Proyecto Chuquicamata Subterránea: El buque insignia de Codelco

7 noviembre, 2016
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En abril pasada se abrió un túnel que permitirá el traslado de los trabajadores del proyecto. (Foto: Codelco)

En abril pasada se abrió un túnel que permitirá el traslado de los trabajadores del proyecto. (Foto: Codelco)

El emblemático proyecto estructural de la empresa estatal presenta, a la fecha, un avance físico de 35%. Durante el primer semestre se desarrollaron las obras de infraestructura necesarias para el inicio de la construcción masiva de la mina subterránea, que comenzó recientemente en septiembre con las obras de dos contratos de desarrollos mineros.

Daniela Tapia

Revista Nueva Minería y Energía
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Luego de un siglo de extracción, en 2018 la mina a tajo abierto más grande del mundo, Chuquicamata, cerrará sus faenas al aire libre para sumergirse bajo tierra y pasar a la fase subterránea.

Convertido en el buque insignia de la cartera de inversiones de Codelco, el proyecto Chuquicamata Subterránea comenzará su producción en 2019, aunque tardará unos seis años para alcanzar su producción de diseño.

Se estima que hacia el año 2025, la producción anual del nuevo yacimiento subterráneo podría estar en torno a las 320.000 toneladas de cobre fino y 15.000 ton de molibdeno. Cifras más que importantes, considerando que la producción del actual rajo ha descendido significativamente en la última década, y seguirá cayendo hasta 2018, con una producción estimada para ese año de 258.000 ton de cobre.

Actualmente, el proyecto presenta un avance físico de 35% gracias a una serie de obras que se han realizado en los últimos meses. Sin ir más lejos, durante el primer semestre de este año, Codelco desarrolló varias obras de infraestructura necesarias para el desarrollo del proyecto como el término del pique de extracción de aire y los túneles de inyección.

Y recién en septiembre pasado se inició la construcción a gran escala de la mina subterránea propiamente tal, con las obras de dos contratos de desarrollo mineros. Así, el proyecto ya lleva 54 kilómetros de desarrollos horizontales y verticales hasta la fecha, de un total de 181 km.

Dada su magnitud y complejidad, el proyecto no ha estado exento de desafíos, entre los que destacan tres. El primero tiene relación con la transición de una minería a rajo por otra subterránea con una producción en régimen de 140 ktpd. El segundo reto apunta al nivel de interferencias que actualmente existen con la operación de la mina actual y la construcción del proyecto, ya que el ingreso a la construcción subterránea se realiza desde el rajo.

Y el tercer desafío tiene relación con una variable técnica que la empresa tiene que manejar al momento de iniciar la producción de la mina subterránea con una disciplina operacional sin errores. Esto es, el control de la dilución de material estéril proveniente de la falla oeste del yacimiento Chuquicamata.

En tanto, en un ámbito más técnico relacionado con la ingeniería, destaca el siempre desafiante reto del control de polvo, dado que el mineral del yacimiento es seco.

Pero desde la empresa, reconocen que uno de los principales desafíos de hoy es optimizar la interacción del proyecto con la operación del rajo para el ingreso a las obras interior mina, y resguardar la seguridad.

“En cuanto a la gestión del proyecto, el principal desafío está en poder administrar empresas contratistas de renombre tanto de construcción como de ingeniería, con el foco de mejorar los estándares de seguridad y sustentabilidad, mejorar cada día las productividades y reducir los costos”, comenta Francisco Carrasco, gerente de Planificación Estratégica del proyecto Chuquicamata Subterránea, a Revista Nueva Minería y Energía.

Chuquicamata Subterránea se posiciona como uno de los pocos proyectos de Codelco que está avanzando en su construcción. (Foto: Codelco)

Chuquicamata Subterránea se posiciona como uno de los pocos proyectos de Codelco que está avanzando en su construcción. (Foto: Codelco)

Tecnología de punta

Bajo el imponente rajo de la centenaria mina también sorprende la variada gama de tecnologías que contempla la construcción de la nueva apuesta subterránea. Un aspecto que Codelco no dejó al azar.

Es por esto que la cuprífera estatal está utilizando tecnología de punta, como los jumbos semiautomáticos, que permiten tener mayor eficiencia en la perforación, así como en el uso de agua vía la perforación semi-húmeda y la operación mediante control remoto de shotcrete.

En la operación de la futura mina subterránea también se implementarán tecnologías como LHD semiautónomos operados desde superficie en el Centro Integrado de Operación y Gestión (CIOG), martillos telecomandados y ventilación bajo demanda, la que permite inyectar la cantidad de aire necesaria en las frentes de trabajo, permitiendo ahorros importantes en materia de energía.

Las fuentes de abastecimiento hídrico que se usarán tampoco escapan al plan estratégico del proyecto. En concreto, serán las mismas que utiliza actualmente la División Chuquicamata, partiendo de la base -según señala el gerente del proyecto- que la iniciativa no incrementa la cantidad de agua necesaria para el proceso productivo, esto en relación a la cantidad de agua utilizada actualmente en la explotación por rajo abierto.

En cuanto al suministro eléctrico, se está implementando una línea de transmisión que llevará la energía proveniente de la actual subtestación “Encuentro” -propiedad de Transelec- a una serie de subestaciones que suministran energía a la mina subterránea. La principal de éstas es la subestación Tchitack, que actualmente se encuentra en construcción.

Así, Chuquicamata Subterránea se posiciona como uno de los pocos proyectos de Codelco que está avanzando en su construcción, además de buscar opciones de ahorro y optimización. Un aspecto importante, considerando que la empresa estatal no atraviesa por sus mejores momentos y que gran parte de sus iniciativas están en revisión.

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