Minería subterránea: Hacia una nueva minería

16 septiembre, 2019
Minería subterránea (Ilustración, Fabián Rivas)

La reciente inauguración de Chuquicamata Subterránea abre el debate sobre la nueva etapa de desarrollo de la minería bajo tierra. Porque si bien este tipo de explotación viene en aumento hace algunos años, hoy la inserción de nuevas tecnologías y el aumento de exigencias medioambientales desafían a la industria y a su capacidad para reinventarse.

Por Camila Morales
Revista Nueva Minería y Energía
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Si antes la mayoría de las explotaciones mineras eran desarrolladas a cielo abierto, en un futuro próximo esa tendencia se invertirá. Bien lo sabe la industria a nivel mundial que la nueva forma de hacer minería irá en línea con el desarrollo que tendrá la explotación subterránea.

Las razones de esta transformación son variadas, y obligan a quienes forman parte del sector a reinventarse. De hecho, se estima que más del 60% de los yacimientos que hoy producen a cielo abierto se transformarán en un tipo de producción bajo tierra para continuar con la explotación de los recursos minerales.

Sin ir más lejos, la reciente inauguración de Chuquicamata Subterránea (ver crónica aparte en pág. xx) pone en el debate la nueva etapa de desarrollo de la minería bajo este tipo de explotación. Con la disponibilidad de más y variada tecnología, y un mundo en que los conceptos de sustentabilidad y eficiencia son cada vez más importantes, la minería subterránea es sinónimo de futuro para la industria.

Daniela Orellana, superintendente de Operaciones Mina Subterránea de la División Andina de Codelco, indica que “debemos ser innovadores en plantearnos una nueva minería, en donde la tecnología debe trabajar de la mano con la extracción de manera de hacer la operación sustentable, sostenible y eficiente”.

Esto se traduce, en la opinión de la ejecutiva, hacerla más segura, sacando de la exposición a riesgos no controlados a las personas. También, hacerla más eficiente, incorporando “tecnología de manera de mejorar las horas de operación de los equipos; y predictiva, para poder tomar decisiones en forma oportuna de acuerdo al comportamiento del macizo rocoso”.

Nuevas tecnologías como tendencia

No cabe duda que la innovación y las nuevas tecnologías son fundamentales para la evolución de la actividad, principalmente en términos de seguridad, cuidado del medio ambiente y productividad. Carlos Valenzuela, gerente general de Claropa, empresa que brinda asesoría en minería subterránea, destaca algunas innovaciones en la materia.

El experto indica que insertar tecnología hoy “es indispensable para lograr mayores ritmos de producción, que hoy no van más allá de 140 KTPD”. Por ejemplo, “existen nuevas tecnologías en el proceso de manejo de materiales (chancadores de bajo perfil, Sizer), en la fase de hundimiento (fracturamiento hidráulico). Sin embargo, el esfuerzo debiera apuntar a encontrar un nuevo diseño de explotación alternativo a block caving tradicional (minería continua)”.

Por su parte, Raúl Castro, académico de la Universidad de Chile y especialista en la materia, señala que en este ámbito “cabe destacar la automatización de diversas operaciones y equipos, el control a distancia de las operaciones a través de Centros Integrados de Operaciones, que buscan a través de la tecnología poder alcanzar operaciones subterráneas más seguras y productivas”.

También destaca algunas tecnologías emergentes, como es “el análisis automático de imágenes, uso inteligente de datos y el uso de drones o robots en minas subterráneas en zonas poco seguras, entre otros, que marcan el inicio de la Minería 4.0.”.

¿Están preparadas las compañías?

No cabe duda que la minería depende en gran medida de la tecnología, donde personas y equipos deben complementarse de la mejor manera para hacer sostenible la producción bajo tierra. Sin embargo, aquello es complejo y resulta desafiante para las empresas mineras.

En este punto, cabe preguntarse qué tan preparadas están las compañías para asumir la conversión a una minería subterránea. Para Daniela Orellana, “es muy relevante tener en cuenta la gestión del cambio, ya que son varios los factores que interactúan. Nuevos procesos en la cadena, nuevos equipos, diferente operación (…). En este proceso un rol protagónico lo toma el entrenamiento a que deben ser sometidas las personas para entender la lógica operacional en una mina subterránea”.

Respecto al proceso de transición de una mina a cielo abierto a bajo tierra, Carlos Valenzuela indica que también es importante “precisar que el costo de producción no es más alto, dado que el cambio se realiza una vez que el costo de la minería a cielo abierto es mayor que la subterránea. Lo que es menor, es el ritmo de producción y se requiere un importante nivel de inversiones, sobre todo en el gran desarrollo de túneles (caso de Chuqui Subterránea, 1.000 kilómetros de túneles y galerías)”.

La innovación y las nuevas tecnologías son fundamentales para la evolución de la actividad subterránea, principalmente en términos de seguridad, cuidado del medio ambiente y productividad. (Foto: Codelco)

Pero en varias ocasiones los métodos de minado subterráneo tienen un costo que dependen de muchas variables, donde destaca el tipo de método. Así lo explica Raúl Castro, quien comenta que “hay métodos de menor y mayor costo, todo depende de las actividades que se deben realizar y la selectividad del método”. El académico agrega que para poder contener los costos y mejorar su competitividad, las empresas pueden adoptar diferentes estrategias.

“Ejemplo de ellas son a través de la optimización de las operaciones y a través de la innovación incremental y disruptiva. Aquellas que puedan lograr un buen balance entre ambas estrategias, serán las que estarán a la vanguardia y podrán sobrevivir en una industria donde el precio de los metales depende del mercado, es básicamente cíclica y existen riesgos técnicos y financieros intrínsecos del negocio”, añade Castro.

Avances y desafíos

Una de las ventajas de la minería subterránea es que tiene un menor impacto en el entorno que la minería a cielo abierto. Por ejemplo, la conversión de Chuquicamata a subterránea permitirá que este yacimiento disminuya en 97% la emisión de polvo en suspensión, algo que es destacable cuando las demandas medioambientales van en aumento.

El académico de la Universidad de Chile explica que la minería subterránea “es una operación más selectiva para extraer el mineral. No requieren de botaderos, y más aún, se puede rellenar las excavaciones o superficie con diversos materiales, incluso como parte de la solución para el depósito de relaves”.

No obstante, existen consideraciones ambientales que requieren ser atendidas, “incluyendo el efecto de las excavaciones en las condiciones de agua en el entorno y en posibles efectos de subsidencia en superficie”, agrega Raúl Castro.

Por su parte, la superintendente de Operaciones Mina Subterránea de la División Andina, comenta que “en temas medioambientales tenemos la gran tarea de hacer de nuestros procesos más eficientes; el agua es un recurso que será cada vez más escaso, debemos ser capaces de recuperar las aguas de nuestros procesos y volverlos a introducir en la línea productiva”.

De esta manera, la minería subterránea se transforma en “un desafío permanente, donde los profesionales deben estar en un continuo estudio, siempre dispuestos a innovar en la forma de realizar los trabajos, continuamente introduciendo nuevas tecnologías para hacer de la extracción subterránea una minería más segura, sustentable y eficiente”, concluye Daniela Orellana.

La minería subterránea en Perú

Al ser otro de los referentes de la industria minera en la región, Perú también sigue de cerca el desarrollo de la explotación bajo tierra. Diego Morales, gerente general de Mas Errázuriz Perú, socios de la Cámara Chileno Peruana de Comercio, comenta que en el país vecino la minería subterránea se ha desarrollado principalmente en pequeña y mediana minería, mientras que la gran minería ha optado por operaciones a rajo abierto.

“Es por lo anterior que existe una gran oportunidad en Perú para desarrollar a gran escala la minería subterránea”, destaca Morales, quien agrega que “si bien el desarrollo subterráneo implica inicialmente mayores costos, hay que tener en cuenta también que dependiendo de la ubicación del cuerpo mineralizado y su conformación, muchas veces es la única manera viable, tanto técnica como económicamente para que sea una operación rentable”.

Respecto a la evolución que tendrán las empresas que apuesten por una minería de tipo subterránea, el representante de Mas Errázuriz Perú argumenta que ven “con mucho entusiasmo que las mineras se están preparando, modificando sus sistemas de trabajo, generando sinergias entre los distintos procesos e incorporando tecnologías y equipos de última generación”.

Al considerar que, según estimaciones, en la próxima década las principales operaciones mineras a rajo abierto en Perú debieran convertirse en explotaciones subterráneas, Diego Morales recalca por ello que “la industria debe mantenerse permanentemente a la vanguardia, con un fuerte foco en la innovación y el desarrollo de nuevas prácticas que le permitan estar a la altura del desafío”.

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