Los desafíos de Rodrigo Valdés en Hacienda: recuperar las confianzas y el crecimiento

12 mayo, 2015
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Rodrigo Valdés

Nuevo jefe de las finanzas públicas recibe una economía de débil expansión y con un precio del cobre bajo lo previsto. Se suman las dudas sobre recaudación tributaria. Gremios empresariales, economistas y el mundo político valoraron ampliamente el nombramiento de Valdés y llamaron a despejar incertidumbres en la economía.

Tres horas y 49 minutos tardó Rodrigo Valdés en recorrer los 42 kilómetros del último Maratón de Santiago, en abril pasado. Casi exactamente un mes después, el hasta ayer presidente ejecutivo de BancoEstado recorrió, esta vez caminando, los cerca de 50 metros que separan a la entidad estatal del Palacio de La Moneda para jurar como nuevo ministro de Hacienda de Michelle Bachelet.

Se ponía fin a la gestión de Alberto Arenas, el primer jefe de las finanzas públicas en ser apartado de su cargo antes de culminar el período de gobierno. Tras la breve ceremonia, a eso de las 10 de la mañana, Arenas (PS) atravesó el umbral de la emblemática puerta de Morandé 80 y abandonó la casa presidencial. Atrás quedaban 14 meses complejos, marcados por el trámite legislativo de la reforma tributaria, proyecto clave de la administración Bachelet y en la que el ex ministro desembolsó buena parte de su capital político.

La reforma tributaria, principalmente los pronósticos sobre su nocivo impacto en las expectativas y, por ende, en la inversión y el crecimiento económico, significó para Arenas gran distanciamiento con el sector privado y la oposición, que sólo en parte fue menguado tras el protocolo de acuerdo con el que el Senado introdujo cambios a la iniciativa.

Adicionalmente, el ex jefe de la cartera enfrentó la permanente inquietud de los privados sobre el impacto del resto de la agenda de proyectos estructurales del gobierno: las reformas educacional, laboral y los cambios a la Constitución han sido puntualizados por el empresariado como focos de incertidumbre.

Y los resultados en materia de actividad parecieron dar la razón a los detractores. En 2014, la economía creció 1,9% y la inversión se contrajo 6,1%, el peor resultado desde la crisis de 2009. Para 2015, las expectativas son algo más auspiciosas, pero aún modestas. Mientras el primer trimestre promedia una expansión del PIB de 2,2%, se espera que el año cierre algo por debajo de 3%, con una inflación en torno a 3,5%.

Un respiro han significado las cifras de empleo, con una tasa de desocupación que sigue en niveles históricamente bajos (6,1%), si bien en los próximos meses se movería al alza. Certidumbre Por eso, la llegada de Rodrigo Valdés (PPD) a Teatinos 120 -que en marzo de 2014 también asomaba como uno de los probables candidatos para Hacienda- fue ampliamente valorada por los gremios del sector privado, expertos nacionales e internacionales, y también en el mundo político.

Entre los líderes empresariales, la necesidad de “recomponer las confianzas” y “mejorar las expectativas” para reimpulsar el crecimiento es un imperativo que se repite (ver reacciones y página 10). En Chile, la Bolsa reaccionó al alza tras el cambio de gabinete. “Es el momento de ir a trabajar, todavía no quiero hacer ningún tipo de declaraciones, tengo que juntarme con los equipos”, fueron las escuetas declaraciones de Valdés ayer en La Moneda.

Por de pronto, el nuevo ministro deberá lidiar con finanzas públicas estrechas. El crecimiento económico bajo el 3% y el precio del cobre en US$ 2,67 la libra -ambos, bajo de lo proyectado en el Presupuesto de este año anticipan un déficit fiscal incluso por encima del 1,9% inicialmente estimado, con un gasto público creciendo cercano de los dos dígitos.

Además, las crecientes dudas sobre las metas recaudación contempladas en la reforma tributaria -cerca de US$ 2.300 millones en 2015 y US$ 8.00 millones a contar de 2018- su implementación, y los cuestionamientos al rol de Hacienda y del Servicio de Impuestos Internos (dependiente de la cartera) en los casos Penta-SQM aparecen como temas altamente sensibles para su gestión.

De mantenerse lo anunciado por su antecesor, Valdés debería, además, impulsar los cambios al proyecto de Comisión de Valores, actualmente en el Congreso. Ayer, el nuevo jefe de las finanzas públicas inició su trabajo encabezando el tradicional almuerzo de los lunes con los parlamentarios oficialistas de las comisiones de Hacienda de la Cámara y el Senado, y asistiendo por la tarde a la comisión mixta de presupuestos, para abordar la ejecución presupuestaria de este año.

También envió su primera señal: junto a la nueva ministra del Trabajo, Ximena Rincón, anunciaron a los legisladores de la Nueva Mayoría su intención de daruna pausa a la tramitación de la reforma laboral (ver página 32).

“El nuevo ministro es una persona de gran capacidad. Ha trabajado en este ministerio (…). Creo que tiene todas las condiciones para cumplir la tarea que viene”, afirmó el senador DC Andrés Zaldívar. Complementó el diputado PPD Pepe Auth, para quien el arribo de Rodrigo Valdés apunta a que “las condiciones de hoy probablemente reclamaban un personero que generara niveles de acuerdo y reconocimiento distintos, y que al mismo tiempo diera la señal de un cambio de énfasis”.

Carlos Montes, senador PS, sostuvo que Arenas debió enfrentar “una etapa muy difícil y la sacó adelante (…). Hoy tenemos una situación económica compleja, en que hay dificultad para reactivar la economía, por lo que se requiere mucha fuerza en reimpulsar la inversión”.

Fuente: La Tercera

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