Cambio inédito en el mercado eléctrico regulado

20 marzo, 2017
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“Hoy están entrando en vigencia contratos para las distribuidoras celebrados hace varios años en épocas de altos costos y precios, con el negativo efecto para los consumidores regulados, salvo para aquellos debidamente asesorados que han decidido emigrar cuanto antes hacia contratos libres directos con empresas generadoras”.

Por Francisco Aguirre Leo,
Académico en Economía Energética y Director de Electroconsultores
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Hoy se presenta una situación inédita en el mercado eléctrico que produce fuertes efectos en las empresas distribuidoras de electricidad, cuyas tarifas para los consumidores regulados van al alza, paradójicamente en un mercado de producción con fuertes bajas.

Este fenómeno hace que los consumidores que califican para ello estén hoy emigrando desde su calificación regulada hacia la condición de consumidor libre, capeando así el alza regulada al menos por los próximos 4 años, movimiento reverso al que hicieron los últimos 10 años, intentando protegerse al alero regulado.

Recordemos que las empresas distribuidoras siempre han sido intermediarios tarifarios, comprando y vendiendo a precios regulados con una renta intermedia pagada por sus clientes de esta calificación. Sin embargo, esto no aplica necesariamente a sus clientes mayores a 500 KW, que tienen una opción de la ley para contratar libremente a un proveedor generador de los muchos que hay, pagando a la distribuidora por el uso de su red un peaje regulado de distribución que compensa el servicio, pero obteniendo un precio directo de parte de los productores, hoy mucho más ventajoso.

El fenómeno deriva de un cambio de ley en 2005, que hizo que las tarifas reguladas dependan desde 2010 de procesos de licitación diseñados para satisfacer políticas de largo plazo.

En cambio las normativas originales de fines del siglo pasado adaptaban las tarifas reguladas a las condiciones de costo en el mediano plazo. En efecto, hoy las licitaciones reguladas y sus precios son válidos por 15 y más años financiando proyectos tecnológicos de diversos oferentes, convencionales y no convencionales que concurren a los procesos regulados de licitación.

En el pasado, los oferentes competían conforme a su propia percepción del mercado futuro y aceptaban el riesgo de cambios tecnológicos y consecuentes costos marginales de operación cada 6 meses, situación que dinámicamente se traspasaba al consumidor regulado final. En cambio hoy, los precios recogen las apuestas a precios licitados con 5 años de anticipación, traspasando al consumidor final regulado los precios de los contratos por el largo plazo comprometido en dichos procesos de licitación.

Lo anterior justifica que hoy están entrando en vigencia contratos para las distribuidoras celebrados hace varios años en épocas de altos costos y precios, con el negativo efecto para los consumidores regulados, salvo para aquellos debidamente asesorados que han decidido emigrar cuanto antes hacia contratos libres directos con empresas generadoras.

Las consecuencias son un fuerte ahorro para consumidores de tamaño intermedio que hasta ahora se sentían protegidos por los precios regulados. Obviamente no son las mejores noticias para los distribuidores, aunque para los productores de electricidad son también positivas al igual que para los consumidores atentos, ya que aumenta el segmento de mercado que antes era cautivo de las distribuidoras y que hoy han visto la luz brillar en un mercado eléctrico más competitivo.

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