proyectos. A manera de ejemplo el Ministerio de Energía y la Agencia de Sostenibilidad Energética cuentan con un programa de implementación de sistemas fotovoltaicos a nivel residencial, para familias con acceso a una red de distribución, lo cual no considera sistemas de almacenamiento.

Esto es principalmente porque encarece el proyecto en casi el doble de la inversión y no mejora su retorno. En general una familia podría interesarse en uno de estos proyectos no por un beneficio económico, sino para tener electricidad en lugares donde no llega la red eléctrica, o en viviendas que tengan problemas de calidad de suministro (constantes cortes de energía).

Existen algunos desafíos regulatorios que podrían permitir una mayor participación a nivel residencial de estos sistemas, como es que se pueda generar un ahorro por disminuir el consumo desde la red de distribución en horas punta del sistema eléctrico. Esto en la actualidad se puede realizar de manera industrial y no residencial con tarifas eléctricas distintas de la BT1.

De igual forma se espera de aquí al 2030 una importante baja en el costo de las innovaciones, permitiendo así la masificación a gran escala y oportunidades concretas a nivel residencial para estas tecnologías.

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