Cobre antimicrobiano e innovación: Ahora es cuando

10 agosto, 2020
Columna de opinión - Andrés González_foto

“Sin duda, queda mucho espacio para innovar en esta industria de alto valor tecnológico, la que nos permite posicionar continuamente al cobre como un material estratégico para el nuevo mundo post-pandemia. Ahora es cuando”.

Por Andrés González, coordinador I+D Área Minería, Centro de Innovación UC
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Si se piensa en innovación y cobre, probablemente lo primero que se viene a la mente son calcetines. Sí, calcetines. La aplicación de fibras de cobre en tejidos es virtuosa por su efecto antiviral, antifúngico y antibacterial (biocida), y se materializó a nivel nacional por primera vez en 2011 de la mano de Codelco, Copper Andino y Monarch. Estos productos se lanzaron sólo tres años después de que la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos otorgara el registro de biocida o antimicrobiano al metal rojo. Con el tiempo, se expandió la gama de productos textiles con cobre, y con la emergencia sanitaria se extendió a la producción de mascarillas.

En la última década, se han visto nuevas aplicaciones de cobre en mobiliario clínico, placas de melamina, revestimientos en espacios públicos de alto tránsito, y en el último tiempo, aplicaciones y productos nanotecnológicos de este elemento, como jabones, sprays desinfectantes y nanopartículas en novedosas presentaciones, todas hechas en Chile.

Cabe destacar que antes de la pandemia, el mercado global de los metales biocidas (pinturas, revestimientos, insumos médicos, textiles y pesticidas, entre otros), alcanzó más de US$ 3 billones en 2019 y se esperaba que duplicara su tamaño en 2026. El aumento del consumo de cobre generado por este mercado, con seguridad no cambiará la industria minera, pero claramente presenta un gran atractivo. En el país existen decenas de empresas de nanotecnología y soluciones con cobre antimicrobiano y, salvo contadas excepciones, la mayoría no ha escalado internacionalmente, a pesar del tamaño de mercado.

A raíz de la pandemia del Covid-19, el valor de este uso del cobre se ha consolidado como una medida de mitigación efectiva a la propagación del virus, abriendo una ventana de oportunidad para desarrollar, potenciar y/o validar soluciones para todo el mundo, que hay que atender con urgencia. Chile tiene activos relevantes para este desafío: conocimiento y experiencia en estos usos, una marca país fuerte como primer productor y un ecosistema rico para innovar.

El país dispone de capacidades tecnológicas y universidades con científicos ávidos por tangibilizar su conocimiento. Además, existen espacios, como el Centro de Innovación UC, donde se pueden complementar las capacidades que requieren las empresas, o bien para que la industria trabaje colaborativamente para destrabar bloqueos de mercado, tecnológicos o normativos al hacer innovación precompetitiva junto con la academia. Sin duda, queda mucho espacio para innovar en esta industria de alto valor tecnológico, la que nos permite posicionar continuamente al cobre como un material estratégico para el nuevo mundo post-pandemia. Ahora es cuando.

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