Legislación y permisos en proyectos industriales: Los desafíos en certezas y aplicabilidad

8 junio, 2020
Artículo técnico - Carlos Fernández_foto_001

“Para tener la línea base presentada en el EIA que sea coherente con la constructibilidad y ejecución del proyecto, debe incluirse a lo menos en consulta al diseñador, constructor y usuario en la etapa de factibilidad y evaluación del proyecto”.

Por Carlos Fernández*
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Hasta hace unos meses, el foco era destrabar la evaluación y aprobación para la activación de proyectos. Hoy, la dura realidad es determinar qué iniciativas se van a materializar bajo el escenario actual. No obstante, se nos olvida que nada ha cambiado con los marcos normativos y regulatorios.

Más allá de un marco normativo vetusto, un sistema de evaluación y aprobación poco eficiente y mandantes que no gestionan de manera coordinada los objetivos; se puede mejorar. En este contexto, resulta pertinente reflexionar sobre aspectos que pueden parecer de toda lógica a los actores y que permitirían dar mayores certezas, eficiencia y mejorar la aplicabilidad.

Hoy los proyectos, en general, están sometidos a dos marcos normativos que se relacionan y complementan: Ley General de Bases del Medio Ambiente y Ley General de Urbanismo y Construcción. Ambas establecen exigencias a través de la solicitud de un gran número de permisos, Resolución de Calificación Ambiental (RCA) o permisos sectoriales.

La evaluación ambiental es sólo la primera fase que se debe superar. Luego de su aprobación, surgen una serie de relaciones con permisos sectoriales que no se dimensionan o gestionan de forma adecuada. Además, se realizan exigencias no aplicables o interpretaciones subjetivas, que lleva a dilaciones, alza en los costos en la ejecución, riesgos de multas, paralizaciones o de aprobación.

A continuación, tres desafíos (oportunidades de mejora) que explican los principales ejes de análisis para una reflexión.

La definición de línea base en el EIA

Por sus características, prácticamente todos los proyectos industriales requieren efectuar un Estudio de Impacto Ambiental (EIA), el cual debe ser ingresado al Servicio de Evaluación de Impacto Ambiental(SEIA) en la etapa de factibilidad. Esta evaluación y su factibilidad, además define una “línea base” en ciertos aspectos.

Una línea base general del proyecto con alcances y descripciones de obras físicas, fase de construcción, de operación y de cierre. Además, una línea de base ambiental, preparada previamente para el EIA. Dado que en la mayoría de los casos en la fase de evaluación aún no se cuenta con la ingeniería de detalle, las definiciones que se hacen, impactan a la fase siguiente que es la ejecución.

¿Cuáles son las condiciones que afectarán a la ejecución del proyecto? Al ser desarrollada de manera temprana, toma antecedentes de ingeniería básica, no integra al ejecutor. Es decir, sufre cambios durante el proceso de evaluación, producto de las observaciones de la autoridad.

El inicio de la ejecución está condicionado a la obtención de la RCA, incluidos los Permisos Ambientales Sectoriales (PAS), y que, en su conjunto, establecen las condiciones base para éste. Cualquier incongruencia o diferencia a lo definido en la “línea base” y lo requerido, deberá ser presentado ante la autoridad ambiental.

La construcción y los permisos sectoriales

La construcción debe cumplir con las medidas definidas en el EIA, referidas a evaluaciones, modelaciones, impactos y medidas de mitigación. Las instalaciones -temporales para la fase de construcción y permanentes para la fase de operación- requerirán todos los permisos sectoriales para su habilitación y uso.

Para las fases tempranas, así como para las instalaciones temporales y aun cuando tengan carácter provisorio, requieren de un permiso permanente que se encuentre en trámite como base. Incluso, en algunos casos, se requerirá para tramitación de etapas previas de aprobación, generando una dificultad no menor en términos de plazo. Otra condición es la exigencia de tener instalaciones sanitarias definitivas cuando la permanencia de éstas supere los 6 meses.

La evolución de la ingeniería implica cambios, y es normal que así ocurra, siendo una arista muy importante en la gestión de permisos sectoriales, ya que introducen impactos a los permisos ya en proceso o en los plazos para los nuevos requeridos. Dependiendo de las características y de la magnitud de los cambios, puede requerir de una modificación de la “línea base” presentada en el EIA y, por consiguiente, al EIA aprobado.

Certezas jurídicas y necesidad de actualizar la normativa

Uno de los problemas más recurrentes en la gestión de permisos sectoriales, está relacionado a un alto grado de imprevisibilidad respecto de la gestión administrativa para el otorgamiento. Esto aumenta los costos al generar objeciones, sobre-exigencias, reiteraciones, impugnaciones y otras situaciones que dilatan y encarecen el proceso.

Con relación a los permisos de edificación, estarán sometidos a una regulación, que para el caso de instalaciones industriales, no es coherente con el carácter de éstas. Respecto a los plazos, el otorgamiento tarda en todos los casos más que el plazo legal, llegando a tres veces este período para proyectos industriales o mineros.

En el desarrollo del proceso de aprobación, las problemáticas se centran en el nivel de eficiencia en los tiempos de tramitación, capacidad de gestión en los servicios, baja coordinación entre los servicios, o incentivos desalineados en los funcionarios y la calidad de la información entregada por los titulares.

Sumado a ello, otra problemática son las certezas jurídicas para la obtención de los permisos. El tema se traduce en que, para casos similares, habría criterios diversos, lo que atenta contra el fundamento esencial para cualquier sistema normativo.

Reflexiones

Con relación a cómo resolver los desafíos planteados, no existe una única manera de abordarlos, pero hay acciones que llevan a mejorar la gestión y las certezas. Estas acciones, en general, implican integración, coordinación y objetivos comunes entre los distintos actores, bajo un liderazgo del mayor interesado, el mandante.

Respecto a la gestión de permisos, se debe acordar de manera conjunta la relación contractual entre los participantes de éste en función del éxito del proyecto, y no orientada en aspectos comerciales, dado que es una restricción que depende básicamente de terceros (la autoridad).

Para tener la línea base presentada en el EIA que sea coherente con la constructibilidad y ejecución del proyecto, debe incluirse a lo menos en consulta al diseñador, constructor y usuario en la etapa de factibilidad y evaluación del proyecto.

Sumado a ello, es fundamental para la eficiencia en la gestión efectuar reuniones técnicas del proyecto junto a la autoridad, que incluya criterios de diseño, operación y de las condiciones de seguridad.

Por otra parte, una vez obtenida la RCA, el inicio de la ejecución debe considerar como fase inicial establecer a lo menos los criterios de diseño ambiental definidos en la línea base del EIA, análisis de diferencias (Gaps) entre los especialistas de la ejecución respecto a esta línea, y el desarrollo de matriz de cumplimiento respecto a línea base del EIA aprobada.

También se debe evaluar en etapa de factibilidad, definiciones por constructor de cómo serán abordadas instalaciones temporales, sus restricciones y los requerimientos para su tramitación, de tal manera de gestionarlos de forma anticipada.

Por último, al momento de evaluar de manera oportuna la viabilidad o forma de abordar los cambios, es clave la comunicación y participación con todos los actores liderados por el mandante, que es quien tomará la decisión definitiva respecto a su aplicación.

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*Artículo preparado de manera exclusiva por Carlos Fernández, gerente de Desarrollo & Innovación de Salfa Montajes, para revista Nueva Minería y Energía.

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