Volatilidad del metal rojo amenaza meta de déficit estructural

11 septiembre, 2012
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11-09-2012 Pulso – Noticias
El comité de expertos estimó que la libra de cobre en la década se ubicaría en US$3,06. ¿Qué pasaría si la realidad arroja un precio menor?

¿Es posible proyectar qué sucederá con la economía internacional en los próximo 10 años? Esa es la duda que varios economistas se están planteando particularmente respecto del precio del cobre, uno de los ejes para decidir la expansión del gasto público, no solamente en términos efectivos, sino también estructurales.

Para el presupuesto 2013, dicha variable fue estimada en promedio por un comité de expertos en US$3,06 la libra para la década, lo que supone ingresos, no sólo por concepto de los recursos entregados en forma directa por Codelco, sino también aquellos generados por la tributación minera y el royalty. La duda es ¿qué pasaría si el precio se cae?

Según Patricio Rojas, de Rojas y Asociados, lo primero es reconocer que “somos sumamente vulnerables a lo que suceda con el precio del cobre”. Y aunque por el lado del PIB -que es otra de las variables del gasto público- señala que es posible crecer 5%, “si el cobre baja a niveles de US$2 vamos a estar en problemas, porque hemos comprometido gastos permanentes apostando a una variable que esperamos se mantenga en US$3 en los próximo años”.

De suceder, eso implicaría que “la economía se vea obligada a usar los recursos que tiene ahorrados, si es transitoria, pero si se prolonga deberá hacer ajustes en otros gastos”, con fuerte impacto en el nivel de déficit fiscal. Aún peor, detalla Alejandro Fernández de Gemines, porque “hay un componente de los ingresos fiscales de los últimos años que se ha considerado estructural cuando, probablemente no lo es. Si el precio del cobre baja y el crecimiento potencial es menor (4%), entonces hay un forado estructural más grande”.

Acelerar el ritmo

Ante un escenario en que existe una mayor vulnerabilidad, advierten los expertos, pero con una economía que aún crece con un ritmo mejor que el del mundo, sería conveniente “apurar” el tranco en el cumplimiento de la meta de déficit estructural, que el gobierno comprometió llegar a 1% hacia 2014.

De esta forma, explican, se podría colaborar, por ejemplo, en contener el déficit en cuenta corriente.

“De todas maneras hay que provocar una contención del gasto, pero avanzaría en un cálculo más preciso de tendencia del cobre y en hacer más exigente el cumplimiento del balance estructural”, argumenta Alejandro Alarcón de la U. de Chile. Aunque también juega un factor político, como explica Jorge Rodriguez de Cieplan. “Este año el gobierno esperaba tener en torno a 1,1% déficit estructural, el año pasado llegó a lo mismo. Es decir, en 2011 logró la meta de 2014, por lo tanto, el gobierno podría haber sido más estricto y alcanzar el balance. Pero eso implica menor espacio de gasto”, argumenta.

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