Delfín: La batalla por el territorio

8 mayo, 2019
Salar de Atacama

Por cerca de ocho años la compañía intentó obtener los permisos ambientales para concretar su proyecto, ubicado a 7 kilómetros de la comunidad de Peine. Sin embargo, la resistencia del poblado atacameño llevó a la empresa ligada a Hernán Büchi a retirar la iniciativa del proceso de evaluación ambiental.

Por Cristián Venegas, desde Calama

Revista Nueva Minería y Energía

____________________________

Aun cuando las comunidades originarias, el alcalde de San Pedro de Atacama e inclusive los integrantes del Consejo Regional de Antofagasta (Core), se opusieron a la concreción de Minera Delfín, ubicada a 7 kilómetros de Peine; el retiro del proyecto por parte de la empresa, que durante ocho años tramitó las autorizaciones ambientales, sigue siendo sorpresivo.

Tras la decisión, desde la compañía vinculada a Víctor Petermann, Hernán Büchi y Claudio Segura, no quisieron emitir comentarios. Sin embargo, el complejo transitar que tuvo desde un inicio el proyecto denominado Planta de Sulfato de Cobre Pentahidratado, que contemplaba una inversión de US$ 17 millones y una producción estimada de 12 mil toneladas anuales de mineral durante 10 años, avecinaba un final con repercusiones.

Consultada sobre el proceso que finalmente fue interrumpido por la propia firma, la Dirección Regional de Antofagasta del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), especificó que el proyecto fue calificado desfavorablemente en 2016, y luego retrotraído por el Comité de Ministros el 27 de junio de 2017, ordenando subsanar varias observaciones referidas al impacto de la comunidad.

Este desistimiento, agrega el SEA, “no se debe a dificultades actuales impuestas en el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA). Como se indicó, el proyecto debía cumplir con la orden impuesta por el Comité de Ministros y en ese sentido, nuestra institución debe hacer cumplir la normativa ambiental vigente. La decisión es exclusivamente del propio titular y simplemente ejerce una facultad que le asiste”.

Fueron escuchados

Para Sergio Cubillos, presidente de la comunidad de Peine, -poblado que bordea los 400 habitantes, muchos de los cuales viajaron a Santiago para expresar su rechazo a la minera-, el retiro de Delfín del SEIA es “un tremendo triunfo”, ya que después de ocho años fueron escuchados, y la empresa entendió que la minera no tenía proyección en la zona.

[El proyecto Planta de Sulfato de Cobre Pentahidratado
contemplaba una inversión de US$ 17 millones y una producción
de 12 mil toneladas anuales de mineral ] 

“Para nosotros es un triunfo claro, es una muestra positiva de que si argumentamos correctamente que los proyectos cercanos a las comunidades no hacen más que afectar la forma de vida de todos los seres que habitamos la cuenca del salar de Atacama, se pueden lograr cosas”, insiste el líder de la comunidad atacameña emplazada sobre 2.790 metros de altura.

Sobre el antecedente que se establece y que podría llevar a pensar que las comunidades son contrarias a cualquier iniciativa en su territorio, Cubillos aclara que no están contra el desarrollo y la empleabilidad, “estamos a favor de la vida, de la subsistencia de un pueblo que ha habitado el territorio por más de 12.000 años. Las consecuencias de las decisiones del Estado favorecen sólo al empresariado y no al desarrollo, como se plantea”.

Con esta experiencia, el presidente de la comunidad de Peine, quien desde febrero lidera el Consejo de Pueblos Atacameños del Área de Desarrollo Indígena de Atacama La Grande, advierte que seguirán luchando contra nuevos proyectos que ya operan en la zona, sobre todo en la cuenca del salar de Atacama, donde la canadiense Wealth Minerals, que anunció una inversión de US$ 500 millones, se sumó a las mineras que pretenden producir carbonato de litio en el salar.

“Por supuesto que vamos a seguir luchando, perfeccionando aquellos argumentos que tenemos actualmente y seguiremos en contra de todo proyecto que no sea sustentable para la cuenca y los habitantes de las comunidades (…). Seguiremos oponiéndonos y no cambiarán en nada nuestras demandas”, anticipó el dirigente indígena.

Relacionamiento temprano

Dado este escenario, una de las claves que establece el seremi de Minería de la Región de Antofagasta, Humberto Burgos, para que nuevos proyectos de inversión, ya sean mineros, energéticos, astronómicos o turísticos, logren ser aprobados y ejecutados, es el relacionamiento temprano con las comunidades que se emplazan en la zona.

Al respecto, la autoridad regional aseguró que al ministerio, como lo hace a través de la oficina de Gestión de Proyectos Sustentables (GPS), le interesa apoyar la ejecución de proyectos, “pero bajo las disposiciones legales que sean sustentables. Y es ahí donde aparece un primer ámbito, que es el relacionamiento temprano con las comunidades, que es un esfuerzo que hay que construir en conjunto”, señala.

En este sentido, Burgos precisa que “ninguna compañía tiene la respuesta o la llave maestra para resolverlo. Esto pasa necesariamente por el relacionamiento temprano con las comunidades, porque si yo como compañía no soy capaz de establecer relaciones de confianza, es súper difícil avanzar. Aunque tampoco podemos quedarnos en posiciones extremas y decir ‘el recurso es mío y no me lo toquen’”.

Otra vía que el seremi considera clave para lograr proyectos más amigables que sean susceptibles de ser aprobados medioambientalmente, es la incorporación de mayor tecnología en los proyectos, sobre todo en los que involucran procesos mineros. “Aquí podemos mencionar, por ejemplo, los proyectos en prefactibilidad o estudio que apuntan a disminuir significativamente la utilización de agua, incorporando innovaciones”, detalla.

En varias ocasiones, habitantes de la comunidad de Peine viajaron a Santiago para expresar su rechazo a la minera vinculada a Víctor Petermann, Hernán Büchi y Claudio Segura. (Foto: Consejo de Pueblos Atacameños)


Identificando los impactos

Cabe destacar que si bien el proyecto Minera Delfín, como consta en el capítulo sobre Predicción y Evaluación de Impacto Ambiental de su estudio presentado al SEA, identificó una serie de 15 impactos “bajos” y 12 “medios” en la comunidad de Peine, debido a la construcción y operación de su proyecto, los más importantes, valorados como “altos y significativos”, fueron dos.

Estos eran la superposición de la minera sobre demandas territoriales indígenas, según consta en los registros de la Conadi de San Pedro de Atacama; y la proximidad de las obras y actividades a la localidad de Peine, cuya comunidad también la integran personas o grupos protegidos por leyes especiales, pues desarrollan una relación significativa con su entorno, fundamentando en éste gran parte de sus sistemas de vida y costumbres.


 

Noticias Relacionadas