Minera Esperanza: Nuevos aires, nuevos planes

15 marzo, 2013
Minera Esperanza: Nuevos aires, nuevos planes

El yacimiento podrá operar a máxima capacidad en 2014 gracias a la inyección de inversiones adicionales por US$ 250 millones

Daniela Tapia

Fue uno de los acontecimientos mineros más importantes y esperados del año 2011. Una apuesta clave para el grupo Luksic y de su brazo minero, Antofagasta Minerals (Amsa), que desembolsó unos US$ 2.800 millones para concretar el gran proyecto de Minera Esperanza, en pleno desierto de Atacama.

Su puesta en marcha generó enormes expectativas, especialmente por la utilización -por primera vez en la gran minería- de relaves espesados a gran escala y por el uso de agua de mar directamente en los procesos, además de equipos de tamaño récord en la industria.

Otra de sus novedades era el volumen de su prestripping, que consideraba remover 155 millones de toneladas de material estéril, el mayor en la industria minera nacional hasta ese momento. La tarea fue desarrollada en 26 meses, seis menos de los planificados y con un ahorro no menor de US$ 45 millones.

Sin embargo, no todo ha marchado miel sobre hojuelas. El yacimiento de cobre y oro, ubicado a 30 kilómetros de Sierra Gorda (Región de Antofagasta), ha debido enfrentar problemas de diseño que le han impedido tener los niveles de productividad esperados por el grupo.

De muestra un botón: en sus primeros diez años produciría un promedio anual de 190.000 toneladas de cobre. Sin embargo, durante 2011 la mina sólo alcanzó cerca de 90 mil toneladas de cobre.

Precisamente, una de sus mayores innovaciones, el uso de agua de mar, presentó varios problemas al comienzo. Pese a que la compañía asegura que hoy estos procesos ya se encuentran normalizados, durante todo el año 2011 se generaron dificultades en la capacidad de bombeo del recurso hídrico. Para darle mayor seguridad y confiabilidad a la operación, la minera tuvo que comprar cuatro bombas adicionales, que significaron desembolsar US$ 10 millones.

Desmintiendo la teoría de que los problemas productivos del yacimiento se debían al uso del agua de mar, en el marco de la cena anual Cesco 2012, el presidente del holding Antofagasta Plc, Jean Paul Luksic, se refirió al tema.

“No hay ningún problema con el agua de mar. El problema es que durante los primeros años vamos a tener un mineral más duro que el promedio del mineral y la planta está diseñada para el promedio. Al tener la roca más dura, los rendimientos son menores. Hemos tenido problemas de capacidad en el molino SAG y en otras operaciones. Son temas puntuales de diseño que tenemos que arreglar”, explicó.

Actualmente, afirman en la empresa, con cuatro puntos de impulsión a lo largo del recorrido que el agua debe hacer hasta las piscinas de acopio ubicadas junto a la faena, la operación recibe sin problemas los 630 litros por segundo que necesita. De este volumen, un 80% corresponde a aguas recapturadas en los procesos que se realizan en el muelle de embarque en la caleta de Michilla.

Por otra parte, un 8% del consumo de agua de mar es desalada mediante dos plantas ubicadas en ambos puntos. Esta agua es utilizada en el Área Muelle para consumo humano y para el lavado del concentrado, mientras que en el Área Mina el agua dulce es requerida para el consumo del campamento.

Cambio de administración

Los problemas ocurridos en el 2011 provocaron la salida del entonces presidente ejecutivo de la compañía, Marcelo Awad.

Una de las principales razones que se barajó en ese entonces fue la baja producción de Esperanza, que ese año produjo 30% menos de la capacidad con que se diseñó, lo cual no habría sido bien evaluado por el directorio del conglomerado minero.

Los cambios impulsados por Amsa también alcanzaron al entonces gerente General de Minera Esperanza, Christian Thiele, quien fue reemplazado por André Sougarret Larroquete (47), el ingeniero en minas que lideró el equipo técnico que rescató a los 33 mineros atrapados en el yacimiento San José.

¿Su misión? Hacer eficientes los procesos para sacarle mayor rendimiento a la mina de cobre y oro.

Uno de los focos a abordar por Sougarret para alcanzar los niveles de diseño de la planta es el área de flotación. Tras asumir, declaró que “hemos encontrado mayor presencia de pirita en el mineral, más alta de lo que teníamos considerada, en ciertas zonas de la mina y eso podría significar una inversión adicional en lo que es el área de flotación”.

Otro tema que definirá el grupo minero este año será el desarrollo de proyectos de Energías Renovables No Convencionales, ERNC. Dado que el costo de la energía representa un 30% del gasto total de operación, en Esperanza están mirando opciones para mejorar la eficiencia energética a través del desarrollo de proyectos de energía solar o eólica.

Proyectos

Aunque en lo inmediato la preocupación primera es reducir las brechas productivas, en paralelo en la minera también están avanzando en otros temas de interés. Uno de ellos son los estudios para construir una planta que permita la recuperación del molibdeno. En la firma, esperan concluir esos análisis durante 2013.

En el área de molienda, en tanto, la compañía comenzará con una etapa de prechancado, que permitirá suplir en parte la capacidad que ha perdido.

Sobre los relaves y el área de espesamiento, la compañía debe invertir en más espesadores, ya que actualmente cuenta con tres equipos e instalarán dos adicionales.

El concentrado proveniente de la planta contiene aproximadamente un 63% de concentración en sólidos, por lo tanto, el espesador tiene como principal función la recuperación de agua para reinyectarla al proceso. Esto permite además una mayor concentración de sólidos en el producto a aproximadamente 74%, lo cual aumenta la eficiencia del proceso aguas abajo, ayudando a la posterior etapa de filtrado.

Buenas nuevas

Pese al escenario desalentador del 2011, los ejecutivos del grupo minero proyectan una recuperación productiva del yacimiento, lo que se refleja en las declaraciones del actual presidente ejecutivo de Amsa y ex timonel de Codelco, Diego Hernández.

De acuerdo a su opinión, la operación ya está bajo control. “De todas formas, tenemos que invertir para solucionar todos los problemas, pero estamos progresando en forma consistente. Estamos firmes avanzando hacia la capacidad nominal que son 97 mil toneladas de mineral por día”, dice.

Para lograr este objetivo, la compañía ideó un plan de inversión de US$ 250 millones entre 2013 y 2014 para dar más capacidad de espesamiento a los relaves, una capacidad adicional para poder alimentar los molinos de bola y llegar a esa capacidad con algún chancador adicional.

¿Con qué fin? Aumentar la capacidad en el área de flotación de limpieza para tratar con más flexibilidad los tipos de minerales que hay en la mina.

Asimismo, el impacto que ha tenido el yacimiento minero en cuanto a la generación de empleo ha sido otro factor relevante.

Esperanza está conformada por cerca de 1.000 trabajadores propios y 1.500 colaboradores, y como parte de sus principios de sustentabilidad ha privilegiado la capacitación y contratación de personas de la zona.

Ejemplo de ello, el 60% de su dotación propia pertenece a la Región de Antofagasta.

Este año la compañía continuará promoviendo la inserción laboral de personas sin experiencia en minería, a través de un nuevo proceso de formación de aprendices. Tal iniciativa permitirá integrar a la octava generación de operadores mina capacitados por la empresa.

Resultados positivos

Favorables han sido los resultados financieros de la compañía. Según el último reporte trimestral enviado a la Bolsa de Valores de Londres, Esperanza se convirtió en la segunda operación más rentable para su matriz, al alcanzar durante los nueve primeros meses del año pasado un Ebitda de US$ 734 millones, 200% más que lo conseguido en 2011, cuando para el mismo período enero-septiembre generaba US$ 239 millones, por debajo de Los Pelambres (la mayor operación de la empresa listada en Londres) y El Tesoro.

Es más. Esperanza ya supera largamente la utilidad antes de impuesto que arrojó durante todo el año 2011, que fue de US$ 518 millones.

La producción de cobre fino pagable del yacimiento alcanzó a 163.200 toneladas durante 2012, un 81,1% superior a la producción de 2011, en que se lograron 90.100 toneladas. Esto refleja un aumento de 45,6% en el rendimiento de la planta en comparación con el año anterior en que Esperanza estaba iniciando sus operaciones, y un 19,6% de aumento en las leyes del mineral.

Para 2013 se espera que la producción de cobre fino sea de 170.000 toneladas, mientras que la producción de oro llegue a las 230.000 onzas.

Fuente: Nueva Minería& Energía

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