Abordando la escasez hídrica para la minería del futuro

18 junio, 2017
Opinión - Andreina García_foto

“El agua de mar representará un 46% del agua requerida por la minería del cobre a nivel nacional en los próximos diez años. Lograrlo, dependerá de la ejecución de nuevas plantas desalinizadoras sujetas a factores operacionales, energía y permisos ambientales”.

Por Andreina García,
Investigadora del Advanced Mining Technology Center (AMTC), Universidad de Chile
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Las principales operaciones mineras en Chile se desarrollan en zonas con limitaciones de recurso hídrico, siendo el uso del agua de mar una alternativa para enfrentar tal necesidad. A razón de esto, la implementación de plantas de desalinización de agua para la minería ha tomado fuerza en los últimos años.

De acuerdo a información pública sobre proyección de consumo de agua en la minería del cobre 2016-2027 (Cochilco 2016, Registro N° 272965), se pronostica incrementos en su demanda, con un consumo esperado a 2027 de 20,1 m3/s. Esto, consecuencia principalmente de cambios en la matriz de producción hacia minerales de sulfuros, procesados mediante flotación con significativo requerimiento de agua.

Se espera también que para 2027 el consumo de agua de origen continental descienda en 17% respecto a 2016, lo que llevaría a que el consumo de agua de mar crezca hasta en un 46% del agua requerida por la minería a nivel nacional.

Estas cifras se basan en la evolución de las principales mineras del país, a través de la construcción de sus plantas de desalinización o por el uso directo de agua de mar en sus operaciones.

Respecto al uso directo, es limitado por el sobre costo que significa en particular el transporte del agua, en términos de inversión y energía, así como la dificultad de adecuar instalaciones y procesos.

Actualmente, en el norte de Chile hay once plantas de desalinización en operación, cinco en ejecución y siete nuevos proyectos. Cochilco proyecta que estarán concentradas en la Región de Antofagasta (73%), Atacama (13%), Tarapacá (8%) y Coquimbo (6%), estimando que para Antofagasta el agua de mar represente más del 80% del consumo de agua para la minería del cobre en 2027.

Lograr estas proyecciones dependerá en gran medida de la ejecución de estos proyectos y sus expansiones, sujeta a factores como cumplimiento de plazos; cambios operacionales, y la disponibilidad y el costo de la energía.

Adicionalmente, estará sujeta al otorgamiento de permisos ambientales y del marco regulatorio de este recurso. De allí que buenas prácticas de ejecución y operación son determinantes.

Por ende, seguirán siendo necesarias mejoras de procesos u optimización de consumo, además de nuevas fuentes de agua incluyendo el reciclaje y tecnologías para su tratamiento.

Finalmente, la minería del futuro debe enfrentar sus necesidades y soluciones respecto al recurso hídrico, en sinergia con diferentes sectores productivos o usuarios del agua.

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