Biomasa, la fuente limpia de hidrógeno verde estratégica

31 agosto, 2020
Columna de opinión - Manuel Paneque_foto

“La conversión de biomasa en hidrógeno puede hacer posible la producción de cobre verde, constituyendo un referente y una marca país con valor de innovación”.

Por Manuel Paneque, director Laboratorio de Biotecnología Ambiental y Bioenergía U. de Chile
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La descarbonización de las fuentes de energía en Chile impone desafíos para diversificar la matriz energética nacional, ya que este sector genera el 78% de las emisiones de GEI a nivel país. La matriz energética nacional está constituida por un 29% de petróleo crudo, y un 25% de biomasa, que es la principal fuente de energía renovable en Chile.

La biomasa es consumida principalmente por el sector comercial, público y residencial (27%), seguido por el sector industrial (18%). A pesar de esto, en algunos sectores de la economía con alta demanda energética, la penetración de la biomasa ha sido escasa, como en la minería.

La tendencia mundial apunta hacia la descarbonización de la energía consumida por la minería, y la conversión de biomasa en hidrógeno puede hacer posible la producción de cobre verde, constituyendo un referente y una marca país con valor de innovación.

Para ello, el sector minero necesita información y seguridad para mejorar la sustentabilidad de las operaciones; pues esto no implica cambiar largos y complicados procesos productivos, sino que integrar el uso de combustibles limpios para las operaciones actuales.

En Chile es una alternativa viable, ya que su aplicación reduciría la dependencia de los combustibles fósiles, lo que implica disminuir las emisiones de GEI y otros contaminantes en el aire. Además, se trata de un nuevo modelo, dúctil y con otras externalidades positivas, permitiendo contener el avance de la desertificación, favoreciendo la forestación de suelos degradados y la fijación de carbono.

El hidrógeno verde se usa actualmente como combustible limpio en numerosos países que trabajan en la descarbonización de su matriz energética, como Alemania, Francia y Japón. Esta energía limpia se ha posicionado como un nuevo vector energético de cara a un futuro libre de carbono. Chile, como un país productor de biomasa, junto con la masificación y caída de los precios de las tecnologías para su generación, puede convertirse en un actor relevante a nivel global.

Los principales desafíos y oportunidades que tiene Chile para desarrollar una economía circular del hidrógeno, consideran avanzar en conocimiento tecnológico, en estándares y regulaciones aplicadas a toda la cadena de valor de la producción, así como atraer inversiones para desarrollar el potencial renovable del país, usando el hidrógeno verde como vector energético clave para el almacenamiento, distribución, uso y venta de la energía.

También se hace imprescindible el desarrollo de programas pilotos para estudiar aplicaciones que permitan masificar la tecnología y reducir costos, por lo que se deben involucrar iniciativas privadas y consorcios de investigación con participación del Estado.

El hidrógeno verde debe ser transformado en una alternativa real para sectores claves en el país con impacto en el PIB nacional, promoviendo la independencia energética y abriendo la posibilidad de convertirnos en un exportador neto del combustible del futuro en la cuenca del Pacífico.

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