Revista Nueva Minería

Primera unidad del complejo carbonero Santa María.

Proyectos de generación por US$ 3.000 millones, los que se podrían desarrollar durante la próxima década, tiene en carpeta la generadora eléctrica Colbún. Una noticia que le podría dar aires de tranquilidad al convulsionado sector energético.

Caras alegres dominan por estos días en la generadora eléctrica Colbún gracias a la puesta en marcha de la central hidroeléctrica Angostura, la mayor unidad de embalse en ingresar al sistema desde Ralco, en 2004 (ver nota aparte en página 110).

Pero no es la única noticia que mantiene optimista a la generadora. Así lo hizo saber el presidente del directorio de la compañía, Bernardo Larraín, ante la junta de accionistas, afirmando que recién a partir de este año el plan de inversiones comenzará a entregar plenamente sus frutos.

Y es que la apuesta de la firma eléctrica es grande. Es así como la carpeta de proyectos de generación que podría desarrollar durante la próxima década se estima en US$ 3.000 millones. Mientras tanto, los proyectos que posee y que están en diversas etapas de avance se calculan por unos 1.000 MW adicionales a la capacidad instalada de 3.278 MW que hoy tiene Colbún.

Un anuncio que genera altas expectativas, dado que el año 2013 cerró con un flujo operacional de US$ 352 millones (medido como Ebitda), lo que no superó sus proyecciones. Sin embargo, tales cifras fueron valoradas por la compañía a pesar de haber experimentado un cuarto año seco que llevó la generación hidroeléctrica a su mínimo histórico de 4.856 GWh.

“Estamos conscientes que la rentabilidad sobre activos aún es baja, pero debemos considerar que hemos experimentado el ciclo más largo de sequía del que se tiene registro. No obstante, con la puesta en marcha de la referida central Angostura, proyectamos niveles de rentabilidad de largo plazo. Así lo ha entendido el mercado bursátil que le ha dado a Colbún una rentabilidad de +18% este año, una de las más altas del Ipsa”, señaló Larraín.

Proyectos, las expectativas de Colbún

Con un plan de trabajo exigente, tanto la mirada como los esfuerzos de la compañía están concentrados en la columna vertebral del plan de inversiones: los proyectos de generación. Entre éstos destacan la segunda unidad del complejo carbonero Santa María, la central hidroeléctrica San Pedro y un grupo de centrales hidro en la cuenca de los ríos Aconcagua, Maule y Biobío.

Los proyectos generadores, el panorama energético y la reforma tributaria fueron temas centrales en la junta de accionistas de Colbún.

Respecto a la segunda unidad de generación a carbón de 350 MW en el complejo Santa María, ubicado en la comuna de Coronel, la firma sostuvo que han optimizado su diseño, incorporando tecnología para cumplir con la exigente norma de emisiones, e inició el proceso para informar sobre estas materias a la autoridad ambiental. Por otro lado, la primera unidad del complejo tuvo durante el año 2013 un factor de planta de 86%, superior a la media del SIC para centrales similares.

Mientras tanto, en el proyecto hidroeléctrico San Pedro de 144 MW ubicado en la Región de los Ríos, la compañía concluyó el análisis de las prospecciones y estudios de terreno recopilados durante los últimos 2 años.

“Con estos antecedentes estamos finalizando la etapa de ingeniería de las adecuaciones y optimizaciones que los expertos consultados nos han recomendado, las que no afectan los principales parámetros ambientales del proyecto ya aprobado”, indicó el ejecutivo.

Durante el primer semestre la generadora iniciará un proceso de información de estas modificaciones con las autoridades e instituciones competentes. “Además, someterá estos cambios a un proceso de socialización con la comunidad durante el segundo semestre del año, previo a ingresarlos al Sistema de Evaluación Ambiental”, dijo Larraín.

Pero no se detiene ahí. También tiene una cartera de otros proyectos hidroeléctricos en distintas fases de desarrollo, que suman aproximadamente 500 MW. De ellos, destaca la probabilidad de iniciar la construcción de la central hidroeléctrica La Mina de 34 MW, y el término del estudio de factibilidad de un complejo de centrales en la cuenca de los ríos Guaiquivilo y Melado, que sumarían una potencia aproximada de 400 MW.

Por otra parte, una de las alternativas más comentadas y que ha despertado el interés del rubro es el suministro de gas natural por parte de la compañía. Larraín dio señales al respecto. “Si bien hemos estructurado algunos contratos de mediano y corto plazo que nos han permitido usar parte de nuestra capacidad de generación de ciclos combinados en el 2013, estamos buscando diversas vías para tener un suministro de gas de largo plazo, eficiente y confiable”, argumentó el ejecutivo.

Larraín y la coyuntura nacional

El momento crítico por el que atraviesa el sector está en el centro del debate. De ahí que la seguidilla de proyectos eléctricos paralizados en el último tiempo sea una de las principales preocupaciones del titular de Colbún. Una problemática de la cual no ha querido restarse. No por nada, su voz pesa fuerte en la discusión.

En su opinión, es fundamental que se generen las condiciones de viabilidad que permitan el desarrollo de los proyectos dentro de la institucionalidad ambiental, más allá de los permisos.

Ante la junta de accionistas, el presidente del directorio de la compañía, Bernardo Larraín, afirmó que “recién a partir de este año, el plan de inversiones comenzará a entregar plenamente sus frutos”.

“Creo que la institucionalidad ambiental debe evolucionar, incorporando algún mecanismo de ordenamiento territorial e instancias de participación ciudadana temprana, entre otras materias. Asimismo, considero que parte de los tributos que los proyectos generan, deben quedar en la región donde se instalan”, sostuvo.

También apuntó sus críticas hacia el escaso aprovechamiento del potencial hidroeléctrico que tiene el país. A su juicio, naciones vecinas como Colombia, Perú, Argentina y Brasil están desarrollando sus capacidades en este ámbito, dejando fuera de la competencia a Chile.

Frente a la necesidad de generar más energía, el ejecutivo manifestó que se seguirá requiriendo nueva capacidad térmica eficiente, por su estabilidad y competitividad.

En este aspecto, su punto de vista fue enfático. “Tanto en el mundo desarrollado como en nuestros países vecinos, la energía es sinónimo de grandes acuerdos y de decisiones. ¿Qué pasa en Chile? Este tema ha sido más bien sinónimo de divergencias y postergación de decisiones. El llamado entonces, es a un gran acuerdo nacional para salir de este problema energético”, aseveró.

Pero la reforma tributaria, uno de los proyectos “estrella” de la administración Bachelet, ocupa un espacio importante en su análisis. ¿Su posición? En la reforma, la eliminación del FUT impactaría en el acceso a financiamiento. “Acceder a endeudamiento competitivo y de largo plazo, siempre estará condicionado a un compromiso de la empresa y de sus accionistas a reinvertir utilidades y comprometer capital”, expresó, añadiendo que en relación a los “impuestos verdes”, éstos van en el sentido contrario de velar por la estabilidad de las reglas del juego. Un tema que está en la palestra pública, y que seguirá dando que hablar en la industria eléctrica, el “corazón” del país.