Revista Nueva Minería

El presidente de Pampa Energía, que adquirió la operación de Petrobras en el país vecino, considera vital que Argentina vuelva a ser creíble en el mercado energético.

“Soy un empresario con dos cualidades: busco rodearme de muy buena gente y cuando veo una oportunidad en un contexto negativo, voy por ella”.

Quien habla es Marcelo Mindlin, socio fundador y presidente de la empresa Pampa Energía, uno de los empresarios más destacados de Argentina.

Su compañía está entre las de mayor facturación del país trasandino y es la mayor firma energética integrada de ese mercado, con el 10% de su capacidad de generación, 21% de la distribución y 95% de la transmisión eléctrica. A eso se suma su presencia en el negocio del gas (8% de la producción y 60% del transporte) y del petróleo (6% de la producción, una refinería y 270 estaciones de servicio).

Tiene fama de audaz y algunos lo catalogan como “el empresario amigo del Presidente Mauricio Macri”. Aunque, aclara, también lo consideraban cercano a la ex Mandataria Cristina Kirchner.

En sus comienzos destacó por sus éxitos en el sector inmobiliario y su cercanía con el millonario estadounidense George Soros. El año pasado se quedó con la filial argentina de Petrobras, el gigante que ha estado en el ojo del huracán de la corrupción política en Brasil. La compra incluía un porcentaje de Vaca Muerta, una de las mayores reservas de shale gas del mundo. Su último golpe fue a mediados de marzo, cuando adquirió el holding de constructoras de Ángelo Calcaterra, primo de Macri.

-¿Como ve la situación económica argentina? Al parecer, terminó la “luna de miel” del actual gobierno.

“Todo Presidente tiene una luna de miel y después de un año y medio termina. Ahora, a pesar de lo difícil que fue tomar medidas que repercutieron en el nivel de actividad económica, el gobierno aún cuenta con una aprobación bastante saludable. Creo que las elecciones de octubre van a demostrar que la mayoría todavía está dispuesta a acompañar este modelo o, al menos, a darle más tiempo”.

-Usted ha llamado al mundo empresarial para invertir más en Argentina. Pero Argentina tiene una historia compleja.

“Nadie puede estar seguro de que Argentina no vuelva a caer en una situación de cambio de contratos o haya restricción a los capitales. Lo único que podemos decir es que nosotros estamos invirtiendo, creemos en las oportunidades y es verdad que hay incertidumbres, pero la incertidumbre también es una fuente muy importante de oportunidades para crecer”.

-¿Qué les dice a los posibles inversionistas?

“Tratamos de convencer de las oportunidades en el sector energético. Se pueden conseguir contratos de generación para 10 o 20 años para la energía renovable y la térmica, las tasas están bajas. Argentina necesita invertir mucho para recuperar la autosuficiencia energética. Es un país que tiene muy baja deuda y que tiene un potencial enorme para crecer”.

-¿Tiene alguna vinculación de negocios con empresarios chilenos?

“No, pero con algunos de ellos nos juntamos en foros o seminarios. Sí hay muchos fondos de inversión y family offices chilenos que nos vienen a visitar porque son accionistas de Pampa o compran los bonos de Pampa. En el sector energético no hay ninguna conversación ni inversión”.

-¿Cómo fue su relación tanto con Néstor como con Cristina Kirchner?

“Al principio, de mucho aliento, porque les gustaba que surgieran empresarios nacionales que tomaran el rol de los internacionales que se iban, pero al final, cuando se extendió el congelamiento tarifario energético, nos puso en una situación muy complicada”.

-En un artículo publicado en Brasil lo señalaban como cercano a Cristina Kirchner y que eso le habría facilitado la compra de Petrobras Argentina.

“Es común que cuando un empresario invierte y crece se le acuse que lo logró porque es amigo del gobierno. Me causa gracia. Petrobras Brasil contrató un banco internacional, hizo una competencia internacional, estuvieron invitadas todas grandes petroleras del mundo y de Argentina. Nosotros ganamos una competencia organizada por un banco internacional. Hubo una competencia y las reglas del juego fueron para todos iguales”.

-Si hubiera sabido de los casos de corrupción conocidos este último tiempo, ¿habría comprado Petrobras?

“Claro que sí. Ha sido una excelente transacción: más que duplicamos el tamaño de la compañía y estamos desarrollando un montón de activos que Petrobras tenía un poco paralizados”.

-Una de las razones por las que los empresarios no invertían en Argentina era la corrupción. ¿Se está resolviendo eso?

“El sector eléctrico es un sector muy regulado y no ha habido casos de corrupción. Ha habido en otras áreas, como la construcción de obras públicas, donde no hemos participado. Así que no puedo decir mucho”.

-¿Ve factible una nueva operación relevante de gas con Chile?

“Creo que sí. Pero va a ser un desafío para Argentina recuperar la credibilidad no solo con Chile sino que también con el resto del mundo Argentina sigue pagando la incertidumbre o la falta de confianza por no haber podido cumplir los contratos en la década pasada. Es fundamental lograr que Chile vuelva a confiar en esos acuerdos”.

-¿Qué significa Vaca Muerta para usted?

“Es un activo con un potencial enorme. Como muchos otros activos, cuando Petrobras Brasil estaba sumido en la crisis, no se desarrolló bien. Hoy tenemos el 10% de la superficie de Vaca Muerta, estamos perforando nuestro primer pozo y tenemos un plan muy agresivo. Vaca Muerta sintetiza lo que compramos con Petrobras Argentina: muy buenos activos, pero había que dedicarles más tiempo e inversión para explotarlos”.

-¿Cómo ven su expansión internacional?

“¡Tenemos tanto para hacer en Argentina! Solo el desarrollo de Vaca Muerta implica mucho capital. Debemos concentrarnos en lo que tenemos y aprovechar las oportunidades que aún hay en Argentina”.

Fuente: Economía y Negocios