Tras el “lunes negro”, Glencore afianza su recuperación, pero las dudas persisten

2 octubre, 2015
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Uno de los puntos sensibles de la compañía sería su deuda neta de US$30.000 millones.

Tres días después del “lunes negro” que sufrió Glencore, cuando sus acciones perdieron cerca de un tercio de su valor, la compañía de producción y comercio de materias primas y minería siguió consolidando hoy su recuperación, pero sin conseguir disipar las dudas sobre su sostenibilidad financiera.

El repunte de Glencore -con sede en el cantón suizo de Zoug, pero que cotiza en la Bolsa de Londres y de manera complementaria en Hong Kong y Johannesburgo- en términos bursátiles indica que los inversores han recobrado confianza, aunque sea parcialmente y con condiciones.

La acción del gigante en el negocio del comercio de materias primas recuperó un 16,9% el martes y un 14,08% el miércoles, mientras que hoy su evolución era errática, con un movimiento ascendente por la mañana y descendente por la tarde.

A salvo de las peores previsiones que hacían algunos analistas en medio de la crisis del lunes, la compañía deberá dirigir sus esfuerzos a preservar la confianza que los inversores parecen no haberle retirado completamente.

La debacle del lunes fue una alerta muy clara de que el mercado necesita estar seguro de que las garantías que Glencore da reposan en cimientos sólidos.

Directivos de la compañía han mantenido en los dos últimos días reuniones con inversores institucionales y otros en Londres para tranquilizarles con respecto a la solidez de su liquidez y de sus finanzas en general.

La firma, que en 2013 protagonizó una gigantesca fusión con la minera suiza Xstrat -por la que pagó US$29.000 millones- ha perdido más del 65% de su valor bursátil en lo que va de este año y actualmente se le atribuye un valor de mercado de unos US$17.000 millones.

Glencore ha llegado a este punto de inflexión tras un periodo que ha sacado a relucir sus puntos vulnerables, entre los cuales el más preocupante es su deuda neta de US$30.000 millones.

Glencore, que es el mayor productor y negociante mundial de más de noventa materias primas, salió a Bolsa hace sólo cuatro años, con una euforia que se reflejó en una cotización inicial de 530 peniques (o 5,3 libras esterlinas), pero que hoy está alrededor de los 90 peniques (unos 1,20 euros).

Esa salida al mercado bursátil coincidió con el periodo de auge del precio de las materias primas, en el que las compañías del sector contrajeron importantes deudas para poder realizar sus inversiones y satisfacer el apetito de los mercados emergentes, principalmente de China.

No se preveía entonces que los precios materias primas, en particular de minerales y petróleo, bajarían de forma constante, sin que por ahora existan señales de que esta situación se revertirá en el corto plazo.

Los precios de metales esenciales para la cartera minera de Glencore, como el cobre, aluminio y níquel, han bajado un 25% con respecto a un año atrás.

La ralentización de la economía en América Latina, donde la compañía tiene operaciones relacionadas con la extracción de carbón en Colombia, proyectos cupíferos en Chile, Argentina y Perú, y de zinc en los dos últimos más Bolivia; refleja bien esa situación.

Glencore es un actor fundamental en la minería de la región, donde sus actividades generan trabajo para 29.000 personas.

Como consecuencia, la compañía no puede contar con una recuperación del sector -ni puede darse el lujo de esperar a que esto ocurra- para tranquilizar a sus inversores, y deberá ser muy proactiva para que no se rebaje más su calificación de riesgo.

Algunos agentes financieros han pasado a dar precios indicativos que ponen a Glencore a la par de empresas consideradas en riesgo de insolvencia.

“Seguimos centrados en funcionar de forma eficiente, con operaciones seguras y de bajo costo, y confiamos en los fundamentos de mediano y largo plazo de las materias primas que producimos y en que el mercado se mantenga fuerte en el futuro”, ha sido la respuesta de la dirección de Glencore.

La medidas más inmediatas que la compañía ha anunciado que tomarán consisten en separarse de ciertos negocios en la agricultura, el recorte de dividendos y la reducción de sus inversiones.

Todo ello, unido a un aumento de capital por US$2.500 millones, con vistas a reducir su deuda a US$20.000 millones, lo que de todos modos aún representaría un fardo demasiado pesado y difícil de sostener.

Fuente: El Mercurio

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