Ricardo Hausmann, economista:“Chile ha optado por una muy baja tasa impositiva a la minería”

2 septiembre, 2014
Ricardo Hausmann economista

Ricardo Hausmann economista

Como director del Centro Internacional de Desarrollo de la Universidad de Harvard, Ricardo Hausmann se mantiene informado sobre los procesos económicos de las naciones de Sudamérica. En el caso de Chile, a pesar de las ventajas competitivas que posee gracias al cobre, advierte que el país “está dejando mucho dinero sobre la mesa”.

Revista Nueva Minería y Energía
 

De origen venezolano, Ricardo Hausmann conoce por experiencia propia las principales problemáticas económicas que aquejan a este lado del continente. Siendo académico de una de las universidades más prestigiosas del mundo, su vida en Sudamérica se transformó en un punto de interés para sus propósitos profesionales.

Es así como el director del Centro Internacional de Desarrollo de la Universidad de Harvard analiza los percances que se avizoran en el sistema financiero global, así como los posibles escenarios socioeconómicos de aquellas naciones exportadoras de materias primas en vías de desarrollo.

En el caso de Chile -país que Hausmann visitó en 2012 como invitado a un congreso-, su visión sobre las decisiones que se han tomado a nivel económico sacó ronchas a más de una autoridad de la época. “Lo fundamental es tener un gobierno inmerso en su sociedad y que tenga la capacidad de responder a las aspiraciones, oportunidades y problemas que enfrenta la ciudadanía”, señala el economista.

Con una visión escéptica sobre el modelo económico chileno, en entrevista con Revista Nueva Minería y Energía, Hausmann da a conocer su parecer sobre el futuro del país a partir de la exportación del metal rojo. A pesar de las enormes riquezas del país, el economista advierte que Chile ha optado por una “muy baja tasa impositiva” a la industria minera, lo que en su opinión, ha significado dejar “buena parte del excedente en la mesa”.

Hablando sobre la minería del cobre, el principal motor de la economía chilena, ¿cómo evaluaría la política minera implementada en los últimos años?

Creo que el desempeño ha sido mixto. El país ha logrado aumentar su participación de mercado mundial tanto en el material en bruto, como en el cobre refinado. Sin embargo, Chile no ha logrado volverse un jugador importante en el mundo de la tecnología minera ni de la inversión global en el sector.

El país no dejó que Codelco se vuelva una empresa global como Vale, Statoil o Empresas Públicas de Medellín y con la excepción de Antofagasta Minerals, el sector privado chileno no tiene presencia internacional en el mundo de la minería, mientras que su desarrollo nacional depende de manera importante del know how y las capacidades organizativas y financieras de empresas mineras globales como Río Tinto o Anglo American.

El cluster minero es pequeño y no ha generado mayores derrames tecnológicos. Mientras los chilenos invierten sus ahorros en instrumentos financieros internacionales de bajo retorno, el país le paga al resto del mundo en neto más de 5% del PIB en intereses y dividendos sobre sus inversiones en Chile, efecto no compensado por las ganancias de las empresas chilenas en el exterior. Por eso, la pregunta no es si Chile lo está haciendo bien o mal, la pregunta relevante es cómo podría Chile hacerlo mejor.

¿Qué rol debería asumir el aparato público y privado en la explotación de materias primas?

Primero que todo, debemos saber que uno no empieza el juego desde cero, se empieza con una realidad heredada. Chile tiene a Codelco. ¿Qué va a hacer con esa empresa? En mi opinión no tiene sentido subsidiarla, pero tampoco restringirle su expansión.

Me gustaría ver un Codelco globalizado y listado parcialmente en la bolsa como Ecopetrol o Petrobrás, ver niveles de I+D muchísimo más elevados, y un sector de servicios de ingeniería y de bienes de capital para la minería de talla mundial. Si esto se logra con empresas chilenas públicas o privadas, con empresas extranjeras o con joint ventures, es una cuestión que debe ser dejada a lo pragmático y no a lo ideológico.

Ya bastante ha sufrido América Latina por ideologizar cosas prácticas. México mermó el desarrollo de su industria petrolera al nacionalizarla en 1938, y le ha costado enderezar ese error, cosa que está intentando hacer el presidente Peña Nieto. Algo similar ocurre en Venezuela y en Bolivia. Chile no debiera caer en el error contrario de quitar de la mesa formas de propiedad que pudieran ser convenientes para el país.

La razón por la que tantos países -independientemente de su orientación ideológica-, terminan dándole un rol a empresas públicas en sectores extractivos, es porque se hace muy difícil lograr mantener incentivos adecuados para la inversión y al mismo tiempo extraer la renta minera que genera el recurso natural.

Chile ha optado por una muy baja tasa impositiva a la industria minera y ha dejado buena parte del excedente en la mesa. El escaso desarrollo de empresas privadas chilenas en minería ha hecho que buena parte de esos excedentes se los apropie el resto del mundo. No es obvio para mí que esto haya generado mayores beneficios para el país que los que se podrían lograr con otras estrategias.

Al fin y al cabo, ¿por qué hay tanta inversión extranjera en minería en Chile con respecto a la chilena en el resto del mundo? Mi interpretación es que se debe a que al país le faltan capacidades productivas en el sector, a pesar que lleva siglos en eso.

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“Conozco a Óscar desde hace muchos años. Tengo la mejor opinión de él como economista, creo que compartimos visiones”, señala el economista.

En relación a Codelco, ¿Cuál es su opinión respecto a la reciente designación de Óscar Landerretche como nuevo presidente del directorio de Codelco?

Conozco a Óscar desde hace muchos años. Tengo la mejor opinión de él como economista, creo que compartimos visiones. Tuve ocasión de estar con él en un evento organizado por Asimet hace dos años en el que tuvimos muchas coincidencias, pero la verdad es que no he hablado con él de sus ideas con respecto a Codelco.

Impuestos y exportación

En Chile, el llamado royalty es en definitiva un impuesto específico que grava la renta operacional de la actividad minera. ¿Considera que se necesita adicionalmente un royalty de verdad para la industria minera como el que existe en otros países mineros?

Como dije antes, creo que Chile está dejando mucho dinero sobre la mesa. En principio me gusta una regalía diferencial y progresiva. Diferencial, porque cada mina es distinta. Progresiva, porque la regalía fija tiende a ser muy alta en momentos de precios bajos y muy baja en momentos de precios altos.

Pese a que la economía se ha diversificado, Chile sigue dependiendo en gran medida de sus exportaciones mineras, y sobre todo, de cobre. ¿Cómo podría diversificar el país aún más sus exportaciones?

Creo que a Chile le ha faltado un énfasis en el aprendizaje productivo. Ha tenido una actitud muy poco proactiva en términos de políticas tecnológicas e industriales. Esto se refleja en la poca sofisticación de su paquete exportador.

No es sólo que hay poca diversificación, es también que los sectores en los que está metido son de baja complejidad tecnológica: forestal, frutas, vinos, pesca, etc. Eso significa que el país no ha construido ventajas en actividades más complejas. Como he dicho en otras ocasiones, Chile es como California en materia de clima y recursos naturales y produce cosas muy similares. Pero Chile no tiene ni Hollywood, ni Silicon Valley.

El problema energético

A nivel internacional se ha criticado el excesivo dominio que tiene el sector privado con ámbitos económicos tan estratégicos para Chile, como lo es la minería y la energía. ¿Comparte esta opinión? ¿Cuáles son los aspectos claves que se deben cambiar para modificar este escenario concentrado en los privados?

Creo que Chile tiene una crisis energética causada, en una modesta parte, por su ideología. Claro está, hay otras razones más poderosas como la ausencia de petróleo y gas en el territorio, pero hay muchos países que no tienen petróleo y eso no les genera una crisis.

Si bien la calidad de sus vecinos no es una de las ventajas de Chile, y Argentina nunca ha firmado un documento que no haya querido repudiar, creo que Chile puede hacer más con las cartas que tiene. Tiene infinitos recursos hidroeléctricos que no es capaz de desarrollar, en parte, porque se hace muy complicado cuadrar las compensaciones a las comunidades locales con los intereses nacionales en el contexto de una inversión privada.

Es por ello que la inmensa mayoría de las represas hidroeléctricas importantes del mundo las hace el sector público. Chile tiene el desierto de Atacama, que es el mejor lugar del mundo para hacer energía solar, pero no ha invertido en esa tecnología y recién está empezando a desarrollar ese recurso. Teniendo ese recurso, debió haber apostado en esa tecnología hace muchos años. Además, el hecho de que Chile no importe gas de Bolivia y Perú es uno de los fracasos más estrepitosos de la política exterior chilena.

"Si bien la calidad de sus vecinos no es una de las ventajas de Chile, y Argentina nunca ha firmado un documento que no haya querido repudiar, creo que Chile puede hacer más con las cartas que tiene", precisa Hausmann.

“Si bien la calidad de sus vecinos no es una de las ventajas de Chile, y Argentina nunca ha firmado un documento que no haya querido repudiar, creo que Chile puede hacer más con las cartas que tiene”, precisa Hausmann.

En este sentido, ¿qué rol debería asumir el Estado para terminar con esta situación de monopolio y para incentivar la participación de más actores?

Creo que Chile paga un costo gigantesco por lo que merece llamarse una crisis energética. Quisiera ver al país volcado en la búsqueda de soluciones mejores que importar GNL desde Indonesia. En la consecución de ese objetivo debe quitarse las anteojeras ideológicas que lo han llevado a tener un sector inadecuado y una carencia de organizaciones públicas o privadas nacionales fuertes.

Es posible cambiar las cosas. Colombia hizo sus reformas de apertura en el sector energético de forma muy distinta y con resultados mucho mejores. Si bien han atraído mucha inversión extranjera, tienen un conjunto de empresas nacionales públicas de excelente calidad como Isagen en generación, ISA en transmisión y Empresas Públicas de Medellín, en distribución. Francia tiene una de las tarifas eléctricas más bajas del mundo porque le apostó a una tecnología nuclear que requirió una empresa pública.

Por eso me impacta la poca imaginación de lo que escucho en Chile sobre este tema, a pesar de que es un país tan creativo y este sea problema tan importante.

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