Perforación y sondaje: Esperando el quiebre tecnológico

18 octubre, 2023
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La perforación y sondaje se ha hecho cada vez más cara e ineficiente en los últimos años, dice Ernesto Arancibia, académico de la Universidad de Chile. Y el escenario no se ve muy auspicioso si no hay un cambio radical en los métodos y técnicas de perforación.

Por Joaquín Ruiz
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La clásica imagen de una picota, un martillo y un cincel aún permanece en el imaginario colectivo como sinónimo de minería. De hecho, no son pocas las instituciones mineras en todo el mundo que aún conservan esta simbólica imagen en sus respectivos logotipos o isotipos. Una representación gráfica del vínculo indisoluble entre minería y la perforación que siempre ha demandado la actividad.

Sin perforación no hay minería. Y si bien la clásica imagen del minero con picota ya no se condice con la actual realidad de la gran minería, la necesidad de perforar la tierra y el cerro se mantiene.

¿Pero cuánto ha cambiado realmente la perforación en el último siglo? A juicio del académico Ernesto Arancibia, poco, al menos conceptualmente.

“La perforación no ha evolucionado en relación con las exigencias que hoy tiene la minería, porque en general, seguimos usando las mismas técnicas. Hace 100 años, la perforación la hacía un minero con un martillo y un cincel. Hoy hacemos lo mismo, pero con una máquina. No hay algo distinto. Efectivamente tenemos materiales que se han integrado en los últimos años que nos permiten perforar mejor que antes, pero no hay un quiebre tecnológico importante que nos permita revolucionar la minería”, asegura Ernesto Arancibia, académico de la Universidad de Chile y de la Universidad Andrés Bello.

Lo anterior redunda en una perforación que se ha hecho cada vez más cara e ineficiente, dice Ernesto Arancibia, lo que termina afectando los costos de toda la operación minera.

Sondajes

El panorama tampoco es muy diferente en el área de sondajes, advierte el académico, ya que las técnicas de hoy no permiten llegar a profundidades mayores.

“Seguimos trabajando con yacimientos relativamente superficiales, de no más de dos mil metros, entonces el desafío es muy grande si queremos llegar a mayores profundidades. Si miramos la proyección de leyes de mineral para Chile, vemos que estas leyes son cada vez más bajas, lo que significa que tenemos que mover mucho más material para poder alcanzar el mismo rendimiento económico. Y si no podemos bajar los costos, ¿qué podemos hacer?”, se pregunta Ernesto Arancibia.

En todo caso, esta no es sólo una realidad de Chile, sino que de todo el mundo, aclara el académico. “Chile efectivamente está en la punta de la mayoría de las tecnologías. El problema no es ese. El problema es que a nivel mundial no hay un desarrollo mayor; seguimos haciendo lo mismo”, insiste el profesor Arancibia.

¿Es posible, entonces, esperar en los próximos años un quiebre tecnológico y alcanzar ese “desarrollo mayor” del que habla Ernesto Arancibia? En opinión del académico, sólo podríamos tener “una gran revolución en perforación y sondaje cuando empiecen a faltarnos las materias primas”.

“Ya estamos viendo que no vamos a ser capaces de producir todo el cobre que necesita el mundo. Entonces, ¿qué opciones hay? Una de esas opciones que se plantea es explotar el fondo del mar. Pero eso trae aparejado un problema ambiental mayor. Es decir, si los problemas ambientales en superficie ya son grandes, en el mar será peor. Por lo tanto, no estamos respondiendo a las exigencias que nos está planteando el mundo”, agrega Arancibia.

Elementos de desgaste

Mientras esperamos por ese quiebre tecnológico aún pendiente del que habla el profesor Arancibia, ¿qué desarrollo podríamos esperar en los próximos años para la perforación y sondaje?

De acuerdo con el académico, el desarrollo esperable podría estar relacionado a los elementos de desgaste, que son los que inciden más en los costos del proceso de perforación.

“El mayor costo son los elementos de desgaste, es decir, principalmente los aceros. Cuando los aceros están perforando el cerro, se desgastan, y eso naturalmente impacta en los costos. Entonces tenemos que buscar una tecnología que evite esos desgastes o que sea más resistente”, explica.

Aunque también podría esperarse otra forma de perforar, dice el académico. Es decir, “ya no necesariamente con una barra que va golpeando la roca. Hace algunos años se hablaba de hacer lo mismo que se hace hoy con barras de perforación, pero con agua a presión. O podrían existir otros métodos. Pero tenemos que salir de lo que hacemos normalmente, porque si no, no vamos a encontrar una solución distinta. Seguimos pensando en un fierro que golpea la roca. Para ciertas cosas funciona bien. Pero cuando nos exigen mayores velocidades de desarrollo, y menores costos, ya no (…) No he visto una visión distinta. Para ser franco, no he visto un cambio que sea radical, que sea un quiebre tecnológico importante, que nos obligue a repensar todo lo que hacemos. Los desafíos son tan grandes, que obliga a repensar todo lo que hacemos”, insiste Arancibia.

Desafíos

Entre los desafíos que deberá enfrentar la perforación, el académico menciona los costos, el rendimiento, la profundidad y la precisión, entre los más relevantes. Aunque cualquier desarrollo futuro también debe considerar a los explosivos, dada la estrecha relación que existe con la perforación.

“La perforación va asociada al uso de explosivos, por lo tanto, cualquier evolución de la perforación también necesitaría de la evolución de los explosivos porque tienen que ir juntos, no son elementos que pueden ir separados”, explica Arancibia.

Y en el caso de los sondajes, los grandes desafíos están asociados a la profundidad, ya que la minería necesitará encontrar minas más profundas, dice el académico. “No puede ser que sigamos explotando a dos mil metros de profundidad”, agrega, aunque advierte que la profundidad también tiene que ir de la mano de un desarrollo ambientalmente viable, lo que descartaría “explotar yacimientos bajo el mar que impliquen arrasar con el fondo marino”.

“Cuando tienes que arrasar el fondo marino para poder sacar los minerales, uno se pregunta, ¿no hemos aprendido nada en 100 años de minería? No puede ser. Yo no estoy de acuerdo. Y yo creo que gran parte del mundo tampoco lo estaría”, dice Arancibia, al reiterar la idea de una minería con un desarrollo menos invasivo.

“En algún momento participé de un grupo de innovación tecnológica y lo que planteábamos era una ‘minería invisible’, es decir hacer una explotación minera que no afectara la topografía de la superficie. En otras palabras, que nadie sepa que ‘estamos abajo’. ¿Cómo se hace eso? No lo sé, hasta ahora no se ha descubierto, pero es el sueño. Si queremos seguir haciendo minería en el futuro tiene que ser (un tipo de minería) que la gente no se entere que hay ‘algo abajo’. Bueno, para hacer eso, se necesita mucha perforación, mucha tronadura, y para eso necesitamos un sistema de perforación que sea mucho más barato, porque hoy no se puede”, concluye el profesor Arancibia.

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