Proyecto Concentradora El Abra: Hacia un nuevo salto

9 agosto, 2019
El Abra

El proyecto le permitiría a la cuprífera, que hoy tiene vida útil hasta el 2029, seguir hasta el año 2050, además de aumentar su producción. Sin el desarrollo de esta iniciativa, Minera El Abra tendría que cerrar su operación.

Por Daniela Tapia
Revista Nueva Minería y Energía
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Fue el 10 de agosto de 1996 cuando comenzó sus operaciones Minera El Abra, hoy propiedad en un 51% de la estadounidense Freeport-McMoRan y en un 49% de la estatal Codelco.

Hoy la minera, ubicada a 76 kilómetros al noreste de Calama, podría dar un nuevo salto hacia la ampliación de su vida útil y el cambio de su proceso productivo, luego de procesar óxidos y sulfuros lixiviables durante gran parte de sus más de dos décadas de operación.

De esta manera, el proyecto, que contempla procesar sulfuros primarios a través de una nueva planta concentradora, le permitirá a El Abra extender en al menos 20 años la operación de su actual mina, la que sin esta iniciativa, cumpliría su vida útil en 2029.

Pero en la compañía han planteado que se continúa evaluando una expansión a gran escala en El Abra para procesar material adicional de sulfuros y lograr mayores recuperaciones.

Principales componentes

De acuerdo con la información disponible a la fecha, El Abra tiene una capacidad máxima de producción de 225 mil toneladas de cátodos de cobre al año. Con este proyecto, aumentaría la capacidad de tratamiento a 240 mil toneladas diarias de mineral, lo que también implicaría la ampliación del rajo actual de la mina y se triplicaría la producción.

Entre sus principales instalaciones, la iniciativa contempla una planta desaladora, que se ubicará al sur de Tocopilla y que generará disponibilidad de agua para el proceso de la concentradora; además figura la tubería de impulsión de agua desde la costa hasta la mina y estaciones de bombeo intermedias, y un depósito de relaves espesados.

“Sin embargo, para las operaciones de la mina estamos evaluando la posibilidad de extender la autorización del uso de parte de nuestros derechos de agua del Salar de Ascotán. En ese sentido, también estamos desarrollando líneas de base medio ambientales con la participación de las comunidades relacionadas con el Salar”, asegura la propia minera.

La apuesta del proyecto va más allá, según han señalado en El Abra, donde el foco estaría en la eficiencia en el uso de recursos hídricos y energéticos. Para alcanzar dicho fin se planifica una correa transportadora de más de 20 kilómetros que generará energía para el proceso y el reemplazo de molienda SAG con uso de tecnología HPGR, que se traduce en un ahorro significativo del consumo de energía del proceso.

“Además, al emplear un proceso de relaves espesados hay un menor consumo de energía eléctrica en bombeo de agua desde el mar y un ahorro notorio del consumo de agua del proceso”, comentaron en Minera El Abra.

Trazando su camino

La cronología de la nueva concentradora ha constituido un tema preocupante para la minera. Postergado en el 2013 por las condiciones que presentaba el mercado en ese entonces, cuatro años más tarde se reiniciaron los estudios ambientales y de ingeniería del proyecto, confirmando así el nuevo impulso que está cobrando esta ambiciosa obra.

Hoy, según se detalla en el informe de Gestión Social y Ambiental 2018, la compañía ha estado levantando las líneas de base de la iniciativa, que corresponden a la recopilación de la información para obtener una descripción detallada del área de influencia y el impacto que tendría el proyecto en las zonas donde estará instalado.

Respecto a este punto, en el 2018 se completó un 70% en la elaboración de las líneas de base. Durante este período se llevó a cabo un programa de actividades de relacionamiento comunitario para informar y responder a las inquietudes de las comunidades en torno al proyecto.
Hasta la fecha, casi 900 personas han sido informadas acerca de la iniciativa mediante talleres, reuniones y visitas al sitio, incluyendo a autoridades, comunidades indígenas, ONG’s, entre otros actores.

El resultado de estas líneas de base conformará el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) que brindará luces sobre su factibilidad, estudio que sería presentado en 2020. La construcción del proyecto, en tanto, comenzaría en 2022 finalizando en 2025, lo que extendería su operación hasta al menos, el año 2050.

He ahí su relevancia. Y es que el gran recurso de sulfuros con los que cuenta El Abra podría apoyar un proyecto de planta importante, como lo es la nueva concentradora. Iniciativa que podría tener características similares a las instalaciones construidas en la mina Cerro Verde, en Perú.
“En términos de diseño, son modelos que comparten variados rasgos, por lo que para Freeport-McMoRan ésta es una gran ventaja, ya que podemos estudiar lo realizado en Perú”, indicaron desde la empresa en una oportunidad.

En cifras:

– 240 mil toneladas por día (tpd) es la capacidad estimada de procesamiento de la concentradora.

– La producción estimada es de 750 millones de libras por año.

– 100% del agua requerida para el procesamiento de minerales en la concentradora será agua desalinizada de mar.

– 25 km tendrán en total las correas transportadoras que además, generarán energía para el proceso.

– 2050, al menos, es el año hasta el que se extendería la vida útil de la mina de acuerdo a las proyecciones vigentes.

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