Energía Solar: presente y futuro

29 marzo, 2021
Columna de opinión - Miguel Pérez de Arce_foto

“Hoy existen programas de investigación financiados con fondos públicos para la investigación en el ámbito solar, entre los cuales destacan el aporte de Conicyt (Fondap) y Corfo, asignados a SERC Chile, y al consorcio “AtamoS-TEC”.

Por Miguel Pérez de Arce, consultor independiente en energía
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El desarrollo energético solar muestra un crecimiento sostenido en Chile. En el mes de enero de 2021, de acuerdo con las estadísticas publicadas por la CNE, la capacidad instalada neta de proyectos de energía solar fotovoltaica corresponde a 3.387 MW (fase de operación), a lo cual debiera sumarse en el corto y mediano plazo, una potencia de 229 MW (fase de prueba) y 3.599 MW (fase de construcción), respectivamente.

Diversos factores han incentivado a los agentes del mercado a invertir en tecnología solar. El primero corresponde a mecanismos de incentivo implementados a través de políticas públicas, entre las cuales cabe mencionar el sistema de precio estabilizado (Ley 19.940, Ley Corta I 2004), el sistema de cuota (Ley 20.257) y las licitaciones (Ley 20.698).

En este punto es importante destacar que estas políticas públicas consideran implícitamente el concepto de neutralidad tecnológica, es decir, no establecen una preferencia por un tipo de fuente energética per-se. Recordemos que existen otras fuentes energéticas reconocidas en nuestra legislación, además de la solar, tales como la eólica, geotermia, biomasa, entre otras.

Este último punto nos lleva a preguntarnos, ¿qué otro factor ha impulsado dicho desarrollo solar a la escala que estamos visualizando hoy en día? La respuesta la encontramos en un segundo factor económico: la sostenida reducción de costos asociada a una mayor eficiencia en la fabricación de celdas fotovoltaicas y sus componentes.

¿Es factible pensar en un desarrollo solar sostenido en el futuro? La respuesta es sí. Al respecto, se combinan varios factores que nos permiten avizorar un futuro solar para nuestro país.

Por una parte, disponemos del recurso en calidad (alta radiación) y cantidad (extensión territorial). A ello debemos sumar el hecho que la Política Energética plantea como objetivo que las energías renovables tengan una participación del 60% en el año 2035, y al menos, un 70% en 2050.

Complementario a esto hoy existen programas de investigación financiados con fondos públicos para la investigación en el ámbito solar, entre los cuales destacan el aporte de Conicyt (Fondap) y Corfo, asignados a SERC Chile (Aporte Público: 4 mil millones de pesos aprox.), y al consorcio “AtamoS-TEC” (Aporte Público: 8 mil millones de pesos aprox.), respectivamente.

No obstante que ambos programas son muy relevantes, desde la perspectiva del desarrollo industrial debemos estar atentos al resultado de “AtamoS-TEC”, dado que éste tiene la meta de alcanzar un costo nivelado solar de 25 USD/MWh al año 2025, lo cual nos posicionaría entre los líderes a nivel mundial.

Aún tenemos muchos desafíos que requieren de nuestra atención, como en los ámbitos técnico-territorial, social, capital humano, ambiental-económico.

En el ámbito técnico, uno de los grandes desafíos es disponer de capacidad de transmisión eléctrica para evacuar la energía a través del sistema eléctrico hacia los centros de consumo.

En tanto que otro de los retos es la variabilidad del recurso solar, tema que se espera resolver a través del desarrollo del mercado de Servicios Complementarios.

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