Desarrollo de la transmisión: base para el funcionamiento del mercado eléctrico

30 junio, 2014
Jose Manuel Contreras
Juan Manuel Contreras Sepúlveda, ex – secretario Ejecutivo de la CNE

Juan Manuel Contreras Sepúlveda, ex – secretario Ejecutivo de la CNE

Se hace necesario resolver de manera adecuada el uso, pago, desarrollo y acceso de las instalaciones de subtransmisión y adicionales, haciéndose cargo con el mayor grado de detalles que sea posible de las distintas situaciones esperadas, aportando claridad a propietarios, usuarios y muy principalmente a potenciales usuarios.

El adecuado funcionamiento del mercado eléctrico tiene múltiples dimensiones, todas las cuales deben ser enfrentadas en su conjunto, con una visión integral, para alcanzar un desarrollo eficiente del sector.

El mercado eléctrico tiene una particularidad que se debe tener siempre presente, y es que en todo momento -a diferencia de otros mercados- sólo se cuenta con la producción de las centrales ya conectadas a la red, donde los desequilibrios entre oferta y demanda sólo pueden ser resueltos con la instalación de nuevas centrales, las cuales toman tiempos extensos en su materialización.

Otra importante singularidad dada por la regulación chilena, es que este es un mercado de contratos, donde todos los clientes deben necesariamente tener suscrito un contrato con un generador, quien participa de los balances de inyecciones y retiros asociados a su consumo en el mercado spot. El concepto que subyace en esta lógica es que es el generador quien gestiona con su producción, a modo de cobertura, los riesgos propios del negocio, en tanto el cliente se obligaría a pagar precios base con condiciones de indexación. Es por ello que resulta fundamental la calidad del sistema de transmisión que une el punto donde se conecta la central con el punto donde se conecta el cliente.

Una transmisión subdimensionada distorsiona el normal funcionamiento del mercado eléctrico, incorporando un riesgo que el generador no controla, y entrega una ventaja competitiva a los grandes generadores que tienen centrales distribuidas en todo el sistema.

Esta mirada de la transmisión obliga a tener como objetivo para su desarrollo, tanto para la oportunidad de su construcción como para su dimensionamiento, permitir que todos los generadores puedan acceder a todos los clientes y que de la misma forma todos los clientes puedan acceder a todos los generadores. Esta condición requiere de instalaciones de transmisión con holguras relevantes, pues basta que exista una pequeña congestión entre dos barras del sistema para que técnicamente podamos transferir casi todo el flujo de energía, pero no se puedan igualar los precios por la necesidad de encender un pequeño motor en la zona deficitaria, aunque en promedio tengamos costos medios casi idénticos en ambos subsistemas.

No es lo mismo un sistema de transmisión constituido por líneas y equipos de transformación con holguras que permitan la trasferencia de energía y la conexión sin grandes problemas de nuevos generadores y consumidores, que un sistema donde las instalaciones se van desarrollando ajustadas, resolviendo los desajustes de corto plazo con medidas operacionales o de emergencia. Parece difícil imaginar esta situación, pero es la realidad que vive el Sistema Interconectado Central (SIC) en estos días, y persistirá hasta que no entren en servicio las nuevas obras que están en construcción.

Una transmisión desarrollada con criterio de largo plazo es hoy una visión ampliamente compartida. Sin embargo, llegar a este estado de cosas ha sido un camino largo y no fácil, por estar en contradicción con muchos de los paradigmas del pasado reciente e incluso con algunos aún vigentes; paradigmas que proponían resolver los problemas de suministro de un subsistema con una central base adicional y pequeños motores diésel de respaldo. Visión probablemente cierta desde el punto de vista de los costos de una parte, pero no desde el punto de vista de los precios para los consumidores.

En el sector eléctrico, para su desarrollo, planificación y operación, son tan importantes los productores como los consumidores. Un correcto enfoque debe tener en consideración no sólo los costos de producción, sino también y con la misma importancia debe resolver el tema de los precios, y esto para todas las situaciones que pueden esperarse en un sistema y no solamente para las condiciones promedio o esperadas. Es decir, también debe hacerse cargo de las circunstancias especiales que se dan en los sistemas eléctricos, en las cuales normalmente los actores no tienen responsabilidad, como pueden ser las sequías, fallas prolongadas de centrales, etc.

Es clara la importancia de los sistemas de transmisión principal como soportes del mercado eléctrico, como su fundamento, no sólo como una instalación que transporta energía desde una zona de producción a una zona de consumo. Pero tan importante como entender esta función de las instalaciones troncales, es necesario comprender la relevancia que tienen los sistemas secundarios, subtransmisión y adicionales, como otra parte esencial de este intrincado mercado eléctrico.

Desde hace una década, con el fomento del desarrollo de las centrales de tamaño mediano y de los pequeños medios de generación, estos sistemas secundarios se han convertido en una alternativa relevante para la conexión de estas centrales.

Recientemente, ha sido posible apreciar el tremendo interés por conectarse a una misma línea de varios proyectos de manera casi simultánea, provocando una revisión de las soluciones tradicionales de conexión.

Y dado que se espera que el interés por conectar este tipo de centrales vaya en aumento, se hace necesario resolver de manera adecuada el uso, pago, desarrollo y acceso de las instalaciones de subtransmisión y adicionales, haciéndose cargo con el mayor grado de detalles que sea posible de las distintas situaciones esperadas. Se deberá aportar claridad a propietarios, usuarios y muy principalmente a potenciales usuarios, quienes deben tener la máxima cantidad de elementos objetivos, tanto legales, regulatorios como administrativos para evaluar adecuadamente sus proyectos. Y más importante aún, tener certeza que los supuestos de evaluación serán posibles de implementar al momento de materializar los proyectos.

Por Juan Manuel Contreras Sepúlveda, ex – secretario Ejecutivo de la CNE

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