Economía circular: Repensando nuestro sistema productivo

9 noviembre, 2020
Economìa circular. (Ilustración: Fabián Rivas)

El modelo económico basado en “extraer, producir, comprar y desechar” está llegando a su límite de capacidad. Las consecuencias están a la vista a nivel mundial. En medio de este preocupante escenario, la economía circular toma cada vez más fuerza como alternativa de crecimiento. ¿Cuáles son los pasos de Chile en la materia? Algunas reflexiones a continuación.

Por Camila Morales
Revista NME
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El alto nivel de consumo de las y los ciudadanos, sumado a las actividades industriales expandidas, han generado un aumento exponencial de desechos. Vertederos, rellenos sanitarios y relaves mineros, son solo algunos ejemplos de los tipos de desperdicios con los que habitamos.

Desde hace décadas que la fórmula “extraer, producir, comprar y desechar” es el modelo de producción en el país. Es lo que se conoce como economía lineal. No obstante, las consecuencias que ha tenido este tipo de producción en el medio ambiente son alarmantes. En Chile, de acuerdo a datos de la OCDE, en 2017 se generaron 418,7 kilogramos per cápita al año de residuos sólidos municipales. Y la tendencia va al alza.

En este contexto, asoma como alternativa la economía circular, concepto que se define como una nueva forma de abordar los problemas de una manera económicamente viable, además de establecer nuevas dinámicas sociales y técnicas que conducirán a una producción y consumo responsables. Principalmente, se trata de un sistema que conserva y optimiza el uso de los recursos utilizados en cada proceso y cada etapa de vida del material.

Con este tipo de economía se busca fomentar el desarrollo sostenible, lo que involucra nuevos desafíos para el país. ¿Cuáles son esos retos?, ¿qué pasos se han dado a nivel gubernamental y de parte del sector privado? Expertos responden a estas preguntas, y analizan qué falta para dejar atrás la economía lineal.

¿A qué apuntar?

Si bien el gobierno ha realizado importantes avances a nivel normativo, como la ley REP y la Hoja de Ruta de Economía Circular, Pablo Terrazas, vicepresidente ejecutivo de Corfo, señala que “ésta sigue siendo una materia poco comprendida o bien relacionada solamente a la economía del reciclaje, razón por la que no siempre suena del todo rentable para las empresas”.

Frente este escenario, Pablo Terrazas comenta que desde Corfo están posicionando la economía circular en el corazón de los negocios, “entregándoles herramientas y conocimientos que contribuyan a su transición y les permita incorporar, por ejemplo, métricas de impacto socioambiental. De esta manera, las empresas que implementen este modelo también podrían acceder a otras fuentes de financiamiento sostenibles”.

Hay estudios que indican que un país con una economía circular puede crecer un 30% más rápido en función de su PIB que una economía lineal. Así lo explica Humberto Salinas, gerente general de Pipartner Group, consultora dedicada al desarrollo de empresas de innovación sustentable.

“Hoy nos falta educación ambiental en todos los segmentos. En las empresas nos falta llegar con el mensaje que una acción circular /sustentable es una acción que mide y permite controlar el uso de recursos, esto significa que permite ahorrar costos, por ende, mejora notablemente la rentabilidad del producto o servicio”, indica Humberto Salinas.

Para Petar Ostojic, fundador y director ejecutivo del Centro de Innovación y Economía Circular (CIEC), es necesario ir más allá del reciclaje, incluyendo el rediseño, reducción, reutilización, reparación y remanufactura de productos. “Pero además debemos incorporar tecnologías de la industria 4.0, como manufactura avanzada, impresión 3D, internet de las cosas (IoT), machine learning, inteligencia artificial (IA), robotización y energías limpias, con el fin de desarrollar nuevos modelos de negocio”.

¿Qué sucede con la economía circular a nivel ciudadano? Para Mario Sánchez, académico e investigador de la Universidad Andrés Bello, esta forma de desarrollo se fortalece cuando el ciudadano de una comunidad, ya sea ciudad, región o país, internaliza las necesidades y bondades de asimilar y trabajar los conceptos de una economía circular. “Para ello debe generalizarse su aprendizaje y aplicación desde la vida cotidiana, hasta espacios más específicos, como las instituciones de trabajo en todas las áreas de la producción y el conocimiento”.

El primer centro de economía circular en Sudamérica

En Chile, uno de los más recientes avances en la materia, es la creación del Centro Tecnológico de Economía Circular en la Región de Tarapacá. Uno de los objetivos de este centro -el primero de su categoría en Sudamérica- es transformar a la macrozona norte (MZN) en un referente de economía circular en Chile y el mundo, con el fin de diversificar la matriz productiva y de comercio de esta zona.

¿Cómo ha sido el proceso de adjudicación de este centro? El vicepresidente ejecutivo de Corfo explica que la convocatoria se realizó entre junio y septiembre de 2019, y en noviembre del año pasado se realizó la adjudicación. “A la fecha, se están realizando los trámites para la creación de la nueva personalidad jurídica sin fines de lucro, con quien Corfo deberá firmar el contrato para gestionar la primera transferencia de los recursos, lo que esperamos se materialice en el corto plazo”.

Petar Ostojic, quien como representante del CIEC formará parte del proyecto junto a un consorcio conformado por otras 10 entidades -además de 21 instituciones asociadas-, comenta que el nuevo centro está enfocado en industrias muy concretas de la macrozona del norte, como la minería de recursos estratégicos para un futuro bajo en carbono (cobre y litio), energías renovables y almacenamiento de energía.

“Trabajaremos con nuestros socios industriales de BHP, Collahuasi y Teck, Copec y Corpesca, en proyectos que permitan transformar sus procesos hacia modelos circulares, donde mejoren la durabilidad, reutilización, mejora y reparabilidad de productos y equipos, así como el aumento en la eficiencia energética y en el uso de recursos”, detalla Ostojic.

¿Cuáles son las expectativas respecto a la creación de este centro? Pablo Terrazas comenta que “son muchas. Buscamos fortalecer tanto el emprendimiento de base tecnológica, como de proveedores locales de la cadena productiva. Queremos fortalecer las capacidades de prospectiva tecnológica, con una difusión de amplio alcance que contribuya a un mejor entendimiento de las oportunidades que ofrecen los modelos de economía circular y a su asimilación entre los diversos actores”.

Por su parte, Humberto Salinas comenta que la creación del Centro Tecnológico de Economía Circular es una muy buena noticia. No obstante, señala que, entendiendo su origen y foco en la minería, “sólo me queda una preocupación. La economía circular se desarrolla mejor cuando mezclamos las industrias, y no sólo hacemos foco en una de ellas (…). Esperamos que este centro tenga esa apertura y mirada e invite a todas las industrias a participar”.

Nuevos desafíos

Avanzar hacia una economía circular involucra una serie de retos, en los que el rol que juegue el Estado, el sector privado y la ciudadanía es fundamental. Para Mario Sánchez, “el principal desafío es el necesario cambio cultural, tanto en instituciones como en los individuos que la componen, y de esta manera llevar a buen puerto un plan nacional de instalación de este concepto”.

Además, el académico recalca que “para muchos existe una confusión y creen que hablar de economía circular es simplemente hablar de reciclaje o de reutilización de materiales y productos, pero este concepto va mucho más allá (…). Hoy tenemos claro que vivimos en un planeta finito, con recursos finitos y, por ende, si no cambiamos el modelo económico vamos a un callejón sin salida”.

En la opinión de Humberto Salinas, “el desafío mayor es intentar convivir con lo que llamo la ‘paradoja de la sustentabilidad’, que es la necesidad e impulso de crecimiento infinito en un mundo donde todo es finito. Hoy necesitamos el desarrollo de una economía algo más consciente del costo que tiene generar los recursos que necesita para desarrollarse”.

Desde Corfo, el llamado es hacia las compañías. Pablo Terrazas comenta que “para que nuestras empresas transiten hacia una economía circular, el desafío es que innoven. Sin innovación, la economía circular no es posible, dado que para implementar este modelo se debe repensar la manera de hacer las cosas, evaluando nuestra cadena/ciclo productivo e identificando las oportunidades para acelerar este camino”.

En la visión de Petar Ostojic, “la crisis social y la crisis del coronavirus son señales claras de que el actual modelo tecno-económico tiene que mutar a uno que no sólo vele por el impacto económico, sino que también incluya a la sociedad y al medio ambiente”.

Además, agrega que “la minería se enfrentará a un mercado mucho más exigente, con empresas, organizaciones y ciudadanos más conscientes y empoderados, que privilegiarán el consumo de materiales y recursos naturales 100% trazables y explotados de manera ética y local. Es por esto que la minería post coronavirus se caracterizará por ser verde, inteligente, segura e inclusiva”.

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