Polonia: Dejando huella

21 noviembre, 2016
Polonia

Varsovia, capital de Polonia.

Varsovia, capital de Polonia.

Varsovia, capital de Polonia.

El país de la Europa del Este ha sabido sobreponerse a su historia marcada por las huellas de la Segunda Guerra Mundial. Hoy por hoy, Polonia goza de una de las economías más estables a ese lado del continente y se ha hecho presente en Chile en varios ámbitos, pero principalmente a través de la compañía KGHM, que en 2014 puso en marcha la operación minera Sierra Gorda.

Revista Nueva Minería y Energía
Daniela Tapia
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Polonia fue uno de los epicentros de la Segunda Guerra Mundial: el primer país en ser invadido por la Alemania Nazi con la famosa táctica “blitzkrieg”, el bombardeo e invasión por sorpresa en un espacio reducido de tiempo. Aunque sus fuerzas militares resistieron, su población sufrió quizá más que ninguna otra durante el conflicto.

Con el transcurso de los años, el país de la Europa del Este comenzó a sobreponerse y a reconstruirse bajo un régimen comunista que se puso como objetivo reindustrializar Polonia y distribuir los métodos de la agricultura y las fábricas modernas por todo el territorio.

Fue así como las autoridades polacas también pusieron en marcha un programa de exploración de recursos naturales, donde el cobre ocupó uno de los lugares más importantes. Un objetivo ambicioso, ya que para reconstruir Polonia fue necesario reponer las redes de telecomunicaciones, energía y tecnologías modernas.

En ese entonces, los trabajos de exploración conducidos por el ingeniero polaco Jan Wyzykowski concluyeron exitosamente en 1957 cuando se descubrieron los primeros depósitos de mineral de cobre comercialmente viables en la parte sur occidental de Polonia. Ya en 1959 los ingenieros polacos demostraron que habían descubierto la reserva de cobre más grande en Europa y una de las más relevantes en el mundo.

A partir de ese momento, la industria cuprífera se expandió rápidamente en la región del suroeste de Polonia, cerca de los pueblos de Lubin, Glogow y Polkowice, llevando desarrollo a esta parte del país gracias a la apertura de nuevas minas y fundiciones de cobre.

Hoy por hoy, gracias a estos esfuerzos y a un modelo económico que se ha sostenido en el tiempo, su crecimiento es un ejemplo a nivel mundial y no muestra síntomas de agotamiento. Ni la crisis que ha afectado a buena parte de Europa y el mundo parece haberle hecho mella. Mientras la Unión Europea (UE) veía como su PIB se reducía en 2009 y en 2012, el de Polonia apenas había registrado una cierta desaceleración.

Es más. Tras su ingreso a la UE en 2004, el país europeo se ha ido posicionando en el mapa internacional. Su tasa de desempleo ha ido bajando hasta el 8% y es uno de los países más exportadores de Europa, con una tasa del 46% del PIB frente a la media del 42% en la UE.

Y es que Polonia ha creado 14 zonas económicas especiales que estarán vigentes hasta el 2026 y que han jugado un papel clave en la reindustrialización del país, gracias a la llegada de firmas extranjeras. Esta estabilidad, unida al tamaño de su mercado, ha provocado un flujo de inversión directa exterior en el país en torno a los 6.000 millones de euros al año.

No en vano, el gobierno ha puesto el foco en el campo de la tecnología transformando a Polonia en el principal fabricante europeo de artículos electrónicos, cuya producción en 2013 fue de US$6.800 millones, casi la cuarta parte de toda Europa.

KGHM, aterrizando en Chile

Fue precisamente bajo el alero del nuevo impulso dado a la economía polaca post Segunda Guerra Mundial que nació KGHM, una de las compañías más grandes y prominentes de ese país europeo que está registrada en el Mercado de Valores de Varsovia, en el blue-chip índex de Polonia, WIG 20, cuya apuesta principal se concentra en la exploración y extracción de cobre, plata y oro.

El yacimiento Sierra Gorda, de propiedad de la polaca KGHM y la japonesa Sumitomo, llegó tarde al boom del cobre, por lo que ha intentado resistir los embates del complejo y volátil momento que vive la minería. (Foto: Sierra Gorda SCM)

El yacimiento Sierra Gorda, de propiedad de la polaca KGHM y la japonesa Sumitomo, llegó tarde al boom del cobre, por lo que ha intentado resistir los embates del complejo y volátil momento que vive la minería. (Foto: Sierra Gorda SCM)

En octubre del 2014, la compañía polaca aterrizó en Chile de la mano de su gran apuesta: el proyecto Sierra Gorda. Ubicado en la Segunda Región y que demandó una inversión de US$ 4.000 millones, la iniciativa llegó tarde al boom del cobre, por lo que ha intentado resistir los embates del complejo y volátil momento que vive la minería.

Actualmente, suma pérdidas por casi US$ 1.200 millones en sus casi dos años de operación comercial y registró un saldo en rojo de US$ 927 millones el año pasado y otro de US$ 222 millones en el primer semestre de 2016. Por ello, está bajo revisión de su dueño, el gobierno polaco.

Según la compañía, dirigida en Chile por el ex ejecutivo de BHP Billiton Robert Wunder, el desempeño de la faena se vio significativamente afectado este año por los desafíos tecnológicos de procesar un mineral de relativamente baja calidad, proveniente de una zona de transición en el rajo.

Además de estos factores operativos, la pérdida neta se debe principalmente a los costos de los intereses de los préstamos para financiar la construcción de la mina entre 2012-2014 y la puesta en marcha de la planta. El trabajo hoy, de acuerdo a lo que ha dicho el ejecutivo, es “la revisión del plan operativo y de desarrollo a largo plazo de Sierra Gorda”, trabajo que se lleva a cabo en la propia empresa, en KGHM, y en Sumitomo, la empresa japonesa que comparte la propiedad del proyecto.

Pese a los desfavorables resultados que ha arrojado Sierra Gorda debido al mal momento de la minería, varias empresas polacas han desembarcado en el país, invirtiendo en los más diversos rubros productivos. Prueba de ello, es que la firma polaca Rozwoju -orientada al diseño, realización y gestión de inversiones en energía solar y eólica- comprometió más de US$ 500 millones para contribuir a la producción de nuevas formas de energía en la Región de Coquimbo.

Asimismo, en el ámbito educacional, diversas entidades públicas y privadas del país europeo, han visitado Chile para establecer convenios con universidades e institutos de educación locales, que permitan un intercambio de profesores y estudiantes.

No hay duda que Polonia vive un proceso de expansión económica y mira a América Latina como uno de sus objetivos preferentes. Sus ojos, por cierto, también están puestos en Chile, por lo que para este año se estima que la inversión polaca en el país alcance los US$ 1.500 millones, proyectando un aumento no menor al 15% del volumen global del comercio bilateral.

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