“Moriré con las botas puestas”

12 diciembre, 2012
.

Nueva Minería & Energía
Orlando Álvarez, geólogo:
“Moriré con las botas puestas”
Hincha de Cobreloa y amante de su profesión, Orlando Álvarez destaca como uno de los descubridores de la actual mina Ministro Hales de Codelco

Daniela Tapia

Coincidencias de la vida o producto de algún vaticinio, es difícil dar con una razón exacta. Pero el destino, en muchas ocasiones, se encarga de dar sorpresas que marcan la vida de las personas.

Así ocurrió con Orlando Álvarez, quien desde muy pequeño tuvo una relación muy cercana con la naturaleza, especialmente “cuando juntaba piedras” en sus tiempos libres. Experiencia que lo llevó por el camino de la geología por profesión y por pasión, como él destaca, y que lo motivó a realizar uno de los descubrimientos más importantes de la minería nacional: el yacimiento en su momento conocido como “Mansa Mina”, actualmente Ministro Hales, que pertenece a la cartera de proyectos estructurales de Codelco.

Nació en Santiago, estudió en la escuela pública Nº192 en Quinta Normal y luego, en el Liceo de Aplicación.

“Siempre me interesó la naturaleza y estaba seguro que iba a seguir una carrera relacionada con esta área. Sin embargo, mis padres me dijeron que optara por medicina, pero mi relación con las piedras marcó mi futuro, lo que me llevó a estudiar Geología en la Universidad de Chile”, cuenta Álvarez.

Pese a su entusiasmo por estudiar esta carrera, en un momento dudó entre biología marina y geología, pero esta última opción lo sedujo porque, según sus cálculos, “podía ser más rentable a futuro”, dice entre risas.

Uno de los recuerdos más gratos que Álvarez guarda de su época universitaria, fue la influencia del director de la Escuela de Geología de la Universidad de Chile en esos años, Humberto Fuenzalida. “El profesor nos ayudaba e inspiraba para que siguiéramos jugando con las vicisitudes de la tierra. Creo que esa fue la base fundamental de nuestra formación como estudiantes”, recuerda.

Camino laboral

Egresó como geólogo en 1961 y al año siguiente, comenzó a trabajar en el Instituto de Investigaciones Geológicas, actualmente Sernageomin, en el área de Geología específicamente.

“En este lugar, tuve la oportunidad de salir a terreno y hacer geología regional. Luego, me fui al sur en la zona de la Cordillera de Nahuelbuta para participar en geología de forma más directa y en ese momento, me interesó la geología minera gracias a que comencé a encontrar minerales de fierro en el sur entre el año 1965 y 1968”, comenta Álvarez.

En ese trabajo se sintió cómodo y realizado -según relata- al descubrir minerales e involucrarse cada vez más en el ámbito geológico. Tras esta experiencia, la Compañía de Aceros del Pacífico CAP requirió una asesoría del Instituto de Investigaciones Geológicas, donde le solicitaron que participara.

“Empecé haciéndome cargo de la campaña de sondaje en la zona de Vallenar para evaluar un yacimiento que estaría sepultado. En CAP me pidieron que continuara siendo su asesor, por lo que conocí mucho el país haciendo exploración de fierro”, dice Álvarez.

Luego de 10 años en el Instituto de Investigaciones Geológicas, se le presentó la oportunidad de postular al cargo de geólogo en Chuquicamata. Fue elegido en el año 1972 donde “tuve la suerte de hacer carrera como profesional y tener jefes que me apoyaron tanto fuera como dentro de la mina”, recuerda.

En esa misma división de Codelco, fue ayudante del superintendente de Geología y años más tarde, lo designaron subgerente de Geología. Tras trabajar 30 años, se dedicó a descansar durante un tiempo, pero las ansias por aportar sus conocimientos lo motivaron a crear una sociedad de exploraciones para prestar servicios de ingeniería a la minería, junto a un ex gerente de Chuquicamata.

Años más tarde, otro ejecutivo de Chuquicamata, Fernando Porcile, quien estaba trabajando en Cerro Colorado, le solicitó su colaboración. “En Cerro Colorado permanecí cinco años y me desempeñé como consultor de geología para las empresas de la gran minería, especialmente Zaldívar, entre otras”, señala Álvarez.

“También recuerdo haber participado en el descubrimiento de Spence. Actualmente, estoy evaluando un potencial yacimiento de pórfidos, por lo que estoy viajando constantemente a Calama”, indica el ejecutivo.

Recuerdos y reflexiones

Para Álvarez, las relaciones con sus colegas son importantes hasta el día de hoy. “Fui uno de los primeros geólogos que ingresó al Instituto de Ingenieros de Minas de Chile, IIMCh, donde tuve el privilegio de contar con buenos padrinos como Héctor Flores y Carlos Ruiz”, comenta el profesional.

Casado con Nora y con la cual tiene tres hijos, también destacó por su afición al deporte. “Estuve en el Club de Tenis de Chuquicamata y participé exitosamente en las elecciones para ser presidente de Cobreloa en 1992 cuando salimos campeones con José Sulantay”, cuenta Álvarez, recordando con humor esta inusual experiencia como dirigente deportivo.

¿Cuáles son las claves para triunfar en el mundo minero? “Para ser minero hay que querer la naturaleza y la tierra de donde uno viene y eso es lo más importante. Si bien hoy por hoy existen muchos sistemas para avanzar en proyectos, el más relevante es el pensamiento porque de ahí provienen las ideas más brillantes”, destaca Álvarez.

“Agradezco a todos quienes me han ayudado en mi camino profesional, ya que aún tengo la posibilidad de seguir trabajando en geología. Estoy muy contento. Voy a morir con las botas puestas desempeñándome en lo que realmente me gusta y me apasiona, que es la geología. Me gusta andar con el martillito pegándole a las piedras… ¿y que me paguen todavía? Eso es maravilloso”, finaliza un enamorado más de esta disciplina de la minería.

Noticias Relacionadas