Ley REP: En Chile no existe el reciclaje de pilas. Se entierran o van a la basura

30 mayo, 2022
recybatt

El porcentaje de recolección de las pilas usadas es bajo por lo que no resulta rentable extraer el zinc que contienen, el principal residuo aprovechable.

La Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) ayudaría a recolectar más de estos residuos y alcanzar etas de 45% de recolección y reciclaje en 10 años.

Cajas en los lugares que las venden “Como Ministerio elaboramos el anteproyecto de metas de recolección y valorización para las pilas y aparatos eléctricos y electrónicos —y que incluyen las ampolletas y tubos fluorescentes— y estamos trabajando en su versión definitiva. En principio, las metas de recolección y valorización de estos residuos van desde un 3% durante el primer año, hasta un 45% a contar del décimo año, de los productos totales introducidos al mercado. Dichas metas se podrán cumplir a través de dos procesos de valorización: la preparación para la reutilización y el reciclaje”, dice la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas.

Y añade: “Uno de los objetivos del anteproyecto es facilitar que la ciudadanía pueda reciclar las pilas y los aparatos eléctricos y electrónicos en general. Para el caso de las pilas, por ejemplo, los establecimientos con más de tres cajas que las comercializan — principalmente supermercados y grandes tiendas— deberán recibir sin costo y en el mismo establecimiento, residuos de pilas sin la necesidad de adquirir una pila equivalente.

Además, se deberán ubicar puntos limpios en todas las capitales regionales y en todas las comunas que tengan una población superior a 150.000 habitantes para que las personas puedan depositar estos productos”. En Chile, juntar las pilas en la casa y luego llevarlas a un punto de reciclaje no significa que estas vayan realmente a ser recicladas. De hecho, en el país actualmente no hay empresas que se dediquen a la valorización de las pilas tradicionales para extraer elementos que puedan ser reutilizados.

Sin contar las pilas que la gente simplemente bota a su basura, el porcentaje que se logra recolectar se almacenan
de una forma segura y termina siendo enterrado o depositado en rellenos sanitarios para que sus elementos tóxicos no causen daño al medio ambiente.

Es que las pilas, dependiendo de su composición, “incluyen metales pesados de alta toxicidad como mercurio, plomo y cadmio, así como otros elementos de menor riesgo, pero que de todas maneras no deben ser dispuestos junto a la basura municipal, como níquel, zinc, manganeso y litio”, dice un informe elaborado por Dictuc en 2020 y que fue encargado por la Subsecretaría de Medio Ambiente.

El informe añade: “La exposición a estos elementos tiene efectos tóxicos y cancerígenos sobre la salud humana, tanto en el corto como en el largo plazo, a la vez que algunos de ellos tienen efectos sobre los ecosistemas, por ejemplo, por efectos fitotóxicos”.

De ahí la importancia de disponer de ellas adecuadamente tras el término de su vida útil. “En la actualidad, el manejo de las pilas se limita a la recolección, transporte e inertización en rellenos de seguridad. Más del 99% de la gestión de pilas informada en el Sistema de Declaración de Residuos Peligrosos (SIDREP) tiene como destino los rellenos de seguridad, y solo el 1% sería valorizado”, dicen desde el Ministerio de Medio Ambiente (MMA).

Problema de tonelaje

No son pocas las pilas que llegan a Chile, aunque su número de importación desciende año a año. Según un estudio de WSP, en 2019 se importaron 111 millones de unidades y se proyectaba que para 2025 se importarían 98,4 millones.

Considerando estas cifras, se estima que cerca de 3 mil toneladas de pilas quedan en desuso en Chile cada año. Según el MMA, los gestores a cargo del tratamiento de las pilas realizan un tratamiento que consisten en inertizarlas, poniéndolas en contenedores especiales para, posteriormente, llevarlas a rellenos de seguridad.

Sin embargo, las pilas que se recolectan son un porcentaje menor, lo que hace suponer que muchos de sus usuarios simplemente las botan a la basura con el consiguiente impacto ambiental.

Son varias las municipalidades que reciben pilas en los llamados puntos limpios o verdes. Según un estudio y una encuesta de Dictuc de 2020, el 54% de las comunas que contestaron la encuesta tenían alguna iniciativa municipal de recolección de este elemento.

“Las pilas recolectadas son tratadas por la empresa Hidronor, donde se realiza un proceso de inertización y luego son dispuestas en un relleno sanitario especial para productos tóxicos y peligrosos, esto representa un costo para el municipio que paga por dicho servicio”, dicen desde la Municipalidad de Vitacura. Durante el año pasado se recolectaron 2,8 toneladas de pilas solo en el Punto Limpio de la comuna.

Una situación similar se vive en Las Condes, municipalidad que también habilitó la recolección de pilas. “Tenemos 10 puntos en la vía pública, otros en juntas de vecinos y en nuestros puntos verde. En total, recolectamos unos 800 kilos mensuales de pila”, dice Ricardo Contreras, quien está a cargo de los servicios de reciclaje de la comuna.

El problema, añade, es que no es un residuo que se pueda negociar en el mercado para que sea reciclado, a diferencia de las botellas o los cartones, por ejemplo. “El reciclaje de las pilas no existe en Chile”, aclara.

Al igual que Vitacura, Las Condes tiene que pagar para que una empresa certificada se haga cargo de ellas. “Sin la ley que obligue al productor a hacerse cargo de este residuo, son pocas las instituciones que lo hacen porque es un costo que hay que asumir”, añade Contreras.

Camino por recorrer

Recybatt era una de las pocas empresas chilena que comenzó a reciclar pilas, pero a una escala de laboratorio.

“Reciclamos más de 600 kilos de pilas alcalinas usando un proceso químico de lixiviación para recuperar zinc y manganeso”, dice Daniela Vergara, fundador de la empresa que opera en la Región de Atacama. “Pero tuvimos que parar este trabajo durante la pandemia y nos reenfocamos en la educación medioambiental orientada a la comunidad”, dice. Su idea es en algún momento retomar el proceso, pero para ello requerirá de inversión.

Álvaro Cruz, socio fundador de Ecominería, cuenta que su empresa es la única que recicla baterías de litio en América Latina, obteniendo de ellas cobalto y níquel. Y, pese a poseer la tecnología para hacerlo, no reciclan pilas porque la cantidad recolectada es muy pequeña “Si pudiera disponer de 5 toneladas de pilas mensuales, la ganancia vendiendo el zinc que se obtiene sería cercana a los $300 mil. Con cerca de 100 toneladas de pilas procesadas mensuales ya es atractivo como negocio”, dice.

Pero tomando en cuenta que una comuna como Vitacura recolectó solo 2,8 toneladas en un año, estas parecen ser cifras muy lejanas aún. “Mientras no se les exija a los productores hacerse cargo de las pilas y se le facilite al usuario la recolección de ellas, esto es difícil que se logre. En Europa se recicla el 40% de las pilas, pero llevan más de 10 años en el tema”, añade Cruz.

“En Chile aún nos queda mucho camino por recorrer para alcanzar un nivel satisfactorio de reciclaje de pilas. Es un proceso complejo y costoso, siendo materiales muy delicados que requieren entre otras cosas maquinaria adecuada.

Para aumentar la capacidad de reciclaje de estas, es fundamental el trabajo colaborativo entre empresas, municipios y entidades de la sociedad civil, para movilizar a las comunidades e incentivar la inversión en más plantas, con miras a generar un mercado sostenible. En este sentido, la ley REP es un gran motor de cambio”, dice Jorge López, director ejecutivo de la Fundación Cumplido Circular.

Fuente: El Mercurio

Noticias Relacionadas