Proyecto Concentradora El Abra: Retomando el levantamiento de las líneas base

3 agosto, 2021
Proyecto Concentradora El Abra

Tras la prolongación de la emergencia sanitaria en este segundo año, la minera poco a poco reinicia el desarrollo de las líneas base para el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) y la Participación Ciudadana Anticipada para el proyecto concentradora El Abra.

Por Daniela Tapia
Revista NME
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“Cerrar su operación”. Este sería el destino de Minera El Abra, hoy propiedad en 51% de la estadounidense Freeport-McMoRan y en 49% de la estatal Codelco, y que está ubicada a 76 kilómetros al noreste de Calama.

Pero para revertir este camino y poder continuar operando, la minera está evaluando la extensión de su vida útil más allá del 2029, lo que contemplaría el reemplazo del proceso productivo actual de lixiviación por el de concentración de sulfuros de cobre.

La idea, en este sentido, apunta a ampliar el yacimiento existente en explotación para exponer las reservas de minerales de sulfuros de cobre existentes. Esto se llevaría a cabo a través de la construcción de una Planta Concentradora, en la que se procesarán los sulfuros primarios de cobre, con un depósito de relaves espesados y las obras de infraestructura de suministro de agua de procesos, transmisión de energía eléctrica, telecomunicaciones, caminos y servicios.

Para la minera su concreción es trascendental. ¿La razón? La operación actual tiene una capacidad máxima de producción de 225 mil toneladas métricas de cátodos de cobre al año. Con este nuevo proyecto de planta concentradora, la minera podrá producir alrededor de 315 mil toneladas de Cu fino y 9 millones de libras de molibdeno anualmente.

“El proyecto permitirá ampliar la vida útil de la faena, al menos, hasta el año 2055 aproximadamente y aumentar la producción de cobre. Sin el desarrollo de esta iniciativa, Minera El Abra tendría que cesar sus funciones”, asegura la propia compañía.

A mediados de 2018 la firma completó la actualización de un estudio de prefactibilidad de ingeniería suspendido el año 2013. Ello permitió identificar oportunidades de mejora de algunas obras relevantes del proyecto que se están estudiando para demostrar su viabilidad técnica y económica.

Y aunque se lograron importantes avances durante el 2019, se decidió suspender los estudios técnicos, sociales y ambientales del proyecto a finales del primer trimestre de 2020 debido a condiciones económicas y de mercado, así como por restricciones surgidas de la pandemia por Covid-19.
Actualmente la compañía está trabajando en la elaboración del Estudio de Impacto Ambiental (EIA), lo que permitirá acreditar el cumplimiento de la normativa y presentar el EIA durante el 2022.

Además, se está desarrollando la Participación Ciudadana Anticipada (PACA), instancia de carácter voluntario donde Minera El Abra se está reuniendo de manera previa con las comunidades aledañas a la operación.

Instalaciones y sustentabilidad

Uno de los focos del proyecto es la innovación y la incorporación de una mirada sustentable. En este contexto, el agua requerida para el procesamiento de minerales en la planta concentradora será 100% agua de mar desalinizada, la cual se obtendrá mediante una planta desaladora que se ubicará al sur de Tocopilla.

Cabe mencionar también el menor consumo específico de energía en el proceso de conminución, por la incorporación de la tecnología de alta presión, y un menor consumo de energía eléctrica en bombeo de agua desde el mar por la implementación del proceso de relaves espesados y por la ubicación de la planta concentradora alrededor de 1.000 metros de menor altura geográfica que la mina.

En cuanto a la difusión temprana del proyecto, a fines del 2018 la minera comenzó un proceso PACA, a través de la participación de monitores comunitarios, visitas a terreno y reuniones de trabajo.

Y es que el futuro de El Abra requiere la extensión de la vida útil de Sulfolix para que pueda operar hasta 2035, de manera de hacer una transición entre la actual operación de El Abra y el Proyecto Concentradora.

“Las obras que se requieren realizar son la construcción de 12 nuevas celdas de lixiviación, que se dispondrán en una pila con máximo 80 metros de altura y se construirá al lado de la pila de la Fase I”, precisan en la firma.

¿De qué dependerá si continúa la iniciativa? De las posibilidades que se están barajando actualmente, entre ellas, la viabilidad técnica y económica, de las condiciones de mercado del cobre, la capacidad financiera de la empresa y los aspectos sociales y ambientales.

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