Chile y Australia: Compartiendo más que lazos comerciales

23 enero, 2017
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La Ópera de Sídney, en Australia, es una de las obras más famosas y distintivas del siglo XX.

La Ópera de Sídney, en Australia, es una de las obras más famosas y distintivas del siglo XX.

La Ópera de Sídney, en Australia, es una de las obras más famosas y distintivas del siglo XX.

Una de las ventajas competitivas de Australia ha sido la capacidad de desarrollar conocimientos y optimizar el proceso minero en base a un espíritu colaborativo entre las empresas, la academia, centros de excelencia y el propio gobierno. Un modelo que está en la mira del sector minero chileno.

Revista Nueva Minería y Energía

Daniela Tapia
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El 2016 marcó un hito importante en las relaciones bilaterales entre Chile y Australia al cumplirse 70 años desde que ambos países establecieran sus vínculos diplomáticos. Desde entonces han cultivado estrechos lazos que abarcan los más diversos ámbitos como la política, economía, comercio, arte y cultura, entre otros.

Y es que los vínculos de colaboración también se aprecian a la hora de valorar los aportes australianos al desarrollo de Chile. De hecho, tres centros globales de innovación australianos se han establecido en el país.

En 2014, el Instituto de Minerales Sustentables (SMI, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Queensland, estableció un Centro de Excelencia en Chile con el apoyo de Corfo. A éste se suma el Centro de Innovación y Colaboración de Orica que se asentó en Santiago en agosto del 2015, y Csiro (Organización de Investigación Científica e Industrial del Gobierno de Australia) que abrió sus puertas en Chile el mismo año.

De lo que no hay duda es que el país oceánico ha sabido transformarse en una potencia minera. Su potencial tecnológico ha ido de la mano con este propósito y se fundamenta en el hecho de que la abundancia de recursos minerales con la que cuenta Australia está respaldada por importantes inversiones en investigación y desarrollo que en el período 2011-2012 bordeó los US$3.500 millones. Una apuesta que ha generado una industria con profesionales especializados, procesos de extracción de avanzada y tecnología de vanguardia.

Aprovechando precisamente su gran capacidad productiva y sus centros de investigación de alto nivel, este país ha logrado desarrollar una pujante industria de equipos, tecnología y servicios para la minería, conocida como la industria de las METS (por su acrónimo en inglés).

Así lo avalan los números. La contribución al PIB australiano de las METS, que reúnen a alrededor de 1.500 compañías, ha crecido a tasas del 15% al 20% anual en la última década. Un hecho destacado por el mundo minero, dado que muchas de estas compañías de gran desarrollo tecnológico se formaron en los últimos 30 años.

Olympic Dam es una gran mina de cobre, oro, plata y uranio de BHP Billiton ubicada al noroeste del estado de Australia Meridional. (Foto: BHP Billiton)

Olympic Dam es una gran mina de cobre, oro, plata y uranio de BHP Billiton ubicada al noroeste del estado de Australia Meridional. (Foto: BHP Billiton)

A mediados de los años ochenta, la estrategia de apertura y competitividad de Australia fue acompañada por iniciativas de impulso a la innovación en sectores clave como la agroindustria, biotecnología y, por supuesto, la minería.

El acento en la innovación

Una de las ventajas competitivas de Australia ha sido la capacidad de desarrollar conocimientos y optimizar el proceso minero en base a un espíritu colaborativo. En este sentido, el gobierno de ese país ha puesto énfasis en fomentar la colaboración entre empresas, el mundo académico y centros de excelencia con el fin de optimizar la cadena de valor de la minería, que es compleja y segmentada; contribuyendo así a la integración transversal de los procesos, desde la extracción del recurso hasta el producto final, generando valor agregado.

En esta línea, en el año 2015 el gobierno de Australia lanzó la iniciativa Industry Growth Centres (Centros de Crecimiento Industrial) en áreas en que el país cuenta con ventajas comparativas y potencial de crecimiento, entre los que se destaca el Centro de Crecimiento de Equipamiento, Tecnología y Servicios para la Minería.

Pero la minería no sólo se ha posicionado como una actividad ancla de la economía australiana. También ha estado a la vanguardia en la exploración y explotación de recursos energéticos, desde el carbón al petróleo, pasando por el gas natural y otras fuentes fósiles no convencionales.

Sus universidades son líderes en el desarrollo de células fotovoltaicas, logrando los índices de eficiencia más altos de la industria. Actualmente, Csiro, junto con universidades líderes se encuentra diseñando células fotovoltaicas imprimibles, que permitirán aprovechar la energía solar en cualquier tipo de superficie.

Australia también muestra liderazgo en el desarrollo de otras fuentes energéticas novedosas, tales como la energía mareomotriz, que ya está siendo comercializada dentro y fuera del país oceánico.

Así, el abanico de posibilidades de este gigantesco y lejano país es amplio, dado el avanzado nivel de desarrollo que presenta. De hecho, es uno de los pocos países del mundo que puede presumir de tener una balanza comercial positiva con China, Japón y Corea del Sur.

Y si bien su economía está dominada por el sector de servicios, su éxito económico se basa en la abundancia de sus recursos agrícolas y minerales, aunque estos últimos están influenciados por el comportamiento volátil del mercado.

Lo cierto es que tanto Chile como Australia continuarán desarrollando un fructífero intercambio comercial gracias a una serie de actores cruciales, entre los que resaltan tanto la minería como la energía como los sectores clave de las economías de ambos países.

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