Túneles y fortificación: Un trabajo de claros y oscuros

29 abril, 2019
minería trabajador

(Foto: Codelco)

Pese a que Chile tiene un desarrollo destacable en la materia, con experiencias de grandes faenas subterráneas en pleno desarrollo, los desafíos asociados a túneles y fortificación también evolucionan. En este contexto, al igual que en otras áreas de la minería, la automatización figura como la tecnología a potenciar.

Por Camila Morales

Revista Nueva Minería y Energía

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Dada las características de los yacimientos mineros en el país, desde hace años existen experiencias y conocimiento en torno al desarrollo de túneles y fortificación. El Teniente -la mayor mina de cobre subterránea del mundo–, Andina, El Salvador y Chuquicamata Subterránea son algunos ejemplos que reflejan la cercanía de la minería en Chile con el trabajo bajo tierra.

Es así como en algunas ocasiones el envejecimiento de los depósitos y la mayor profundidad de los minerales, provocan la migración de yacimientos de rajo abierto a la explotación subterránea, lo que impone una serie de problemáticas, pero también de oportunidades de mejora en materia de túneles y fortificación.

Al igual que en otras áreas de la minería, la incorporación de nuevas tecnologías -y todo lo que esto conlleva a nivel de capital humano, seguridad y relación con los proveedores-, es el gran reto para la extracción subterránea, más ahora que “nos encontramos en el momento oportuno para apostar en el desarrollo de esta área”, asegura Carlos Muñoz, gerente de Negocios Infraestructura de Sika.

Cambios en tiempos de mayor estabilidad

La desaceleración de las inversiones mineras de los últimos años parece estar quedando atrás. Las proyecciones apuntan a una mayor estabilidad de la industria, lo que permite estimar un aumento de capital, considerando la magnitud de los costos de las operaciones subterráneas.

En este escenario, abordar los desafíos en la materia resulta apropiado. Así lo considera Andrzej Zablocki, director del Comité de Túneles y Espacios Subterráneos (CTES) en Chile, al señalar que “la oportunidad hoy es justamente mejorar el desarrollo de esta área mediante innovaciones” como por ejemplo, “la eficiencia de disparo, sobre y sub excavación, tiempo de fortificación y costos de ventilación”.

Respecto a la fortificación, Henry Martínez, director técnico de Desarrollo e Innovación de DSI, afirma que pese a que “se debe buscar un equilibrio con los costos asociados”, el momento que atraviesa la minería es oportuno para “apostar a mejorar los estándares de fortificación mediante la automatización, ya que siempre irá en beneficio de la seguridad”.

En este sentido, Carlos Muñoz explica que automatizar algunos procesos, como por ejemplo, el desarrollo de túneles o bien en el proceso de anclajes en roca, “permitiría crecer en términos de productividad”, más aún al considerar que “en los próximos 10 años habremos construido del orden de 1.000 kilómetros de túneles, producto de la geografía de los principales yacimientos”.

Los principales retos

Las proyecciones apuntan al crecimiento de túneles y fortificación en minería. Es por ello que pese a que Chile presenta un desarrollo avanzado en comparación a otros países mineros del continente, los desafíos suman y siguen.

Por ejemplo, Andrzej Zablocki explica que en Chile los túneles de acceso, transporte o ventilación son desarrollados por empresas contratistas internacionales especializadas en túneles de mayor tamaño, mientras que los contratistas locales están concentrados en las obras de preparación minera de menores secciones, usando equipos convencionales.

Esta realidad, a su juicio, debe cambiar. “El desafío es la implementación de los equipos computarizados de perforación y explosivos de emulsión. Para esto sería recomendable la cooperación entre el contratista junto con la expertise de los proveedores de los equipos e insumos, especialmente en el caso de gran minería, y vencer el conservadurismo en el caso de mediana minería”, agrega Zablocki.

Por su parte, el gerente de Negocios Infraestructura de Sika, precisa que los desafíos en el mediano largo plazo pasan por tres ejes. “El primero tiene que ver con la seguridad, donde está aumentando la demanda por integrar tecnologías en esa línea, por ejemplo, sistemas de inyección para consolidar roca o bien fibras capaces de absorber la presión del macizo rocoso, y sobre todo maquinaria robotizada que disminuya la presencia de personal”.

El segundo reto que identifica Carlos Muñoz tiene que ver con la reducción del impacto ambiental que genera una operación subterránea, por ejemplo, con la acumulación del material estéril. “Este podría eventualmente recuperarse como árido y volver a reintegrarse como agregado al hormigón”, propone.

Por último, el ejecutivo de Sika recalca el factor económico, “que es determinante en las decisiones de un proyecto”.

Pese a los desafíos, la experiencia en Chile respecto al desarrollo de túneles y fortificación es relevante. En la foto, labores en El Teniente, la mayor mina de cobre subterránea del mundo. (Foto: Codelco)

Otro aspecto a considerar en el ámbito específico de la fortificación es compatibilizar los equipos disponibles para estas tareas -que en muchos casos ya han sido previamente adquiridos para desarrollar un proyecto o una ampliación en una mina subterránea- con las reales necesidades de soporte de las excavaciones que se realizarán.

El ejecutivo de DSI señala que “esto condiciona, limita y hace poco eficientes las etapas de fortificación”. Es por ello que, en su opinión, “una mirada más operacional al momento de diseñar o estimar la fortificación en las fases de estudio e ingeniería básica, evitaría encontrarse con las reiteradas dificultades que se observa en muchos casos”.

¿Qué viene?

Tomando en cuenta que la evolución de la tecnología hoy es mucho más rápida gracias a la digitalización, innovaciones como la implementación de equipos ‘cero emisiones’ con baterías en vez de motores diésel, “van a revolucionar el carguío y transporte” en el área, según explica Andrzej Zablocki.

En tanto, el representante de Sika estima que en el mediano-largo plazo habrá “una cuota importante de reutilización del material proveniente de las excavaciones, a través de reciclaje, a modo de brindar sustentabilidad a los proyectos de minería, energía y obras civiles subterráneas”.

Por su parte, Henry Martínez afirma que resultaría interesante ver cómo se desarrollan “las alternativas para mejorar la calidad de un terreno previo a excavarlo, esto a través de resinas liquidas inyectables, que permiten minimizar las inestabilidades propias al efectuar un minado o excavación”.

De esta manera, las nuevas tecnologías continuarán modificando el trabajo subterráneo. Con retos propios al desarrollo del área, las operaciones en túneles y fortificación se preparan para cambios que apunten, principalmente, a la seguridad, la sustentabilidad y la productividad.

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