“He consumado mi pasión minera en la docencia”

13 julio, 2012
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13-07-2012 Nueva Minería & Energía
Jaime Chacón
“He consumado mi pasión minera en la docencia”
Con más de 40 años de experiencia en la industria minera, el académico se ha desempeñado como ingeniero de Asesoría Técnica de la Enami y como ingeniero de proyectos, jefe de estudios y Superintendente de Planificación y Estudios en la División El Teniente de Codelco

De carácter afable y a la vez exigente, Jaime Chacón estudió su enseñanza básica en un colegio particular de Talca y la enseñanza media o Humanidades, como se llamaba en ese tiempo, la cursó en 6 años.

“Los tres primeros años en el Liceo Fiscal de Talca obtuve buenas notas y era el primero del curso, mientras que los últimos tres años los cursé en el Internado Nacional Barros Arana INBA en Santiago. Como este Liceo era más exigente, mis notas bajaron y me mantenía en el promedio del curso”, cuenta Chacón.

El académico comenta que durante el primer año en el Internado no lo pasó muy bien, ya que era el menor del curso con doce años de edad y extrañaba su hogar. Luego, sus padres se trasladaron a Santiago y el escenario cambió.

Su padre provenía de una familia de pequeños agricultores de la zona de Constitución, que se trasladó a Talca. Estudió en un Instituto Comercial y se especializó en Contabilidad.

En tanto, su madre era hija de emigrantes españoles que se radicaron en Talca y comenzaron a trabajar en una pequeña fábrica de cecinas que más tarde se transformó en una importante industria de alimentos, Productos Fernández PF.

Chacón era el segundo de cuatro hermanos hombres más otros tantos primos. Su infancia y adolescencia, recuerda, transcurrió entre el colegio, algunos juegos como el trompo y los volantines, los partidos de fútbol en el barrio y las largas vacaciones durante dos meses en Constitución.

Su paso a la educación superior no fue fácil. Desde el Liceo el académico siempre se inclinó por estudiar ingeniería, vocación que pudo concretar al ingresar a la Escuela de Injeniería de la Universidad de Chile, “con jota como está escrito en el frontis del edificio de Beauchef”, aclara Chacón, en 1955 con 16 años recién cumplidos.
“El primer año me fue pésimo, pero la sub-directora en ese tiempo, Eliana Benito, me reconfortó con su opinión diciendo que sólo era falta de madurez. Sin embargo, la evaluación que hago de esta etapa es muy positiva respecto a la formación que nos dio la Escuela en el plan común, ciencias básicas y ciencias de la ingeniería, pero no tanto en lo que se refiere en mi caso a las asignaturas de la especialidad de minas en la época que estudié”, dice Chacón.

Durante los primeros dos a tres años del plan común, tenía clara su preferencia por las ingenierías duras relacionadas con obras de infraestructuras tales como hidráulicas, transportes, energía y también mineras, donde según su punto de vista es necesario proyectar, construir e interactuar con la naturaleza.

“La decisión final fue por descarte. Analizando el tema con cuatro amigos que también estaban indecisos, dejamos fuera las especialidades eléctrica y estructural, que en ese tiempo tenían fama de ser difíciles. La especialidad industrial no se decidía todavía entre el énfasis en los procesos o en la gestión. Por último, le solicitamos una entrevista a Enrique D’Etigny, recién nombrado director de la Escuela, el cual nos dio una visión muy motivante acerca del futuro de la minería en Chile”, comenta Chacón.
El área minera en la que se ha especializado Chacón y le genera mayor atracción es la explotación de minas subterráneas; específicamente el diseño minero y la planificación de la explotación por métodos de hundimiento y, en términos académicos, la perforación y tronadura.

Hitos laborales

Su primer trabajo fue en el Departamento de Ingeniería de Minas de la Universidad de Chile recientemente creado, donde permaneció ahí aproximadamente cuatro años desde 1962 hasta 1966 como académico de jornada completa e investigador y profesor auxiliar de los académicos franceses Jean Chevallier y Jacques Damay. También participó en trabajos incipientes de investigación en temas de explosivos y mecánica de rocas.

“Esta primera experiencia laboral me fue muy útil, porque aprendí de tecnología minera realmente con los profesores mencionados”, sostiene Chacón.

Luego, trabajó en la Empresa Nacional de Minería, Enami, desde el año 1967 hasta 1971, donde prestó apoyo y asesoría técnica a faenas de la pequeña y mediana minería. Uno de los logros fue la introducción del nuevo explosivo Anfo en este tipo de faenas.

Posteriormente, coincidiendo con la nacionalización del cobre se incorporó a la Sociedad Minera El Teniente en 1971, que después pasó a llamarse Codelco Chile División El Teniente, donde permaneció hasta 1981.

“Lo más desafiante fue la participación en la toma de control y manejo de la mina subterránea más grande del mundo. La iniciativa o trabajo más importante fue la investigación, desarrollo y diseño del nuevo método de explotación mecanizado para la zona más profunda (roca dura) de la mina El Teniente”, señala el académico.

Asimismo, fue ingeniero de Proyectos en empresas de ingeniería como Mindes, Cade-Idepe, entre otras y fue socio fundador de la empresa Geoingeniería Ltda.

Hasta el año 2010 fue académico de jornada parcial en el Departamento de Ingeniería de Minas de la Universidad de Chile. “Nunca dejé de hacer clases, es decir, casi 50 años sin interrupciones. Lo más gratificante de esta actividad ha sido la amistad y el cariño con que me recuerdan y acogen los cientos de mis ex alumnos cuando me encuentro con ellos”, afirma Chacón.

¿Cómo ve el futuro de la minería en Chile el académico Jaime Chacón? “Específicamente, en Chile el escenario minero se ve muy promisorio por las enormes inversiones y la cantidad de emprendimientos anunciados a mediano y largo plazo. Sin embargo, junto con ello, visualizo preocupantes desafíos técnicos y económicos para el desarrollo de estos proyectos, tales como la mayor profundidad de las explotaciones, ambientes geotécnicos muy agresivos, mayor dureza de los macizos rocosos, escasez de recursos de agua y energía y, tal vez lo más importante, son los problemas ambientales. Tengo confianza que nuestras futuras generaciones de ingenieros podrán resolver estos desafíos”, concluye.

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