Juan Eduardo Vásquez: Los pasos de un protagonista

20 mayo, 2015
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juan_eduardo_vasquez_foto_web_001Su destino ligado a la industria de la energía ya estaba escrito cuando veía a su padre fabricando amplificadores “a tubo” y se desempeñaba como operador de una pequeña central termoeléctrica en Linares. Un interés que años más tarde, lo llevaría a ser uno de los protagonistas de la reciente escena eléctrica chilena. Una pasión que Juan Eduardo Vásquez ahora desea volcar en la docencia.

Daniela Tapia
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Cuando faltaba un profesor, siempre estaba dispuesto a hacerles clases a sus compañeros mientras estudiaba en el Instituto Linares, perteneciente a la congregación religiosa de los marianistas. Con fama de “mateo”, y con una fuerte inclinación hacia los números, el pequeño Juan Eduardo Vásquez destacaba desde temprana edad entre sus pares.

Y en su natal Linares, ya comenzaba a mostrar curiosidad e interés por el mundo de la energía gracias a su padre, Juan Francisco Vásquez, quien se desempeñaba como operador de una pequeña central termoeléctrica en la zona y, a su vez, trabajaba fabricando amplificadores “a tubo”. Una labor que llamaba poderosamente la atención de Juan Eduardo. “Pasé muchas horas de mi infancia en su taller”, recuerda.

Pero su vida dio un giro en 180 grados. Con apenas 17 años, y como si los pasatiempos de su niñez ya hubiesen augurado su destino, llegó a Santiago a estudiar Ingeniería Civil Eléctrica en la Universidad de Chile, en los años ‘70. En ese entonces, llegó a la Vicaría de la Pastoral Universitaria, donde le dieron acogida en una residencia, la llamada Cardenal Caro.

“Vivíamos alrededor de cien personas, pero el espíritu de colaboración entre quienes habitábamos en ese lugar, me marcó para siempre. Y pese a que en esos tiempos la convivencia social era compleja, se respiraba respeto y mucho cariño al interior de la residencia. Incluso, llegué a ser director tiempo después”, cuenta.

Tras terminar los estudios, fue su tesis de grado la que le abrió las puertas al mundo laboral. Algo anecdótico, ya que el texto coincidía con los requerimientos que se necesitaban a la hora de implementar la ley eléctrica chilena, que por los años ’80 cambió por completo lo que hasta ese momento se conocía de la realidad energética, liberalizando el sector.

Ya con un perfil profesional más orientado hacia los aspectos económicos del negocio energético, Juan Eduardo Vásquez aterrizó en Gener donde estuvo durante ocho años. Ahí se encargó de crear y organizar el primer equipo de planificación de la operación económica de sus unidades, además de desarrollar los primeros modelos para hacer efectiva la mentada ley.

Pero en los años ‘90 le ofrecieron trabajar en la Comisión Nacional de Energía (CNE). Aunque era una oportunidad soñada, la vida le tenía preparado un nuevo desafío como gerente comercial de la Empresa Eléctrica Pehuenche, filial de Endesa. “Un verdadero nido de formación para profesionales talentosos del rubro”, enfatiza el ejecutivo. Es que una de las claves del éxito de la generadora que remeció al mercado fue su tendencia a romper esquemas.

Desde Pehuenche, el nombre del ejecutivo comenzó a ganar rápido prestigio dentro de la industria. Así lo recuerda el propio Juan Eduardo. “En ese tiempo, Ernesto Silva Bafalluy -gerente general de la compañía- nos dio la libertad para cuestionar las reglas y darle agilidad a los cambios en el sector eléctrico. Fuimos muy competitivos”, dice.

Tan buenos fueron los resultados que Endesa le solicitó replicar lo que había logrado en Pehuenche, ahora en sus propias dependencias. La misión era puntual: darle un nuevo giro a la empresa. Y los logros fueron más que satisfactorios, reflejándose en la internacionalización de la firma.

Pero el control por parte de Endesa España hacia la filial chilena, provocó un profundo cambio en la manera de llevar adelante la compañía. “Hasta ese momento, éramos autónomos, pero con la influencia de la firma matriz, se produjo un choque cultural que fue difícil de asimilar”, comenta Juan Eduardo.

juan_eduardo_vasquez_foto_web_002Un regreso desafiante

Ya en la década del 2000, le ofrecieron asumir como subdirector de regulación internacional en Endesa España. “Me fui con mi esposa y mis tres hijos y estuvimos ocho años allá”, precisa. Un traslado que le sirvió para poner a prueba sus capacidades. Y a medida que su fama crecía como experto en políticas regulatorias eléctricas, más responsabilidades le asignaban en el país ibérico. Fue así como logró convertirse en uno de los ejecutores pioneros en iniciativas relacionadas con el cambio climático.

Con una vida ya consolidada en España, un día recibió un llamado de la familia Matte -controladora de Colbún- para hacerse cargo del área de negocios y gestión de la firma generadora. Fue precisamente ese llamado el que le devolvió las ganas para regresar y continuar aportando en la escena eléctrica chilena. “No me arrepiento de haber tomado esa decisión”, afirma.

Es que la nueva apuesta significaba un desafío para el ejecutivo, ya que la compañía estaba muy complicada dada la baja condición hidrológica y el drástico aumento en el precio del petróleo. Su misión era clara: había que sacar a la compañía del estado de riesgo en la que se encontraba. Y lo logró tras una nueva política de gestión de riesgos del negocio eléctrico, la firma de contratos de suministros con Codelco, entre otros avances.

Hoy, con una trayectoria reconocida en el campo de la energía, sus proyectos no se detienen. Dentro de sus ideas a futuro, tiene pendiente concretar una iniciativa muy ambiciosa, “quizás, una de las más importantes de mi vida”, dice. Se trata de un proyecto que apunta a la formación de profesionales de primer nivel internacional vinculados a la energía.

“América Latina es la única región que no tiene iniciativas de esta naturaleza”, indica. A fin de cuentas, esta sería la huella que dejaría en la industria, que un día lo cautivó cuando era un niño y que años más tarde, lo convertiría en un protagonista de su propia historia.

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