Los costos “invisibles” de la huelga de Chuqui

19 agosto, 2019
Huelga Chuqui - trabajadores Codelco (2)

(Fotos: John Yévenes)

Catorce días se extendió la bullada paralización de 3.200 trabajadores, proceso en que el desgaste físico, sicológico y familiar fue significativo, aseguran los dirigentes. A continuación, los pormenores de la primera huelga de Chuqui en una década.

Por Cristián Venegas, desde Calama
Revista Nueva Minería y Energía
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Corría el quinto día de huelga en Chuquicamata, que luego de casi una década volvía a paralizar en el marco de una negociación colectiva, y las tratativas con la administración de Codelco seguían sin respuesta a los cuatro ejes que demandaban los 3.200 socios de los sindicatos “históricos” de la división: igualdad, salud post egreso, participación y mejoras al servicio médico.

Los trabajadores, tras rechazar la última oferta, ya se habían movilizado en Calama y Chuquicamata, levantándose a las cuatro de la mañana para bloquear los accesos al mineral, marchando, haciendo caravanas por las principales calles de la ciudad, y sumándose a los profesores y otros gremios en huelga; pero el acuerdo seguía lejos.

En ese punto los trabajadores decidieron acampar en las puertas 2 y 4, las principales de ingreso a Chuqui, en una acción inicialmente pacífica que terminó con enfrentamientos entre mineros y Fuerzas Especiales de Carabineros que, reforzadas por efectivos de Antofagasta e Iquique, detuvieron a 12 personas.

Ese fue el punto más complejo de la huelga hasta ese momento. Sin embargo, la medida de presión, que fue noticia a nivel nacional, dio pie a la última oferta “mejorada” de la estatal que, nueve días después, con algunas incorporaciones, sería aprobada por las bases. ¿Cómo se vivió este proceso “en la interna”? A continuación, algunos pormenores de la huelga.

Fisura sobre el final

La propuesta “mejorada”, como la calificó Codelco, y que significó el término de la huelga, marcó también la primera diferencia importante entre los dirigentes, ya que la administración acordó llamar a las bases a aprobarla. Sin embargo, el día de la votación solo uno de los sindicatos respetó el acuerdo y la oferta fue rechazada, lo que extendió la huelga otra semana “innecesariamente”, a juicio de trabajadores y dirigentes.

“La última parte de la negociación, cuando la administración toma como una obligación nuestra promover la última oferta que ellos impulsaron, fue la más difícil, porque así como ellos (administración) responden al presidente ejecutivo, nosotros nos debemos a la voluntad de la asamblea, que es soberana. Entonces, cuando te enfrentas a una asamblea y dice categóricamente que no, no puedes sentirte obligado a imponer la propuesta de la empresa”, explica la presidenta del Sindicato N°2, Liliana Ugarte.

14 días se extendió la huelga de los sindicatos 1, 2 y 3 de Chuquicamata. En el centro de la foto, Liliana Ugarte, presidenta del Sindicato N°2 de la división.

“Ahí tuvimos diferencias y eso produjo una fisura en lo que veníamos haciendo en conjunto los sindicatos, que nos debilitó. Creo que si no hubiésemos salido debilitados de esa instancia, hubiésemos logrado algo más en el cuarto eje (igualdad) que fue el que más nos costó”, complementa la dirigente.

“Todo en contra”

Las dos semanas de paralización fueron el punto álgido de un proceso que comenzó mucho antes, específicamente en enero, cuando los 21 dirigentes comenzaron a delinear lo que sería su propuesta de contrato, proceso en el que eran asesorados por abogados, economistas, periodistas, además de personal administrativo.

El presidente del Sindicato N°3, Rolando Milla, explica que en este proceso algunas decisiones toman semanas, e incluso meses, y deben acordarse en plenarias de dirigentes y consulta en asamblea. Otras, como la de las comisiones estratégicas o logísticas, se manejan con reserva y “las conocen solo dos o tres dirigentes” para que no llegue a oídos de la empresa.

En ese proceso, los obstáculos son innumerables, asegura Rolando Milla, como llegar a acuerdo con dirigentes con quienes hay diferencias sindicales, políticas y hasta personales, comentarios por redes sociales que divulgan descalificaciones con nombre y apellido, y los propios socios inclusive.

“En una de las asambleas los trabajadores nuevos me querían pegar y eso es complicado, porque se puede mostrar disconformidad, pero no violencia”, dice el dirigente, quien confiesa que en algún punto “se tiene todo en contra”.

Un final trágico

Para el dirigente del Sindicato N°1, Alberto Muñoz, el balance de la negociación colectiva no es bueno, y no por temas netamente laborales, sino por la decisión de uno de los dirigentes de terminar con su vida a pocos días del acuerdo. Tragedia que se vio acrecentada, un día después, por la partida de uno de los hijos de otro sindicalista, que terminó por enlutar a la división.

“Todo esto afecta mucho al mundo sindical, el desgaste fue muy grande (…)”, explica el dirigente, quien sí valoró la solidaridad que mostraron los trabajadores más antiguos con los nuevos en todo el proceso. Algo que Chuqui no venía teniendo.

Por su parte, Liliana Ugarte agrega que pensó “que no iba a vivir para ver a los trabajadores de Chuquicamata solidarizando con sus compañeros, y menos con los profesores. Eso fue muy gratificante y todo lo que te pasa en términos personales, familiares, se disipa y uno dice: ‘valió la pena'”.

Los trabajadores decidieron acampar en las puertas 2 y 4, las principales de ingreso a Chuqui, en una acción que terminó con enfrentamientos entre trabajadores y Carabineros.

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