Entrevista de revista NME a Nelson Pizarro (parte 1): “la industria requiere transformaciones”

13 agosto, 2021
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(Foto: Cristian Cornejo / revista NME)

En entrevista exclusiva con Revista Nueva Minería y Energía (NME), Nelson Pizarro reflexiona sobre la industria minera y los desafíos en torno a ella en materias como el royalty, la pandemia, las negociaciones colectivas, el perfil de los nuevos profesionales y el proceso de transformación político, económico y social de Chile. A continuación, la primera parte de la entrevista.

Por Camila Morales
Revista NME
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Nelson Pizarro debe ser uno de los pocos profesionales de la minería que no necesita presentación. Con más de cinco décadas de su vida ligado al sector, el expresidente ejecutivo de compañías mineras públicas y privadas es uno de los referentes del rubro en Chile, gracias a su amplio conocimiento minero y su particular forma de analizar los problemas que aquejan a la industria.

Ahora ya “lejos de la contingencia operacional”, como señala el propio Nelson Pizarro, accede a ser entrevistado por Revista Nueva Minería y Energía (NME) para conversar diversos temas relacionados al área. A continuación, su primera entrevista tras dejar en 2019 su último cargo ejecutivo.

Luego de décadas dedicado al sector, ¿cómo ha sido el proceso de analizar la industria minera desde afuera?

Aclaro que sigo dedicado al sector, pero ahora lejos de la contingencia operacional. Veo los esfuerzos de la industria para entender las inquietudes emergentes de una sociedad que está viviendo cambios profundos. La sustentabilidad se impone como modelo de negocios, fijando metas en el control de GEI, incorporando agua de mar en sus procesos, disminuyendo emisiones, priorizando las relaciones laborales, los temas de género, de DDHH, visibilizando los intereses de los pueblos originarios, de las comunidades, y acelerando el paso en las innovaciones que permitan avanzar en la trazabilidad y verificación de nuestra huella social y ambiental, respondiendo así al clamor de las comunidades y las demandas del usuario final. A mi juicio, en estos temas la industria debe apurar el tranco. El futuro y, tal vez, el presente inmediato, es verde.

¿Cuál es su opinión respecto al manejo y la toma de decisiones que ha adoptado la industria en Chile durante el período de pandemia?, ¿qué cambios podrían quedarse en una época post Covid-19?

En minería la filosofía del control de riesgos está internalizada, y en ella las personas son prioridad. Ello ha permitido identificar los riesgos asociados a la pandemia. Se tomaron medidas preventivas como el teletrabajo, el incremento de protocolos de protección e incluso la forma en cómo se distribuyen las jornadas laborales. Los resultados están a la vista. En materia productiva, se ha postergado lo postergable y se ha intensificado el foco en el core del negocio.

Hay cambios que perdurarán y se perfeccionarán, como el teletrabajo y la intensificación de la automatización y remotización de los procesos. Veremos aumentos de productividad acompañados de transformaciones que persigan la seguridad y calidad de vida en el trabajo, sea este presencial o remoto. También se acrecentará el acercamiento de las empresas con sus comunidades para hacer causa común y paliar los efectos de la pandemia. Todo esto son transformaciones impulsadas por factores externos que han bajado las resistencias al cambio de una industria intrínsecamente conservadora.

Royalty y glaciares

En una carta publicada entre los socios del IIMCh, donde usted forma parte de quienes la suscriben, se señala que “la discusión sobre el royalty es necesaria y legítima”. ¿Cuáles son sus principales razones para apoyar el debate en torno a este tributo?

La ley 20026 de 2005, que crea el Impuesto Específico a la Actividad Minera (IEAM), es el primer Royalty en Chile y cobra por el uso de un recurso natural no renovable a quien le fue conferida la concesión para su explotación. Este cobro es legítimo en tanto que es el dueño el que está recuperando parte del valor económico de un activo que se está consumiendo y que no tiene reposición.

Es un debate necesario, pues es preciso identificar el punto de equilibrio en el monto a cobrar que permita atraer la inversión para el desarrollo de una industria gravitante en la economía nacional y capturar los ingresos al Estado por el uso de un recurso no renovable. La identificación de ese punto es materia de economistas y tributaristas, y ojalá la propuesta que surja esté sustentada en datos transparentes, irrebatibles y avalados con benchmarking homologables.

Otra materia para discutir es el uso de los ingresos del royalty. Allí veo dos ámbitos de interés. Uno, vinculado a la minería del futuro, tales como el incentivo a la innovación y tecnología que posibilite el desarrollo de minerales de baja ley o de mayor complejidad; el incentivo a las innovaciones en sustentabilidad, entregando así legitimidad social y asegurando los mercados. El otro ámbito es el apalancamiento a iniciativas público – privadas que habiliten el desarrollo del capital humano, del capital social y del desarrollo industrial de las zonas mineras que verán extinguirse su motor de desarrollo al agotarse los recursos naturales.

Esta discusión es bienvenida, pues es una tremenda oportunidad para escuchar las legítimas aspiraciones y expectativas de la ciudadanía, y a la vez mostrar el rol de la minería en el desarrollo del país. Finalmente, creo que tenemos un compromiso intergeneracional mayor. Debemos acopiar recursos ahora para invertir en el desarrollo de una economía post cobre de las zonas mineras.

¿Cuál es su opinión respecto al proyecto de protección de glaciares que se tramita en el Congreso?, ¿qué tan relevante sería el impacto de esta normativa en la industria?

Es una discusión vigente. El agua es un recurso cada vez más escaso y amenazado por el cambio climático. Su consumo es mayor que la capacidad de recarga. Necesitamos conciliar la protección de los ecosistemas con el desarrollo industrial y en esta discusión debemos poner paños fríos. Hoy los glaciares están protegidos. El 84% de los 24.114 glaciares inventariados por la DGA están dentro del Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas y el resto está protegido por el SEIA. La protección vigente se está perfeccionando para evitar errores, como es el caso de Pascua Lama.

El proyecto de ley en discusión asume que prohibiendo las actividades en torno a los ambientes glaciares, éstos se preservarán como reservas estratégicas de recursos hídricos, independiente del efecto del global warming. Aquí es preciso decir que la minería es altamente eficiente en el uso del agua. Consume alrededor del 3% del agua a nivel nacional, y continúa invirtiendo –donde es posible- en el reemplazo de aguas continentales por agua de mar y reduciendo su uso en los procesos industriales. A modo de ejemplo, el uso de agua de mar en minería creció a razón de un 6% anual en la pasada década, llegando a abastecer casi el 40% del total de agua consumida y la reutilización del agua es del orden del 80%.

¿Y qué está en juego? Si el proyecto avanza tal como está formulado, se compromete la producción de alrededor de 1,4 millones de TM de Cu fino al año. ¿Es mucho, es poco? calcule… es del orden del 7% de la producción mundial, alrededor de unos US$ 10 mil millones de menores ingresos y 150-200 mil puestos de trabajo (directos e indirectos) afectados. Dicho lo anterior, la ingeniería debe hacer su trabajo para adaptar el diseño de los rajos, de los botaderos, de los procesos de extracción, para no intervenir los glaciares cercanos ni afectar el abastecimiento de agua. Esta es materia que el SEIA debe evaluar y calificar. Confío en que la ingeniería estará a la altura de este desafío y sabrá sacar adelante una minería responsable con el medio ambiente y la ciudadanía.

“Nuestra industria es conservadora y, a veces, tenemos unas anteojeras que nos focalizan en la búsqueda del resultado y no advertimos los efectos colaterales”, advierte Nelson Pizarro. (foto: Cristian Cornejo / revista NME)

Trabajadores y nuevos profesionales

Respecto a las negociaciones colectivas en el sector, ¿cómo se puede conciliar los intereses de los trabajadores sin afectar los costos estructurales de las empresas?, ¿qué aprendizajes destaca de su paso por Codelco sobre este tema?

A lo largo de nuestra vida profesional hemos practicado, aprendido y buscado el diálogo con los trabajadores para compartir visiones y estrategias del negocio minero. Esto es lo deseable, aunque no siempre lo logramos, pues de este diálogo surge el conocimiento mutuo y se cultiva la confianza para abordar aquellos temas donde aparecen las legítimas diferencias de expectativas, de enfoques.

En el ámbito de las relaciones laborales, los conflictos son una fuente riquísima de aprendizaje y nos sacan de las zonas de confort para construir una nueva mirada sobre los temas de interés mutuo, más robusta que la anterior. Las relaciones de entendimiento con los sindicatos nos permiten abordar un nuevo proceso de negociación colectiva, la que se entiende como una oportunidad de revisar y compartir satisfactores alineados tanto con la empresa como con sus trabajadores. De esta conversación surgen los acuerdos que se plasman en un contrato meta que se despliega durante el período de vigencia de éste.

A mi juicio, ese contrato meta debe reflejar la voluntad de compartir gananciales generados por el aumento de la productividad laboral. Sin aumento de productividad no hay mucho espacio para incrementos de beneficios, y es quizás la mejor forma de aumentar los salarios sin impactar estructuralmente los costos laborales en el resto de la vida de la empresa.

Y respecto a los famosos bonos de cierre de negociación, es una definición que considera múltiples variables, muchas de ellas muy contingentes a la realidad circunstancial que vive la empresa. Un bono de una determinada empresa no debería sentar precedentes para el resto de las otras empresas, pues cada una de ellas vive un ciclo productivo y económico muy singular. Aquí no caben las generalizaciones. Finalmente, cabe señalar que las utilidades de las empresas se reflejan en las gratificaciones legales.

Uno de los actuales desafíos del sector es la llegada de las nuevas generaciones, las cuales se caracterizan por valorar más su tiempo libre y exigir lo que quieren. En su opinión, ¿de qué manera la industria podría capturar y lograr la permanencia de los nuevos talentos?

La minería es una industria tradicional y está enfrentada a cambios impostergables para subsistir, especialmente en materia de sustentabilidad y de productividad. A ello se suma la llegada de nuevas generaciones a una industria con prácticas del siglo pasado. La industria ha tenido sus propios estallidos sociales (la huelga de 2006 de Escondida, la huelga de contratistas en Teniente en 2007, la de 2009 de Spence, el paro de Caserones en 2012, el cambio de los liderazgos sindicales, etc.) que han motivado ajustes que, en muchos casos, quedan cortos.

En este ámbito la industria requiere transformaciones para atraer y retener a los jóvenes con su talento y nuevas competencias (resilientes, digitales, flexibles, creativos), y entrenarlos fuertemente en el trabajo colaborativo, en desarrollar mayor tolerancia a la frustración. Los incentivos económicos no son suficientes para quienes tienen un horizonte más amplio, viven cada vez más conectados a un mundo construido por ellos mismos a través de las pantallas de sus celulares y muestran una diversidad creciente de identidades.

Y en este mundo tan sobrepoblado de informaciones y de relatos, es esta búsqueda de identidad la que define qué narrativa adoptan, qué información dan por validada. Sus fuentes, sus mentores, sus adhesiones son tan diversas y distintas para una industria tan jerárquica y tan amiga del discurso oficial único, representado por el jefe de turno o el gerente de turno. Y creo que esta diversidad sólo va a seguir creciendo, aumentando la fragmentación social. No va a existir el viejo que conocíamos. Vamos a tener que hablar con personas con biografías singulares que privilegian sus intereses por sobre los del negocio minero. Y el desafío entonces es, ¿dónde nos encontramos, cuáles son las motivaciones que nos unen, cómo satisfacemos esa diversidad enorme de expectativas e intereses?, ¿cómo transformamos y adaptamos nuestras prácticas, nuestros turnos a estos nuevos trabajadores?, ¿cómo abordamos su anhelo por proteger el medio ambiente y su percepción de una minería tóxica?

No tengo respuestas únicas, tengo una enorme curiosidad y ganas de entender los cambios que estamos viviendo. Los viejos estamos entregando la antorcha para que las nuevas generaciones moldeen el futuro de la sociedad y de los negocios. Aquí necesitamos los espacios de participación, para escucharnos y reconocernos como actores de una misma industria. Y el desafío, en nuestro ámbito, siempre será la construcción de los acuerdos y visiones compartidas en torno a la actividad minera.

¿Cuál es su opinión respecto a la inserción de la mujer en la minería? Pese a que el discurso de la inclusión del género femenino en la industria es transversal, aún el porcentaje es bajo, ¿qué cree que falta por hacer por parte de las compañías para avanzar en este propósito?

Insisto, nuestra minería tiene una inercia muy fuerte y si bien la integración de mujeres es muy bienvenida, la incorporación de ellas ha sido lenta. Se están eliminando las barreras de entrada, el prejuicio está quedando atrás en una industria forjada por hombres y sus sesgos. La cuestión es cómo adaptamos nuestras prácticas de trabajo para atraer, y especialmente retener, a las mujeres a lo largo de todo su ciclo de vida. Requerimos de decisiones de Directorios ojalá paritarios, que empujen los cambios. El caso de Minera Gaby es paradigmático. ¡Puros beneficios!

Por ejemplo, en Codelco, la voz de una mujer directora nos mostró lo que no veíamos. Nos hizo ver la ausencia de mujeres en nuestras operaciones y puestos de liderazgo, ‘nos invitó a nivelar los salarios de hombres y mujeres en igualdad de cargos’, impulsó la creación de unidades expertas en género en las divisiones de Codelco. Hoy parecen obviedades, pero alguien debe asumir el quiebre de paradigmas instalados en una industria machista y empujar los cambios organizacionales necesarios.

*Primera parte de la entrevista realizada por revista NME a Nelson Pizarro. Para leer la segunda parte y final de la entrevista haz click aquí

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