Desarrollo inmobiliario en zonas mineras: Positivo despegue

3 junio, 2019
Negocio inmobiliario - ciudad

(Foto: CChC Antofagasta)

Un optimismo moderado es lo que se observa en ciudades como Antofagasta y Copiapó respecto a las ventas inmobiliarias. La recuperación se ha venido observando desde el segundo semestre del 2018, y la minería ha tenido que ver en parte con esa paulatina reactivación.

Por Paula Chapple

Revista Nueva Minería y Energía

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Vientos de cambio se observan en dos de las principales ciudades mineras del Norte Grande del país. Tras años de desaceleración, sumado a la detención de diversos proyectos mineros, desde el segundo semestre del año pasado la tendencia marca el alza en la venta de unidades residenciales y también en arriendos; fenómenos motivados en gran parte por el repunte y la mayor estabilidad del sector minero.

Andrew Trench, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Antofagasta, indica que “el sector inmobiliario ha ido mejorando paulatinamente, con un proceso de reactivación que se reflejó en más permisos de edificación aprobados, más viviendas de tipo departamento”.

El representante de la CChC explica que se pasó de 33 mil metros cuadrados entre enero y septiembre de 2017, a 127 mil metros cuadrados en el mismo período de 2018. “Debido a ello es que proyectamos un año con mejores resultados”, recalca.

Reactivación

El sector ha experimentado una paulatina recuperación desde el 2018, “período en el que no solo tuvimos un aumento de las ventas, sino también de permisos de construcción”. Andrew Trench agrega que el número de viviendas autorizadas para construcción crecieron 494% en el mismo período, lo que estaría influenciado “primero, por la estabilización en el precio del cobre, lo que se suma a la baja tasa de interés de los créditos hipotecarios y las diferentes alternativas de financiamiento que están ofreciendo las inmobiliarias”.

En tanto, desde la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Copiapó, observan que “la puesta en marcha de nuevos proyectos mineros en la zona -por los montos que involucran y la cantidad de puestos de trabajo asociados-, podría tener una incidencia positiva en las decisiones de inversión del sector inmobiliario, por lo que están las potencialidades para que en el mediano plazo exista un crecimiento del área habitacional en la región de Atacama”, explica Carlos Aguirre, presidente de la entidad.

La tendencia en Copiapó apunta a que un alto porcentaje de los trabajadores mineros que han llegado a la región desde otros lugares, es decir la población flotante que participa en la fase de construcción de los proyectos, parten por arrendar viviendas, fundamentalmente departamentos unipersonales o compartidos, y en algunos casos han adquirido estos inmuebles optimizando el dividendo frente al arriendo.

[En Antofagasta el sector inmobiliario pasó de 33 mil metros cuadrados
entre enero y septiembre de 2017, a 127 mil metros cuadrados
en el mismo período de 2018] 

“Los profesionales que se mantienen en la fase de operación, tomando en cuenta que es un empleo de más largo plazo, han decidido invertir en una propiedad y, en algunos casos, asentarse con sus familias en nuestra zona, que es a donde se debería apuntar a través de una labor público-privada: que existan las condiciones para hacer una ciudad con mejor calidad de vida para que la gente decida quedarse”, indica el dirigente gremial de la CChC Copiapó.

El factor minero

Al contrario de lo que se piensa, desde la aplicación del turno 7×7 en las grandes compañías mineras, “se produjo un aumento de los conmutados, que son la población de personas que trabajan en Antofagasta y la región, pero viven en otras ciudades”, explica Andrew Trench.

¿Cuáles son las proyecciones con los proyectos futuros? Para el presidente de la CChC Antofagasta, “será la inversión privada en el sector minero, principalmente, la que podría impulsar el repunte de la actividad de la construcción durante el segundo semestre, con la ejecución de proyectos planificados de acuerdo a los registros de la Corporación de Bienes de Capital (CBC), proyectando un crecimiento de entre 1% y 3% en la región para este año”.

En el caso de Copiapó, a mediano plazo se observa una serie de iniciativas que podrían entrar en ejecución en la región, entre los que figuran Nueva Unión, Rajo Inca, Salares Norte, Cerro Blanco, Santo Domingo o La Coipa 7. En conjunto, “todos estos proyectos representan una inversión de casi US$ 12 mil millones, con una demanda de trabajadores para la fase de construcción de alrededor de 10.600 personas, y cuando entren en operación, de 3.500”, comenta Carlos Aguirre.

Si a esto se suma la demanda natural, proyectada en base al comportamiento de las últimas décadas, más la tendencia de que hay cada vez menos personas por conjuntos habitacionales (3,2 según el último Censo), “hemos calculado que al 2022 se necesitarían alrededor de 4 mil nuevas viviendas; esto sin contar el déficit habitacional en la región, que bordea los 8 mil inmuebles”, agrega el representante de CChC Copiapó.

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