Hidroelectricidad: Bajo una sequía alarmante y el avance de la descarbonización

28 enero, 2022
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Aún en el actual escenario de preocupante escasez hídrica, expertos sostienen que la hidroelectricidad continúa manteniendo un rol fundamental en la matriz de generación, pese a su baja participación, considerando sus atributos de energía limpia y accesible. A continuación, el análisis acerca de este tema.

Por Daniela Tapia
Revista NME
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Hoy Chile se encuentra entre los 10 países más vulnerables a los efectos de la crisis climática y se enfrenta a la peor sequía en más de medio siglo. Desde que en 1950 comenzaron las mediciones, el país nunca había mostrado una sequía tan prolongada, un déficit de lluvias y una desertización como la actual.

Así lo confirman los datos. Según la Dirección Meteorológica de Chile (DMC), el balance hidrológico a diciembre de 2021 consolidó a éste como el cuarto año más seco desde la data histórica.

El informe dio cuenta que el 2021 completó 13 años consecutivos de sequía en la zona centro norte y centro sur de Chile. Las zonas más afectadas corresponden a las regiones de Atacama y Coquimbo, con déficit entre 70% y 80%. Le siguen Valparaíso y la Región Metropolitana con falta de precipitaciones de entre 55% y 70%. Mientras que en O’Higgins y Maule esta cifra es cercana al 50%.

Como consecuencia de la menor cantidad de lluvias en gran parte del país, es que los ríos en la zona centro norte y centro sur de Chile han anotado una baja escorrentía, que en promedio ya alcanzan un 20% menos a lo pronosticado para la temporada de deshielo. Un fenómeno que, de acuerdo a los datos entregados, se vio influenciado principalmente “por los comportamientos de la temperatura en los últimos meses”.

Por otro lado, los embalses son otro factor en cuanto al desarrollo hídrico que preocupa a las autoridades. Pues, pese a que el almacenamiento a la fecha es más favorable que en 2020 y 2019 debido al llenado impulsado en las cuencas del Maipo y Aconcagua, existe un déficit respecto del promedio histórico.

Presencia a la baja

En este contexto, la participación de la hidroelectricidad en el sistema se ha visto particularmente afectada, disminuyendo sistemáticamente en los últimos años.

A noviembre de 2021 la generación hidroeléctrica anual, incluyendo embalses y centrales de pasada, fue de 19.9%, mientras que a igual fecha en 2020 fue de 25.8%.

“Si vamos más atrás se tiene que el aporte hídrico a mediados de los 2000 era del orden del 50%, lo que refleja, por un lado, que no haya aumentado en forma importante la capacidad instalada y, por otro, la grave sequía que afecta la zona centro-sur hace varios años”, dice María Isabel González, gerente general de Energética Consultores.

Compartiendo este punto de vista, el consultor independiente en energía, Miguel Pérez de Arce, señala que el crecimiento de la capacidad instalada de la tecnología hídrica en las últimas dos décadas ha sido, en promedio, de 3%, lo que en el año 2021 se estimó en un crecimiento de sólo 0,5% respecto del año 2020.

El especialista añade que, en términos de valores absolutos, la hidroelectricidad generada en el año 2002 y 2020 alcanzó los niveles de 22.498 GWh/año y 20.629 GWh/año, respectivamente. Y en términos de capacidad instalada en los años 2002 y 2020 se alcanzó los valores de 4.068 MW y 6.814 MW GWh/año, respectivamente.

“Tal como se puede apreciar a partir de esta información, el incremento de capacidad instalada entre los años 2002 y 2020, equivalente a 2.746 MW, frente a la disminución de generación entre los mismos años equivalente a -1.868 GWh/año, nos da una señal potente acerca del deterioro en el atractivo de este tipo de proyectos”, afirma.

¿Proyecciones sombrías?

Las perspectivas para esta fuente de generación tampoco parecen ser alentadoras. Según María Isabel González, no hay nuevos proyectos hidroeléctricos importantes para reemplazar con nueva hidroelectricidad la energía térmica que disminuirá, sumado a que, si la sequía continúa presente en el país, tampoco habrá recursos existentes para hacer contrarrestar la menor energía térmica.

“De ser así (si continúa la sequía), el proceso de descarbonización se verá severamente afectado y habrá que recurrir, como ya está sucediendo, a la generación de emergencia con diésel. Este último aspecto es un contrasentido inaceptable, ya que la generación con diésel registra emisiones muy parecidas a aquella con carbón, pero que tiene un costo de generación seis veces mayor”, plantea la experta.

Pese a este panorama, desde la Asociación de Generadoras indican que en el marco de los resultados del proceso participativo de Planificación Energética de Largo Plazo 2023-2027, liderado por el Ministerio de Energía, tanto la generación hidráulica de embalse, como de pasada, seguirán siendo parte del portafolio de tecnologías que van a permitir al país alcanzar la carbono neutralidad a más tardar el 2050.

“Estas tecnologías van a ser complementarias a otros medios de producción de energía eléctrica renovable en base a fuentes variables como la generación solar y la eólica, ya que la generación hidroeléctrica puede, en cierta medida, aportar atributos de flexibilidad al sistema de manera similar a los que pueden entregar los dispositivos de almacenamiento de energía”, sostiene Francisco Muñoz, director de Estudios de la entidad.

Pérez de Arce también coincide con esta opinión, argumentando que la tecnología hidroeléctrica presenta grandes oportunidades para acompañar el proceso de descarbonización.

“En particular, es un excelente complemento en el ámbito de una estrategia de flexibilidad. A esto se suma que el potencial de desarrollo de 15.938 MW nos permite ser optimistas, siempre que se cumpla la condición de que dicho potencial no esté afectado por la sequía”, asevera.

Apuntando hacia el fortalecimiento

En medio de este complejo panorama que enfrenta la hidroelectricidad debido a la sequía alarmante que experimenta el país y la necesidad de avanzar hacia la descarbonización de la matriz, surgen varios desafíos para su fortalecimiento.

Entre ellos, explica María Isabel González, destaca la importancia de flexibilizar el plan de descarbonización, mejorar la transmisión de manera que se pueda generar más energía solar en la zona norte y transportarla hasta los principales centros de consumo.

“Asimismo, resalta la incorporación de sistemas de almacenaje, esperando que sus costos disminuyan, como podrían ser centrales de bombeo, bancos de batería o centrales termosolares”, expresa la especialista.

Por su parte, Miguel Pérez de Arce agrega que el principal desafío es reconocer que para tener más ERNC se requiere el acompañamiento de tecnologías sustentables.

“Es fundamental reconocer que el desarrollo hídrico puede ayudar en el proceso de transición, para cuyo efecto se debe considerar como parte de los análisis de planificación territorial, considerando los aspectos sociales, económicos, ambientales, entre otros”, dice el consultor.

A su vez, Francisco Muñoz, de Generadoras de Chile, plantea que se debe seguir avanzando en el perfeccionamiento de la regulación y diseño de mercado, buscando garantizar una remuneración adecuada para todas las tecnologías que aporten flexibilidad al sistema eléctrico.

“Esto también debe estar en línea en cómo nos insertamos en los territorios y cómo nos relacionamos con las comunidades que habitan estos lugares a partir de los mejores estándares para generar valor compartido. La electricidad debe ser una buena noticia para todas y todos”, asegura el ejecutivo.

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