Japón y sus históricos lazos con Chile

18 diciembre, 2016
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La principal inversión entre Chile y Japón está enfocada en el área de la minería y extracción de cobre. Conglomerados como Mitsui, Mitsubishi y Sumitomo ya están desarrollando importantes proyectos en el sector minero local.

Revista Nueva Minería y Energía

Daniela Tapia
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En las primeras décadas del siglo XX, Japón había logrado importantes avances en términos económicos. Condición que lo llevó a ser considerado un país desarrollado, aunque no al nivel de Estados Unidos o los países de Europa Occidental.

Sin embargo, las ambiciones expansionistas de sus gobiernos motivaron su incursión en la Segunda Guerra Mundial, una decisión que le costó cuantiosas pérdidas humanas, una población desmoralizada, así como una infraestructura en ruinas.

Reactivar el país por ese entonces, era una necesidad urgente. Para ello, Japón diseñó y aplicó una estrategia que apuntara hacia el rápido crecimiento económico, con el objetivo de contribuir a la reconstrucción y recuperar el tradicional orgullo nipón.

Así fue como entre los años 50 y 60, el Estado destinó recursos hacia las industrias pesadas, con menoscabo hacia las industrias tradicionales intensivas en trabajo, tales como la textil y de otros productos de baja tecnología. En cambio, fomentó el apoyo hacia las industrias de alta tecnología, intensivas en empleo altamente especializado, con un mayor valor agregado, como aparatos electrónicos, semiconductores, fibra óptica, entre otros.

Pero a comienzos de 1990, la economía nipona dio un giro radical. ¿La razón? El estallido de una burbuja financiera e inmobiliaria que condujo a más de dos décadas de estancamiento económico y deflación.

Y es que el bajo índice de natalidad y el progresivo envejecimiento de la población, junto con la reducida incorporación de mano de obra inmigrante joven en los últimos años, han producido un declive lento y constante de la demanda agregada interna en el país asiático. Mención aparte merece la creciente competencia internacional en el sector tecnológico, lo que ha hecho que la cuota del mercado mundial de Japón se resienta.

A esto se suma que tras la crisis económica y financiera en Estados Unidos y Europa a partir de 2008, Japón ha experimentado una reducción de sus ventas en estos dos mercados por la contracción de la demanda y el refuerzo de su moneda, el yen, ante las turbulencias que afectaron a otras monedas.

Hoy por hoy, la economía del país asiático no parece repuntar y se sitúa en un vaivén constante en el que reina la incertidumbre. De hecho, el Producto Interno Bruto (PIB) de Japón retrocedió un 0,4% en el cuarto trimestre del año pasado, cerrando un año 2015 de débil crecimiento.

Algo que ya parece ser común, ya que desde el aumento del IVA en abril de 2014, Japón alterna trimestres de crecimiento modesto con períodos de contracción, a pesar de la ambiciosa estrategia de impulso denominada “Abenomics” lanzada a fines del 2012 por el primer ministro japonés, Shinzo Abe.

La principal inversión entre Chile y Japón está enfocada en el área de la minería y extracción de cobre. En la foto, la mina Caserones, un proyecto desarrollado con capitales japoneses. (Foto: Lumina Copper)

La principal inversión entre Chile y Japón está enfocada en el área de la minería y extracción de cobre. En la foto, la mina Caserones, un proyecto desarrollado con capitales japoneses. (Foto: Lumina Copper)

A su vez, en estos últimos meses, el país se enfrentó al impacto de la desaceleración china, que afecta al comercio exterior nipón, y las turbulencias en los mercados.

Pese a este escenario, las relaciones comerciales han jugado un rol esencial en el posicionamiento de Japón como uno de los grandes líderes mundiales. Y su intercambio con Chile no es la excepción.

La centenaria relación con Chile

Fue en 1867 cuando se produjo el primer encuentro entre Chile y Japón, año en que un barco nipón, en busca de nuevas rutas comerciales, desembarcó en Punta Arenas.

Treinta años más tarde, y gracias a que se establecieron los primeros contactos oficiales, Chile y Japón firmaron en 1897 el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, lo que marcó el comienzo de las relaciones diplomáticas entre ambos países.

Fruto de este acercamiento es el Acuerdo de Asociación Económica Estratégica (AAEE) entre Chile y Japón, que este año cumplió 9 años desde su entrada en vigencia, y que contribuyó a ampliar los beneficios económicos comerciales en el acceso a productos y fortalecer la relación política bilateral.

En el transcurso de estos años y gracias a la apertura comercial lograda a través del acuerdo, el intercambio comercial entre Chile y Japón aumentó desde US$ 6.400 millones en 2006 a más de US$ 10.000 millones en 2013, posicionando a ese país como el cuarto socio comercial de Chile.

No sólo eso. El acuerdo comercial también ha tenido un efecto importante en la inversión, transformando a Japón en el cuarto mayor inversionista en Chile con un total de US$ 9.702 millones acumulados.

También destaca el Tratado de Libre Comercio (TLC) firmado entre ambos países en 2007, pacto que permitió que el 6,2% de la inversión extranjera directa que Chile recibió entre 2009 y 2012 haya provenido de Japón, según cifras del Banco Central.

Pero la principal inversión entre Chile y Japón está enfocada en el área de la minería y extracción de cobre. Conglomerados como Pan Pacific Copper, Mitsui, Mitsubishi y Sumitomo están desarrollando importantes proyectos en el sector minero local.

Una de las iniciativas más importantes desarrolladas por capitales japoneses en Chile es la mina Caserones, ubicada en la Región de Atacama e inaugurada oficialmente en 2014 con la presencia del primer ministro japonés, Shinzo Abe.

Asimismo, una entidad japonesa que ha colaborado fuertemente con la industria minera chilena ha sido Jogmec -símil de Corfo en Chile-, la cual ha trabajado con Codelco, Enami y Sernageomin en un esquema de cooperación técnica, además de colaborar con Cochilco en reuniones con empresas japonesas, con el fin de incentivar su llegada al país.

No por nada, en la década de los ’90, Jogmec descubrió el yacimiento Atacama Kozac, ubicado en la Tercera Región, en el distrito Punta de Cobre. Hoy el yacimiento es operado por la japonesa Nittetsu Mining Co. -dueña del 60%- y el grupo Errázuriz, propietario del 40%.

Aunque en la actualidad el cobre y otros recursos están atravesando por un momento complejo en términos económicos, las empresas japonesas se mantienen con deseos de invertir en Chile en otras industrias como las agrícolas y energías renovables, particularmente en energía solar.

La cooperación entre ambos países, en tanto, también se ha extendido a otros campos. Prueba de ello fue la apertura en Chile del Instituto Chileno-Japonés de Cultura, que nació con la intención de profundizar los vínculos en esta materia.

Mientras que en 1993 se instauró el Comité Siglo XXI para la Cuenca del Pacifico entre Japón y América Latina, Capitulo Chileno, constituido por miembros del ámbito económico, académico y de los medios de comunicación. ¿La idea? Convertirse en una instancia de intercambio de opiniones, con el fin de incrementar y desarrollar una relación más amplia entre ambas naciones que comprenda las áreas política, cultural y académica.

Pero si hay un sello que caracteriza a ambos países son los tsunamis y terremotos, fenómenos naturales que forman parte de la historia de Chile y Japón. Es por ello que ambos países han unido sus esfuerzos, con el fin de investigar medidas de mitigación ante este tipo de desastres.

Así lo ha expresado públicamente la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), organismo para el cual resulta fundamental desarrollar iniciativas que contribuyan a enriquecer el sistema de alerta temprana, actualizar las normas sísmicas de puentes y desarrollar fichas de inspección rápida de edificaciones.

Además se busca mejorar la gestión de reducción de desastres por tsunami, y avanzar en el desarrollo de un manual de salud mental en emergencias y desastres, entre otros temas.

Uno de estos programas se denomina Satreps Tsunami “Mejoramiento tecnológico para el desarrollo de una comunidad con resiliencia a los tsunamis”, que se comenzó a desarrollar en 2012.

A grandes rasgos, se trata de un proyecto que ha logrado realizar investigación conjunta, entre centros/universidades japonesas y chilenas, sobre cinco objetivos: modelo de simulación matemático para el desarrollo y mejoramiento sobre la estimación de daños por tsunami, medidas de mitigación y estimación del desastre por tsunamis, mejora en el sistema de alerta temprana de tsunami, programa para preparar a la comunidad y plan de continuidad de negocio en puertos.

Con estas iniciativas por delante, tanto Japón como Chile esperan fortalecer su alianza de cooperación a través de varios proyectos e ideas en los ámbitos más diversos. Una apuesta donde el sector minero seguirá cobrando protagonismo a la hora de potenciar las inversiones.

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