Transición energética: Se nos acaba el tiempo

11 julio, 2022
Columna de opinión - Rodrigo Castillo_foto

“Nuestro país por años fue pionero en regulación de mercados en la región y el mundo. Hoy es el momento de volver a serlo a través de un acuerdo para la transición energética, con institucionalidad y regulación que dé estabilidad y certezas”.

Por Rodrigo Castillo, director Magíster en Regulación Económica UAI
Socio – Táctica Abogados Consultores
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El desarrollo tecnológico de los mercados asociados a la industria de la energía, en Chile y en el mundo, ha sido vertiginoso en los últimos años. En especial, el avance y la masificación de fuentes de generación renovables, en su momento, como respuesta a los desafíos del cambio climático, pero hoy también por su mejor convivencia con los entornos y comunidades, lo que ha significado un cambio total del escenario de los mercados energéticos con enormes ventajas y nuevos desafíos, que hasta hace no mucho tiempo, eran desconocidos.

Esta realidad, que nos está haciendo transitar desde sistemas de producción de energía eléctrica basados fundamentalmente en la quema de combustibles fósiles, hacia un nuevo mundo descarbonizado y cien por ciento renovable, supone desafíos enormes que en su conjunto han sido denominados “los desafíos de la transición energética”.

Es innegable que la actual regulación e institucionalidad del sector, creada y desarrollada para otras épocas y circunstancias, no está en condiciones de hacerse cargo de estos desafíos nuevos, siendo hoy, no sólo insuficiente para posibilitar esta transición energética, sino crecientemente una barrera más para su éxito.

Chile ha comprometido metas concretas de descarbonización exigentes, y si miramos el conjunto de proyectos de generación que se están proyectando o construyendo hoy, vemos que la totalidad de ellos son renovables, de diversos tipos. Si luego miramos el desarrollo de las demás tecnologías, podemos confirmar que este primer fenómeno viene acompañado de otros. Mayor electrificación del transporte, la climatización y los procesos productivos; la bidireccionalidad de los procesos generación – consumo en redes distribuidas; el almacenamiento; la gestión de la demanda y tantos otros que vendrán.

Chile está al debe en muchas de estas materias. Lo intuíamos hace 10 años, lo sabíamos a ciencia cierta hace más de 5. Hoy estamos derechamente atrasados.

Las reformas y revisiones a los criterios de despacho del coordinador eléctrico y su propia gobernanza, los criterios y velocidad de la planificación de la transmisión, la incorporación del almacenamiento, la ya casi olvidada pero imprescindible reforma a la distribución eléctrica (que permita además liberalizar la comercialización) y la incorporación de inteligencia en las redes, ya no pueden esperar más.

Nuestro país por años fue pionero en regulación de mercados en la región y el mundo. Hoy es el momento de volver a serlo a través de un acuerdo para la transición energética, con institucionalidad y regulación que dé estabilidad y certezas, que incorpore a todos los actores del sistema, incluidos los clientes finales, y que sea una verdadera oportunidad de desarrollo sostenible para Chile.

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