Revista Nueva Minería

11-04-2012 La Tercera – Noticias
El mandatario se juega parte de su capital político con el operativo en Ica y el secuestro de trabajadores por parte de Sendero Luminoso

Con el reciente traslado de su hermano Antauro a una cárcel de alta seguridad, Ollanta Humala logró aplacar el huracán de críticas por los supuestos privilegios del detenido, que le estaban significando un fuerte descenso en su apoyo popular, que en abril se situó en 46%, nueve puntos menos respecto de marzo. Sin embargo, de manera inesperada, al presidente peruano le han salido ahora dos duras pruebas.

El caso de los nueve mineros atrapados en una mina ilegal cerca de Ica ha dejado en evidencia la precariedad de muchos trabajadores que prometió erradicar en su campaña, por lo que se juega parte importante de su capital político en el rescate.

Además, el secuestro de decenas de empleados de la empresa sueca Skanska por parte de Sendero Luminoso, en una zona gasífera, ha generado alto impacto en el país, especialmente porque la semana pasada el mandatario anunció la “derrota absoluta” del grupo rebelde.

Por ello, para dar una señal de eficiencia y liderazgo, el mandatario llegó anoche a la mina para supervisar las labores de rescate, el cual parecía inminente al cierre de esta edición.

Brigadistas y una serie de expertos intentaban anoche, por sexto día consecutivo, sacar a los mineros “sepultados” en un yacimiento de cobre y oro conocido como “Cabeza de Negro”, que fue cerrado en los 80 por la acción de Sendero Luminoso.

En Perú, el rescate ha sido comparado con el caso de los 33 mineros chilenos que salieron ilesos de la mina San José, tras 70 días de encierro, en octubre de 2010.

“Hemos podido hablar con los mineros, su ánimo es optimista”, dijo anoche Humala, explicando que el rescate había demorado porque “hay algunos contratiempos todavía, tienen que hacer un trabajo seguro para que no haya víctimas. Los mismos ingenieros señalan que debemos esperar unas cuantas horas porque tiene que hacerse el trabajo seguro”.

Al mismo tiempo, criticó a los dueños de las mineras informales por exponer a sus trabajadores a este tipo de accidentes: “Los líderes de la minería informal están atrapados en la pobreza, porque los anteriores gobiernos no les han dado las facilidades para formalizarse. Esta situación debe revertirse”.

Anunció, además, que su gobierno sancionará drásticamente a los intermediarios ilegales que lucran con este negocio sin pagar ningún tipo de impuesto.

Al mismo tiempo, la situación de los trabajadores secuestrados cerca de la planta de gas natural de Camisea mantenía en vilo a los peruanos. El lunes se dijo que el grupo rebelde había secuestrado a 30 personas, pero que luego sólo retuvo a siete. Sin embargo, la alcaldesa de la provincia de La Convención, Fedia Castro, dijo ayer que los secuestrados son “40 personas de dos empresas”.

Según dijo a La Tercera Carlos Meléndez, analista político peruano, “el caso de los secuestrados de Camisea es importante para la popularidad de Humala por una sencilla razón: cuestiona severamente el triunfalismo de las últimas semanas sobre la lucha contra los remanentes de Sendero Luminoso”.

Por el rescate, Sendero exigió US$ 10 millones y material explosivo, pero hasta anoche, el gobierno guardaba silencio sobre este tema.