Litio en Chile: Un negocio con desafíos técnicos y estratégicos

20 marzo, 2023
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Chile podría tener una nueva oportunidad de subirse al carro del desarrollo, debido a que es dueño de un mineral estratégico clave en el mundo, como lo es el litio.

Por Juan Pablo González, consultor Principal en Minería, Ex presidente del IIMCh (Reelecto) y
ex presidente de la Comisión Calificadora de Recursos y Reservas Minerales
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La minería es una actividad de gran importancia en el desarrollo de cualquier país. En especial, Chile es rico en recursos minerales: Esto genera divisas, ingresos para el fisco, empleo directo e indirecto, con un efecto multiplicador sobre otras actividades productivas y un polo de desarrollo y descentralizador.

Es un hecho que la industria del litio es un negocio minero internacional, cuyo mercado ha crecido vigorosamente, con una producción esperada de Chile hacia fines de la década de 238 kt de carbonato de litio equivalente (LCE) de acuerdo con datos de Cochilco en 2021 y perspectivas futuras para satisfacer la electrificación del transporte y la creciente demanda de vehículos eléctricos que todavía está en evolución.

Según este informe, se proyecta que la demanda de litio se incrementará desde 327 kt de LCE en 2020 hasta los 2.114 kt de LCE en 2030, lo que supone un crecimiento anual compuesto de 21%.

Negocio estratégico

El negocio del litio en Chile tiene diversos desafíos estratégicos, políticos y técnicos, que han afectado su desarrollo, industria actualmente creciente y clave en el mundo. Por lo tanto, hay que reflexionar en los temas claves del negocio minero: el rol del estado en Chile y los elementos distintivos ligados a las características propias de este recurso mineral, que en Chile está depositado en salmueras y, por supuesto, el entorno.

El proceso de explotación de cualquier mineral es complejo y demanda una importante inversión en conocimiento geo científico, multidisciplinario e infraestructura. Pueden pasar hasta doce años y, en algunos casos todavía más, desde el descubrimiento inicial de un depósito o yacimiento hasta la primera producción minera. En el caso del litio hay una ventaja, ya que podrían ser tiempos menores a 8 años.

No obstante, el estado ha proyectado desarrollar la industria del litio en Chile, pero es un hecho que, hoy en día, no se hecho nada, ya sea por falta de conocimiento del negocio, voluntad política e intereses que dificultan el desarrollo de esta industria en Chile. Se han barajado hace tiempo ideas tales como crear la Corporación Nacional del Litio, desarrollar los contratos especiales de operación para el litio (CEOL), entre otras iniciativas. Entre los desafíos tenemos los siguientes:

Mirada de país estratégica y sensata, por ejemplo, con incentivos, alianzas, inversiones, etc.

Mayor conocimiento geo-científico de los depósitos de recursos minerales de litio, para conocer el real potencial de este mineral.
Institucionalidad del estado, que apoye la industria minera y particularmente la del litio.

Brechas y avances

Chile, en esta nueva industria, debería entender el negocio minero, tener el conocimiento de los recursos de litio y saber si las instituciones están preparadas para dar soporte a dicha industria.

Primero. Se requiere desde el estado y no sólo desde el gobierno de turno, una estrategia de desarrollo y negocio para esta industria, con una mirada técnica dado que este es un recurso natural limitado, que involucra aspectos técnicos, ambientales y sociales. Por otro lado, una estrategia económica, con un concepto de negocio minero internacional y una mirada país, que permita obtener el mejor beneficio para las generaciones futuras de Chile.

También se debe enfocar el posicionamiento país, en especial después del año 2027, dado la fuerte competencia en el desarrollo de proyectos en países como Bolivia, Argentina, China, Estados Unidos y por supuesto Australia, que son competidores en atracción de inversiones.

Segundo. De acuerdo con estudios realizados por la comisión del litio, en el segundo gobierno de la presidenta Bachelet, cabe hacerse la pregunta si se conoce realmente el potencial de los recursos, ya que actualmente de los 63 salares y lagunas salinas, se puede decir que se tiene información de 18 salares, y que tal vez sólo una fracción presenten condiciones de ser explotados.

Junto con lo anterior, y dado que el depósito mineral es la base de cualquier negocio minero, aunque las estadísticas indiquen que Chile tiene prácticamente la mitad de las reservas mundiales estimadas, técnicamente no están comprobadas, quizás son recursos o no, contenidos en su mayoría en el Salar de Atacama, con su producción actualmente superada por la de Australia, junto con países que tienen litio y que están compitiendo para tomar una cuota del mercado.

Para clarificar lo anterior, la sentencia de que tenemos “recursos y no reservas”, una estimación de reservas en salmuera debe fundarse en determinar, bajo razonables condiciones técnicas, la cantidad de los recursos económicamente viables de ser extraídos por bombeo (por ejemplo, litio, potasio o boro), cuantificando la proporción de recursos minerales que pueden ser convertidos a reservas minerales.

Esta cuantificación, de acuerdo con las mejores prácticas, debe considerar todos los factores modificables posibles del proyecto (técnicos, económicos, ambientales y sociales) e incluir la componente de temporalidad (por ejemplo, las tasas y tiempos de bombeo que se pueden aplicar sobre los salares), por lo que la modelación hidrogeológica de la cuenca y la implementación de modelos numéricos de flujo y transporte se vuelve una tarea necesaria en esta etapa.

Otro desafío colateral es saber si instituciones como el ministerio de Minería, Sernageomin, Cochilco, Cchen, entre otras entidades, están preparadas o se requiere otra institucionalidad, en caso contrario, las existentes deberían ser potenciadas. Tema que es muy discutible a la luz de los resultados actuales.

Proyecciones

Entonces, ¿cómo puede Chile participar del “up side” del negocio del litio? Las proyecciones dependerán si como país se está preparado para el desafío de consolidar su posición y avanzar en la cadena de valor, para lo cual se deben mejorar las restricciones regulatorias existentes para la explotación del litio.

Si el estado no tiene capital de inversión, debería por ejemplo abrir y generar mecanismos adecuados para privatizar la exploración y explotación mediante contratos especiales de operación para el litio (CEOL) y beneficiar una cuota en cualquier área del territorio nacional en los distintos salares que tienen potencial, para explorar y desarrollar proyectos futuros de litio.

Este es el desafío para el gobierno y/o estado. Dado cualquiera de estos escenarios, debería tener un concepto claro del negocio minero con una mirada país.

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