Sudáfrica en la hora cero

28 abril, 2021
Sudáfrica ilustración, Fabián Rivas

Sudáfrica se ha convertido en el país del continente africano más golpeado por la pandemia. Enfrentar este escenario resultará complejo, por lo que deberá fomentar las relaciones comerciales y tomar otras medidas.

Por Daniela Tapia
Revista NME
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Un fantasma recorre el mundo desde el año pasado. Un virus invisible que día a día cobra más víctimas fatales y donde cada semana un nuevo país es protagonista de este drama provocado por la pandemia del coronavirus o también conocido como Covid-19.

A inicios de este 2021 los ojos del mundo se posaron en Sudáfrica, un país que vive una ola muy compleja no solo por el aumento de casos de coronavirus, sino también por la presencia de una nueva variante.

Así lo consignó el diario The Washington Post que hizo un reportaje sobre esta nueva cepa, que al igual que la de Gran Bretaña, es “mucho más contagiosa”. Ya está presente en alrededor de una treintena de países y “despierta temor de que su propagación sin paliativos a nuevas partes del mundo podría dar lugar a nuevas oleadas de contagio, justo cuando se pone en marcha el largo trabajo de lanzamiento mundial de vacunas”, señaló la publicación a fines de enero.

El mismo diario sostuvo que el presidente de ese país, Cyril Ramaphosa, denunció a las naciones ricas que “acaparan” las vacunas anticovid, y en el Foro Económico de Davos alertó en contra de todo tipo de “nacionalismo” en las estrategias de adquisición de las dosis.

Y es que Sudáfrica se ha transformado en el país del continente africano más golpeado por la pandemia, con más de 1,5 millones de casos y 52.000 fallecimientos oficiales a la fecha. Las estimaciones tampoco son mejores en relación al plan de inmunización.

Según evaluaciones, toda África necesitará 1.500 millones de vacunas para inmunizar al 60% de sus 1.300 millones de habitantes, con un costo que oscila entre 5.800 y 8.200 millones de euros (US$7.000 millones a casi US$10.000 millones).

No obstante, el académico del Instituto de Estudios Internacionales (IEI) de la Universidad de Chile, Eduardo Carreño, plantea otro punto de vista. En su opinión, no cree que la crisis sanitaria en Sudáfrica sea más dramática que la enfrentada por otros países africanos.

“Comparativamente, la red sanitaria sudafricana es muchísimo más eficiente que el sistema de atención médica de los otros Estados africanos. Esto ha permitido a Sudáfrica realizar más test PCR y ello se ha traducido en la comunicación de mayores tasas de contagio. En otras palabras, la situación de Sudáfrica es muy preocupante, pero desconocemos la gravedad de la pandemia en el resto de África”, indica el docente.

También destaca lo ocurrido con las vacunas de AstraZeneca. En febrero pasado, Sudáfrica anunció con “bombos y platillos” el inicio del proceso de inoculación de su población, pero a poco andar decidió postergar la vacunación en consideración de los cuestionamientos internacionales a su efectividad.

Respecto a este punto, Carreño dice que resulta interesante la decisión adoptada por el gobierno sudafricano, ya que -elevándose nuevamente como “líder regional”- opta por entregar las dosis adquiridas de esta vacuna a la Unión Africana, para que fuesen distribuidas entre los países más pobres del continente.

“Ve en ello una oportunidad para cimentar su posición de primacía en África, esta vez apelando a una “solidaridad continental” que no deja de despertar suspicacia en otros actores regionales, que no suelen sentirse cómodos con el despliegue continental sudafricano, como por ejemplo, Nigeria”, explica el analista internacional.

Economía a la baja

De lo que no cabe duda es que los efectos socioeconómicos desencadenados por la pandemia han sido “devastadores”. Así lo califica Ramón Rada, gerente general de Soil Technologies y director y expresidente de la Cámara Chilena Sudafricana de Industria, Comercio y Turismo (Cchisa).

Según su análisis, en el escenario de recuperación tendencial en forma de “K”, Sudáfrica representa a las economías que con mayor dificultad se recuperarán de la crisis.

Esto, porque enfrentó el escenario pandémico con una economía que, en los últimos cinco años en promedio, creció 0,8% con tasa decreciente de progresión, lo que quiere decir que cada año fue peor que el anterior, determinando un complejo escenario fiscal.

“La población sudafricana, en cifra oficial, es de 60 millones de personas y tienen una tasa de desempleo precrisis de 29%. Cifra que en 2020 escaló rápidamente a un 43%, enfrentando una caída de la actividad económica en industrias como la minería por sobre el 70%, producto de una severa cuarentena total o “lockdown”, que eleva la deuda pública a cerca del 80% del PIB”, dice el ejecutivo.

Sumado a ello, de acuerdo a analistas financieros internacionales, la economía como un todo retrocedió a los niveles de 2007, perdiendo 13 años de desarrollo. “Un duro golpe para la principal economía del África Subsahariana”, afirma Rada.

Superar desafíos

El actual presidente de la Cchisa, Alejandro Palma, también reconoce el complejo escenario por el que atraviesa Sudáfrica, pero destaca que el país continúa con su agenda y Plan Nacional de Desarrollo (NDP, National Development Plan), cuya meta es que para el año 2030 se avance en la reducción de las severas desigualdades heredadas de la era del “apartheid”.

“A pesar de que se han logrado avances, el gobierno está tomando medidas para acelerar el necesario crecimiento económico que permita este desarrollo y así hacer frente a los cambios económicos, tecnológicos, climáticos y políticos que el país requiere”, dice el titular de la Cchisa, agregando que hoy Sudáfrica apuesta por la búsqueda de inversionistas.

Pero para cumplir este objetivo, el país africano deberá enfrentar la corrupción que se ha revelado tras los escándalos de ESKOM, -la principal empresa pública de electricidad conocida en décadas pasadas como la “joya de la corona” en la estructura industrial del Commonwealth-, hoy acusados de manipulación de contratos y fraude, con arrestos de por medio.

Otro problema que deberá superar son las estadísticas oficiales para dar credibilidad a los planes de acción que apuntan a la recuperación, tanto económica como sanitaria.

Frente a este escenario, fortalecer las relaciones comerciales se ha vuelto más importante que nunca, y en esta dirección Sudáfrica pretende avanzar con Chile.

En este contexto, Palma releva que el nuevo embajador, George Monyemangene, aterrizó con una activa agenda pro intercambio comercial, y aunque su llegada coincidió con el inicio de la pandemia, su foco está en promover las relaciones comerciales, culturales y gubernamentales con actores nacionales y sudafricanos, para incentivar las inversiones y el comercio bilateral.

Opinión que comparte Ramón Rada, quien señala que si bien el Covid-19 ha golpeado fuertemente a la economía sudafricana y en el corto plazo el escándalo de ESKOM ha captado los titulares, Sudáfrica es la puerta de entrada lógica y más sólida para las inversiones chilenas en África, “como lo demuestra el exitoso desempeño, por ejemplo, de Enaex, Drillco y Duratray, entre otras compañías”, plantea.

Y justamente en este panorama, añade Rada, el fuerte apoyo que tiene la minería pequeña y artesanal sudafricana aparece como una oportunidad que podría ser aprovechada por Chile dada la existencia de una gran cantidad de proveedores que ofrecen tecnología y materias primas.

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