Japón se diversifica

19 abril, 2023
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El gobierno japonés incluyó las tierras raras en su Estrategia de Seguridad Nacional, publicada a principios de 2023. Hoy busca nuevos nichos de mercado para potenciar esta industria.

Por Paula Chapple
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Japón es la tercera economía del mundo, líder y referente en Asia, el tercer socio comercial de Chile y el país asiático con mayor inversión en nuestro país por más de 60 años.

A pesar de la falta de minas a gran escala, Japón no depende completamente de las exportaciones extranjeras para satisfacer sus necesidades minerales. Desde sus vastas reservas de yodo hasta un próspero sector de fundición, la minería japonesa es una de las industrias más singulares del mundo.

En ese camino el país asiático está trabajando para diversificar sus fuentes de suministro de tierras raras, ya que sus importaciones han aumentado en los últimos años en consonancia con la creciente producción de vehículos eléctricos, turbinas eólicas y otros productos que utilizan imanes permanentes.

Japón reconoce desde hace tiempo la importancia de una cadena de suministro diversificada de tierras raras, después de que China restringiera las exportaciones de estos metales al país en 2010. En aquel momento, Japón firmó un acuerdo con Vietnam para explotar los grandes yacimientos del país, pero más de una década después la producción nacional vietnamita sigue siendo limitada.

Estrategia nacional

El país asiático es el mayor consumidor de tierras raras como el disprosio fuera de China, es el segundo productor mundial de imanes permanentes, con una cuota de mercado inferior al 9%. China domina la producción de imanes, así como el suministro mundial de metales y óxidos de tierras raras.

En ese contexto, el costo de las importaciones de tierras raras de Japón se disparó en 2022, al subir los precios de los metales chinos.

El gobierno japonés incluyó las tierras raras en su Estrategia de Seguridad Nacional publicada recientemente, afirmando que: “Con respecto a la resiliencia de la cadena de suministro, Japón frenará la excesiva dependencia de países específicos, llevará adelante bases de desarrollo y fabricación de semiconductores de próxima generación, asegurará el suministro estable de bienes críticos, incluidas las tierras raras, y promoverá el refuerzo de capital de las empresas privadas con bienes y tecnologías críticos, y fortalecerá la función de la financiación basada en políticas, en la búsqueda de proteger y nutrir los bienes críticos”.

En octubre, el gobierno firmó un acuerdo sobre minerales críticos con Australia, en virtud del cual este país suministrará a Japón tierras raras y otros materiales para la fabricación de tecnologías de bajas emisiones, como baterías, turbinas eólicas y paneles solares.

A finales de noviembre, la Organización Japonesa para los Metales y la Seguridad Energética (Jogmec) declaró haber recibido el interés de múltiples empresas japonesas en su concurso público para hacerse con el control de su participación en una empresa conjunta con Namibia Critical Metals. La empresa conjunta está desarrollando el proyecto Lofdal de tierras raras pesadas de disprosio-terbio en Namibia. El cierre de la licitación está previsto para el 13 de marzo de 2023.

Nuevos nichos

Las empresas japonesas también están trabajando para modificar el equilibrio entre la oferta y la demanda interna del país.

La japonesa Proterial (antes Hitachi Metals), declaró a principios de diciembre que desarrolló motores con imanes de ferrita para vehículos eléctricos que pueden alcanzar el mismo nivel de producción que los motores que utilizan imanes de tierras raras que contienen neodimio, disprosio y terbio.

En noviembre pasado, el gobierno japonés asignó 6.000 millones de yenes en su segundo presupuesto suplementario para el ejercicio 2022 a la creación de un método de extracción de tierras raras del lecho marino. El proyecto, dirigido por la oficina del gabinete, espera comenzar los trabajos de desarrollo en el próximo ejercicio. La tecnología se probó con éxito frente a las costas de la prefectura de Ibaraki, en el este de Japón, a principios de 2023.

El gobierno pretende llevar a cabo extracciones exploratorias en un plazo de cinco años, con planes para establecer métodos eficientes de extracción y producción que permitan a las empresas privadas entrar en el sector a partir del ejercicio 2028.

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