Energía solar: una oportunidad para reducir la pobreza energética

10 mayo, 2021
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Por Catalina Amigo, coordinadora Ejecutiva RedPE, en colaboración con Javier Piedra, director ejecutivo Fundación Energía para Todos.

En Chile, 50.113 hogares no disponen de energía eléctrica, más del 30% de los hogares gastan excesivamente en energía y sobre el 66% de los hogares presentan problemas de eficiencia energética en sus viviendas. Estas situaciones son distintas caras de cómo se expresa la pobreza energética en nuestro país. Un hogar se encuentra en situación de pobreza energética cuando no tiene acceso equitativo a servicios energéticos de alta calidad, que le permitan cubrir sus necesidades de electricidad, calefacción, agua caliente sanitaria, entre otras, y así, sostener el desarrollo humano y económico de sus miembros. 

La energía solar resulta una importante oportunidad para superar la pobreza energética. Por una parte, permite enfrentar brechas de acceso a energía: los sistemas fotovoltaicos y termosolares son una solución relativamente simple y con costos cada vez más bajos, que permiten a largo plazo reducir el gasto en energía de los hogares. De esta forma, la energía solar tiene el potencial de enfrentar las tres dimensiones de la pobreza energética: acceso, equidad y calidad. 

Avanzar en la transición energética y enfrentar los desafíos del cambio climático, pasa por mejorar el acceso a las ERNC y satisfacer las necesidades energéticas de los hogares. Sin embargo, la alta desigualdad existente en nuestro país genera que no todos los hogares cuenten con las mismas condiciones para hacer este importante cambio. 

A nivel domiciliario, en Chile se ha avanzado con la ley 21.118. Desde el año 2018 se ha observado un crecimiento en la capacidad instalada, pasando de instalar 9,6 MW en 2018 a 31,5 MW en 2020. Además, en promedio, los sistemas más utilizados a nivel domiciliario (entre 1 y 5 kW) han reducido sus costos de 2,141 (USD/kWp) a 1,639 (USD/kWp) en 2020. Es decir, la capacidad instalada sigue aumentando, al tiempo que los precios de las tecnologías bajan, abriendo más oportunidades para su uso. 

Pese a esto, el costo de inversión inicial sigue siendo sumamente elevado para hogares en situación de pobreza. Resulta fundamental diseñar modelos de financiamiento dirigidos a este sector, que permitan reducir la desigualdad y mejorar el acceso a energías de alta calidad, generando condiciones mínimas para el desarrollo. El “Programa de Inclusión Energética” desarrollado por EBP-EGEA-RedPE es pionero, mas queda aún un largo camino por recorrer.

Democratizar el acceso a la energía solar e incentivar la autogeneración de electricidad a nivel residencial, trae beneficios sustantivos para mejorar las condiciones de pobreza energética; pero para ello, debemos primero mejorar la aislación térmica de las viviendas, desarrollar mecanismos financieros para hogares en situación de pobreza y continuar impulsando programas de agregación de demanda, que permitan dinamizar el mercado y continuar reduciendo costos. Para eso, resulta fundamental la colaboración de todos los actores para avanzar en la transformación de nuestra matriz energética.

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