Brazo minero del grupo Luksic anticipa déficit de cobre para el próximo año y fija meta récord de producción

27 diciembre, 2018

El ejecutivo asegura que no van a caer en una carrera por elevar sus volúmenes, sino que mantendrán la disciplina en la contención de costos. En esto les ayudará el estar a punto de finalizar la renegociación de sus principales contratos eléctricos, adecuándolos a la nueva realidad de ese mercado.

Hace siete años, la producción de cobre del brazo minero del grupo Luksic superó por primera vez las 700 mil toneladas, y la meta para 2019 es acercarse al siguiente hito: las 800 mil toneladas de cobre fino. Este volumen consolidaría a Antofagasta Minerals (AMSA) como el tercer actor en la industria minera local (después de Codelco y Escondida), ganando algunos puntos de participación de mercado, y le permitiría escalar de la décima a la octava posición en el ranking de las 15 mayores mineras de cobre del mundo, de acuerdo con los datos de producción atribuible de la consultora Plusmining.

La empresa espera cerrar este ejercicio con una producción entre 705 mil y 725 mil toneladas de cobre fino, lo que en promedio representaría un incremento de 2%, comparado con 2017, y los devolvería a la senda que perdieron en 2013, cuando pusieron en el mercado más de 720 mil toneladas de cobre.

Claro que para 2019 la compañía está apuntando más arriba y espera moverse entre las 750 mil y 790 mil toneladas del metal rojo, lo que en promedio implicaría un alza de 8%, respecto de lo proyectado para 2018. Iván Arriagada, presidente ejecutivo de Antofagasta plc, holding donde el clan de origen croata tiene el 65% de la propiedad, explica que la posibilidad de alcanzar esta meta se fundamenta en las mejoras que han introducido en los procesos operacionales de sus minas y la operación a plena capacidad de las plantas de las cuatro faenas que tienen en Chile. Además, dice, el diseño de trabajo o plan minero de Centinela, Antucoya y Zaldívar, establece que en 2019 corresponde explotar zonas de los yacimientos donde hay mineral con leyes de cobre más altas, lo que permite sacar más cobre tratando la misma cantidad de material. El incentivo para incrementar la producción parece evidente.

El análisis del ejecutivo apunta a que pese a que un sentimiento macroeconómico asociado a la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha dominado el mercado y desde mediados del año pasado se ha traducido en una caída en el precio del commodity, el mercado físico del cobre tiene un buen pronóstico en lo que respecta a la solidez de la demanda. Lo anterior arrojaría hacia fines del próximo año las primeras señales de déficit, que presionarían la cotización hacia esa realidad de escasez.

“Por el lado de la demanda física, el cobre sigue siendo una parte importante del desarrollo de infraestructura en las economías emergentes, como es el caso particular de China, y junto a eso progresivamente el cobre está teniendo nuevos usos, como la energía limpia —solar y eólica— o la electromovilidad. Todos estos factores contribuyen al aumento de la demanda, mientras que por el lado de la oferta, durante varios años no ha habido nuevos descubrimientos y las leyes de los yacimientos están cayendo. Esta combinación nos indica claramente que este es un mercado que está moviéndose hacia una situación deficitaria”, explica Arriagada.

Añade que con la activación y reactivación de inversiones anunciadas en las últimas semanas por distintas empresas —donde ellos mismos destacan con la aprobación de US$ 1.300 millones para concretar la primera fase de la expansión de Los Pelambres—, Chile está tomando una posición aventajada para responder a este mayor requerimiento proyectado y que hacia 2021-2022 será más que evidente.

“Hay proyectos que se están dando en Chile y que no responden a una reactivación generalizada de la industria a nivel global, porque los inversionistas todavía están muy cautos respecto de comprometer recursos e n p r o y e c t o s nuevos. Lo que hemos visto es que buena parte de estas inversiones tiene que ver con compensar caídas de leyes o yacimientos que han llegado al término de su vida. En el caso de Los Pelambres, creemos que volvemos a poner a esta faena en una senda de crecimiento, transcurridos 14 años desde la última expansión”, asegura el ejecutivo.

Fuente: El Mercurio

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