Hidrógeno Verde: El nuevo sueño chileno

12 octubre, 2021
Hidrógeno_(Ilustración: Fabián Rivas)

Se preveía una meta algo lejana, pero pareciera estar más cerca que nunca. Hablamos del hidrógeno verde, un “combustible renovable” que podría llegar a convertirse en un nuevo motor de la economía chilena, solo comparable con la actual industria del cobre. Y ya se están dando pasos importantes en esta dirección.

Por Daniela Tapia
Revista NME
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Distintos diarios a nivel mundial, principalmente de Chile, han dedicado espacio en sus páginas a un tema que poco a poco ha ido logrando posicionarse en el debate público: el hidrógeno verde.

Pero en Chile ha cobrado una importancia especial al levantarse como la gran apuesta en materia energética para los próximos años. No por nada se trata del denominado “combustible del futuro”, que ocupa como principal insumo la producción de electricidad.

Y como Chile pasó en apenas unos años de ser deficitario a rico en energías -gracias al auge de las renovables y a las buenas condiciones de sol y viento en el país- hoy se piensa en producir, exportar e incluso ser líderes mundiales de este mercado.

Recientemente, de hecho, el presidente Sebastián Piñera anunció la construcción de la primera planta productora de hidrógeno verde en el país. Emplazado en Punta Arenas, el proyecto podrá generar al año unas 350 toneladas de metanol y 130 mil litros de gasolina, y se espera que esté operativo para el año 2022.

¿Pero qué es el hidrógeno verde? En simple, se trata de la evolución de un gas industrial utilizado ampliamente hace cientos de años: el hidrógeno elemental (H2). Hoy se produce vía electrólisis con eficiencias y escalas cada vez mayores a partir del agua, la que se separa en sus componentes, hidrógeno y oxígeno, utilizando energía eléctrica renovable.

Es en este último aspecto donde Chile tiene grandes ventajas para la producción de este recurso, gracias a las abundantes fuentes de energía limpia con las que cuenta.

Así lo evidencian las cifras: el potencial solar en el país, especialmente en la zona norte y central, es del orden de 2.238 GW, el cual puede ser aprovechado mediante el uso de tecnología solar fotovoltaica y concentración solar de potencia, mientras que en la zona centro-sur el potencial hidroeléctrico, geotérmico y eólico alcanza unos 137 GW.
El director del Grupo de Investigación en Energía y Procesos Sustentables de la Universidad Autónoma de Chile, Lorenzo Reyes-Bozo, dice que con estos atributos Chile alcanza los 2.375 GW, lo que equivale a unas 83 veces la capacidad instalada actual de generación eléctrica. También cuenta con el Desierto de Atacama que destaca por tener los índices de radiación solar más altos del planeta, alcanzando promedios entre los 5 y 12 kWh/m2 para el invierno y el verano.

“Esto quiere decir que Chile posee la cantidad y calidad de fuentes renovables de energía que le permitirían avanzar hacia una “economía del hidrógeno”, lo que podría transformar al país en productor de energía limpia y renovable”, señala.

Y es que múltiples son las aplicaciones para el uso del hidrógeno verde, como el “amoniaco verde” doméstico, su utilización en camiones mineros, camiones pesados de ruta y buses de larga autonomía, e inyectarlo como energético en redes de gas, entre otras posibilidades. De ahí, entonces, radica la importancia para su desarrollo.

Las señales del gobierno

Convencidos de que el hidrógeno verde podría representar el nacimiento de una nueva industria para Chile y que podría asumir un rol protagónico en la transición energética y el proceso de descarbonización que hoy experimenta la matriz, el año pasado el Ministerio de Energía lanzó la “Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde”, un plan de acción que busca, a través de distintas medidas, situar a Chile entre los principales productores del mundo de este combustible renovable al 2040.

Entre sus proyecciones más ambiciosas, basadas en análisis de McKinsey & Company, destaca la importancia de lograr una producción bajo los 1,5 US/kgH2 al 2030; tener un mercado doméstico de 500.000 ton H2/año y uno de exportación de 1.000.000 ton H2/año; y contar con 5 GW de capacidad de electrólisis en desarrollo (clave en el proceso de fabricación de hidrógeno verde) al 2025. Otra de las metas apunta a generar 100 mil empleos y US$200 mil millones en inversión en 20 años.

“El gran potencial de energías renovables que tiene Chile nos permitirá ser el productor más barato de hidrógeno verde del planeta. El valor puede ser tan competitivo, que a pesar de tener un mayor valor de transporte y distribución que países como Australia para exportar el energético a países importadores como Japón o Corea, el costo total seguirá siendo menor que el de otros países”, dice a Revista NME el biministro de Minería y Energía, Juan Carlos Jobet.

El éxito de la estrategia ya es palpable. Tras haberse presentado, ya había 20 proyectos en carpeta. Hoy ese número se ha triplicado, llegando a más de 60 proyectos en distintas fases de desarrollo.
En este contexto, el trabajo que han hecho desde el ministerio para impulsar la generación y posterior comercialización del hidrógeno verde se ha enfocado en distintos aspectos.

Entre los más importantes está la necesidad de atraer consorcios que suministrarán demanda internacional y fomentarán integración vertical de Chile a lo largo de la cadena de valor de H2 verde; evaluar brechas existentes en tiempos de tramitación de permisos con países competidores en desarrollo de proyectos; y capacitar a diversos grupos de funcionarios públicos como reguladores, evaluadores y fiscalizadores.

“En cuanto a metas cumplidas o ad portas de concretar destacan la realización de una ronda de financiamiento por US$50 millones para la puesta en marcha de, al menos, 2 proyectos de gran escala; las tres guías para permitir el pilotaje en producción, transporte y minería; y la ejecución de un estudio y diálogos públicos-privados para priorizar instrumentos económicos que catalicen y aceleren la transición energética en el país”, afirma Jobet.

A estos lineamientos se suma la necesidad de estimular la inversión respecto a este energético. Es por esto que desde la cartera ministerial están estudiando una estrategia de instrumentos económicos (por ejemplo, impuestos de carbono, eliminar exenciones, entre otras medidas) para la transición energética.

También se contempla una regulación que busque establecer cuotas de H2 en redes de gas, además del desarrollo de guías y reglamentos de seguridad, uso de H2 en la minería, entre otros factores.

Estableciendo conexiones internacionales

Desde el Centro de Economía del Hidrógeno, perteneciente a la Universidad de Santiago, también ven con muy buenos ojos el boom que está comenzando a producirse en torno a este energético.

Al respecto, relevan que una iniciativa que se está investigando en Chile, y que estaría ad portas de su aplicación en los próximos años, es el reemplazo del diésel por mezclas de hidrógeno y diésel.

“Estas mezclas son superiores al 60% en hidrógeno, que se aplicarían en los motores de combustión interna (MCI) de los 1.600 camiones de extracción minera (CAEX) que operan actualmente en Chile. Con esto disminuiría más del 60% de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), contribuyendo así a una “minería verde”, plantea el director de la entidad, Ricardo Vega.

Siguiendo con su análisis, el especialista plantea que a la espera de que las celdas de combustible -que usan el hidrógeno para producir electricidad accionando un motor eléctrico- logren la madurez a gran escala industrial, el uso directo del hidrógeno como combustible en MCI constituye la aplicación más inmediata.

“Sin necesidad de recurrir a la exportación o a otros usos, esta opción puede representar una tremenda oportunidad para Chile al hacer económicamente factible la provisión industrial de hidrógeno verde a gran escala. No solo eso. Gracias a ello se podría acelerar la implementación de la “Economía del Hidrógeno Verde en Chile” y así contribuir a una mayor sustentabilidad de la minería”, añade Vega.

Pero que Chile sea visto como un polo de desarrollo para el hidrógeno verde a nivel internacional y que cuenta con las mejores condiciones para la producción y exportación de este recurso, es quizás el mayor objetivo tanto de autoridades como de otros actores del sector.

Para ello se han desplegado diversos esfuerzos diplomáticos y de colaboración, entre los que destaca la firma de un Memorandum de Entendimiento (MoU) con el Puerto de Rotterdam durante este 2021. ¿El objetivo? Establecer un corredor de exportación de hidrógeno producido en Chile, para ser distribuido en los Países Bajos y a otras naciones de Europa.

El 2 de julio, en tanto, se firmó una Carta de Intención para la elaboración de un MoU con el Puerto de Amberes y el Puerto de Brujas, que permitirá expandir las instancias de colaboración.

Junto con ello, se han emitido una serie de declaraciones conjuntas en torno a la temática del hidrógeno verde con importantes países de Europa, incluyendo a los Países Bajos, Francia, Alemania y el Reino Unido, e incorporado líneas de trabajo en temas como inversión, colaboración comercial, investigación, innovación, tecnología, entre otros.

¿Qué se espera para los próximos años? Dentro de los desafíos trazados se prevé que el hidrógeno verde colaborará y se adaptará a la infraestructura eléctrica actual. “Ayudará a priorizar temáticas como la certificación o trazado de energías renovables en la infraestructura eléctrica chilena”, manifiesta el ministro Jobet.

Por su parte, Lorenzo Reyes-Bozo, de la U. Autónoma de Chile, cree que con la triada Estado-Empresa-Universidad será posible explotar el potencial renovable de energía, transformando a Chile en líder mundial de producción de hidrógeno verde.

“Siendo ambiciosos, la industria del hidrógeno verde podría llegar a convertirse en un nuevo motor de la economía chilena, solo comparable con la actual industria del cobre, lo que aportaría de manera significativa al PIB nacional y contribuiría a descarbonizar el planeta”, sentencia el académico.

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