Codelco: Profundas transformaciones

30 octubre, 2023
Chuquicamata Sub

Proyecto Chuquicamata Subterráneo FOTO / ROBERTO CANDIA

El retraso en los proyectos estructurales y diversas dificultades operacionales, junto con las malas condiciones climáticas y del entorno, afectaron los resultados del primer semestre de la minera estatal.

Por Paula Chapple
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La estatal anunció en julio pasado que durante el primer semestre aportó al Fisco US$770 millones, un 6% por sobre lo comprometido con el Ministerio de Hacienda, reportando excedentes por US$329 millones y un Ebitda de US$1.775 millones. Los resultados de los últimos tres meses estuvieron impactados por la caída en el precio de realización del cobre de 19% en relación con el primer trimestre y la baja en el precio del molibdeno, de 36% en igual período, lo que fue parcialmente compensado por una mejora en los costos directos de cerca de 8%.

Las condiciones operacionales y los retrasos en los proyectos llevaron a registrar entre enero y junio una producción de 633 mil toneladas de cobre, con una caída de 14% en relación con el mismo período de 2022. La producción total, sumadas las coligadas El Abra y Anglo American Sur, alcanzó a 684 mil toneladas.

La menor producción se debió, principalmente, a menores leyes de alimentación de mineral a la planta de Chuquicamata, que recibió una mayor contribución de mineral de Radomiro Tomic para compensar la disminución de mineral desde el rajo. El mayor aporte desde la mina subterránea, que en este período aumentó 31%, irá mejorando progresivamente las leyes de alimentación. También hubo una menor producción en Ministro Hales, que tuvo que alimentar su planta con mineral de stock de baja ley mientras se accede a nuevas áreas de mineral fresco a partir de agosto; en Gabriela Mistral, por cambios en la secuencia de extracción que afectó el primer trimestre de este año y, en Salvador, por el atraso del proyecto Rajo Inca que comenzará a operar en 2024. En tanto Andina y El Teniente realizaron sus mantenciones mayores anuales en este período y fueron afectadas por el evento climático de fines de junio que impactó a la zona central del país.

Si bien las cifras son elocuentes, los expertos son enfáticos en señalar que la situación de la estatal pasa también por otros factores más profundos y que se han mantenido en el tiempo. Justamente las causas que explican la situación de Codelco, lo que está en juego para la empresa y las perspectivas que tiene, fueron abordadas en profundidad en el foro organizado por Voces Mineras (VVMM) y el Colegio de Ingenieros de Chile realizado en agosto pasado.

En el encuentro, el director ejecutivo de Plusmining, Juan Carlos Guajardo, inició su presentación mostrando cómo desde 2008 Codelco fue perdiendo la ventaja que tenía en su ley de cobre, sufriendo una caída más acelerada que el resto de la industria (de 32% versus 4% en los últimos 20 años). “Por lo tanto, no se puede desconocer que Codelco tenía la obligación de plantear una respuesta ante esta situación”, planteó.

El mismo fenómeno –puntualizó- se ha dado desde la perspectiva de los costos, en que la minera estatal también tenía una marcada ventaja respecto de sus pares (del orden de cUS$40/libra). “Esa brecha se ha ido cerrando y se ha reducido a la mitad”, dijo Guajardo, acotando que, dicho deterioro se ha traspasado a los activos de la cuprífera, que han caído al tercer y cuarto cuartil de costos, con excepción de El Teniente y Ministro Hales.

Por su parte, y en lo que sería una de sus últimas presentaciones como presidente ejecutivo de Codelco, André Sougarret (hoy ejecutivo saliente de la estatal), planteó que desde los años ‘90 en la Corporación se preveía la necesidad de invertir en proyectos estructurales y que de no hacerlo, la producción caería a partir de 2020, con el riesgo de convertir a la minera en una empresa irrelevante.

“Había que tomar esa decisión a tiempo, porque estos proyectos mineros, que son de largo plazo, entre el diseño, la aprobación de la inversión, la autorización de los permisos, su construcción y la puesta en marcha, se requiere de un largo tiempo para su implementación. Sin embargo, la decisión se postergó y hoy nos pasa la cuenta”, sostuvo. En ese sentido, hizo ver que la inversión de Codelco se sextuplicó en dos décadas, pasando de un promedio de US$559 millones anuales entre 1990 y 1999, a US$1.253 millones entre 2000 y 2009, para saltar a US$3.300 millones por año entre 2010 y 2019.

Respecto de la abultada deuda de la compañía, Sougarret recordó que Codelco debe entregar el 100% de sus utilidades a las arcas fiscales –a diferencia del resto de la industria–, lo que la obliga a financiar las inversiones con recursos propios, provenientes principalmente de depreciación, impuestos diferidos, provisiones de largo plazo y ventas de activos fijos, a los que se suma la deuda como otra fuente de financiamiento.

Los próximos años serán clave para la estatal y el complejo escenario por el que está atravesando, un camino plagado de desafíos, sumado a las expectativas sobre su desempeño futuro y las posibles vías para su recuperación.

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