Biomasa en Chile: En búsqueda de un mayor fortalecimiento

4 septiembre, 2019
Biomasa

(Foto: USM)

El Ministerio de Energía está trabajando en una nueva ley de biocombustibles sólidos, cuyo objetivo apuntaría a regularizar el mercado de la leña, uno de los formatos de la biomasa, específicamente su fiscalización por contenidos de humedad.

Por Daniela Tapia
Revista Nueva Minería y Energía
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En el mundo se extraen de los bosques, anualmente, algo más de 3 mil 700 millones de metros cúbicos sólidos de madera. Lo sorprendente de ello es que el 50% de este enorme volumen se utiliza como combustible.

De esto se trata la biomasa, uno de los recursos de generación energética originado principalmente a partir de los subproductos de los bosques e industria de la madera, como los pellets y las astillas, que ha permitido que alrededor de una tercera parte de la población mundial lo utilice para cocinar, hervir agua y calefaccionar viviendas. No por nada, los bosques suministran aproximadamente el 40% de toda la energía renovable que se produce en el mundo.

Chile, por cierto, no es la excepción. De hecho, la participación de esta fuente de generación en la matriz energética local ha venido aumentando mediante la operación de plantas generadoras de electricidad, junto al desarrollo de la cogeneración, asociada a la industria forestal, y a los proyectos de biogás que funcionan a partir de recursos como residuos de animales, lodos de plantas de tratamiento de aguas y residuos de rellenos sanitarios.

Pero pese a que la biomasa representa más del 24% de la matriz energética primaria de Chile, es un recurso poco conocido en la opinión pública. La razón se debería a que su presencia ha sido opacada por el explosivo crecimiento que han tenido otras fuentes de energías renovables, como lo son principalmente la eólica y la solar.

Hoy existen cerca de 500 MW de capacidad instalada de generación que utiliza como recurso primario la biomasa, representando un 2,13% de la capacidad instalada del país, es decir, 23.524 MW.

“Sin embargo, sus altos factores de planta permitieron, durante el año 2018, una generación de 2.387 GWh equivalentes al 3,2% de la energía a nivel nacional, mostrando un gran aporte a la seguridad y potencialmente en la estabilidad del sistema eléctrico, en contraposición de las energías renovables variables solar y eólica”, dice Vannia Toro, gerente de Mercado y Regulación de Emoac Consultores.

Las centrales que más aportaron energía al Sistema Eléctrico Nacional el año pasado fueron Santa Fe, de Bioenergías Forestales; y las centrales Nueva Aldea 3 y Viñales de Arauco Bioenergía, que en su conjunto alcanzaron una generación bruta cercana a los 850 GWh.

A nivel internacional, en tanto, las experiencias han sido exitosas. En Reino Unido, por ejemplo, la central Ironbridge es actualmente la más grande del mundo, con una capacidad de 740 MW, esto es, una potencia mayor a todas las centrales que operan con biomasa a lo largo de Chile. A esta planta le sigue de lejos la central de Alholmens Kraft en Finlandia, que cuenta con una capacidad de 265 MW.

“Este último país es uno de los grandes referentes en la producción de energía eléctrica y térmica a partir de fuentes forestales, produciendo cerca de un cuarto de su energía en base a la quema de madera”, dice la representante de Emoac Consultores.

En Asia, los planes son ambiciosos. La compañía eléctrica japonesa eRex pretende construir en suelo nipón la segunda mayor planta de producción de electricidad por biomasa del mundo, con capacidad de 300 MW, cuyas operaciones comenzarían en 2024 ó 2025.

Mientras que en América Latina el referente es Brasil, donde la participación de la biomasa en su matriz eléctrica es cercana al 9%, siendo su principal recurso la caña de azúcar y los residuos forestales.

Regulando el mercado de la leña

El mal uso de la leña es uno de los problemas que afecta a esta alternativa energética en Chile. Tristemente es considerada una fuente de generación altamente contaminante y que representa una quinta parte de la biomasa.

Desde la Asociación Chilena de Biomasa (AChBIOM) reconocen esta situación y señalan que si bien existe una excelente utilización de la biomasa a nivel industrial, que representa el 80% de su uso (térmico y eléctrico), a nivel comercial, público y residencial (CPR), este recurso tiene problemas serios que necesitan ser considerados por la autoridad y también por los propios consumidores.

Así lo plantea el gerente de la AChBIOM, Antonio Minte, quien sostiene que el principal factor del mal uso de la leña es la carencia de aislación térmica de los hogares.

“Esto nos lleva a consumir 3 a 4 veces más combustible que en países con las mismas condiciones climáticas. Otro problema vinculado al uso indiscriminado de la leña es la pobreza energética, que se refiere a la incapacidad de la población para poder pagar sus requerimientos de energía básicos”, dice el ejecutivo.

Por ello, el Ministerio de Energía está trabajando en una nueva ley de biocombustibles sólidos. Una normativa que podría reconocer a la biomasa como combustible, que contemple los subproductos forestales como parte esencial de los biocombustibles en Chile, y que además regule el mercado de la leña.

“Esperamos que esta normativa venga a dar el primer paso importante para solucionar los problemas de comercialización del formato leña, específicamente su fiscalización por contenidos de humedad”, comenta Antonio Minte, de la AChBIOM, quien agrega que lo importante de este proyecto de ley es que esté bien redactado y dirigido, para que no pase a ser un documento más en el Poder Legislativo.

Los bosques suministran aproximadamente el 40% de toda la energía renovable que se produce en el mundo. (Foto: Infobae)

En la asociación también señalan que están trabajando en conjunto con el Ministerio de Energía, por medio de un instrumento Corfo de Bienes Públicos, para homologar el modelo de los centros de logística y comercialización de la biomasa utilizados en Europa.

“Esta medida es crucial para el aseguramiento de la calidad de la biomasa, en especial a nivel domiciliario”, argumentan en la AChBIOM.

Un mundo de beneficios

En un contexto donde el país busca reemplazar la capacidad instalada de centrales a carbón, mediante fuentes no contaminantes, y lograr ser carbono-neutral al 2050, las centrales de biomasa podrían jugar un rol importante en este escenario dadas sus ventajas competitivas y externalidades positivas.

Una de ellas, a juicio de Vannia Toro, de Emoac Consultores, es que las plantas de biomasa se vislumbran como una gran oportunidad de respaldo para las energías renovables variables.

Por otro lado, en la Asociación Chilena de Biomasa han calculado qué pasaría si en Chile no se utilizara biomasa y ésta fuese reemplazada por fuentes fósiles, en la misma proporción que participan hoy en la matriz. ¿La conclusión? Chile podría emitir alrededor de 30 millones más de toneladas de CO2.

“Por esto, creemos relevante que el Estado visualice las reducciones de CO2 a nivel industrial, al cambiar calderas o equipos que utilicen fósiles por biomasa, y se reconozcan además otros beneficios como el desarrollo local, por el uso de una fuente energética propia y no importada como el diésel o el gas natural”, manifiesta Antonio Minte, gerente de la entidad.

Así las cosas, los especialistas creen que el posicionamiento de la biomasa en la matriz energética podría seguir consolidándose en medio de un panorama donde el cuidado medioambiental está cobrando mayor protagonismo. Y también porque es una opción que contribuye a la independencia energética del país, sumándose así a la economía circular que el mundo estaría exigiendo como nuevo modelo de sustentabilidad.

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