Latinoamérica: Riqueza minera en tiempos de convulsión

24 febrero, 2020
Trabajador minero

Pese a que cada país de la región tiene sus propios mecanismos para legislar sobre la industria, la guerra comercial entre China y Estados Unidos y las manifestaciones sociales, son factores comunes a la hora de evaluar el desarrollo de la actividad y sus proyecciones para este 2020.

Por Camila Morales
Revista Nueva Minería y Energía
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Como un “alivio” ha sido definido por los economistas la tregua entre China y Estados Unidos en la denominada guerra comercial. En medio de la tensión que tuvieron ambas naciones meses atrás, los países mineros de Latinoamérica analizaban con cautela los efectos de esta ofensiva, tomando en cuenta su determinación en el precio de los minerales.

Ahora que la situación internacional comienza a tomar calma, Jonathan Mayhew, senior Manager de Deloitte, indica que a pesar de cualquier incertidumbre, hay que ser “cautelosamente optimistas” si hablamos sobre las proyecciones de la inversión minera en Latinoamérica este 2020.

“La guerra comercial se está resolviendo y juega un papel importante tanto en el factor de demanda, como en el precio (…). La minería (y los servicios relacionados con ella, directos o indirectos) sigue siendo un componente clave del PIB de muchas economías de América Latina”, explica Mayhew.

Sumado a este factor, el experto de Deloitte comenta que las recientes manifestaciones sociales en países como Chile -que durante mucho tiempo se han considerado estables y de muy bajo riesgo-, han generado ciertos niveles de preocupación por la inversión minera. Al respecto, advierte que “no se espera ningún impacto de inmediato a corto plazo, sino más bien a mediano plazo”.

Si se analiza la inestabilidad social en la región, también entran en el debate Colombia, Bolivia, Ecuador y Brasil. Para Jonathan Mayhew, “irónicamente”, la dependencia minera “se vuelve aún mayor en países que experimentan disturbios sociales, debido a los impactos adversos en otros sectores, como el comercio y la construcción. Además, las manifestaciones pueden influir positivamente en el ingreso de algunos países mineros, dada la combinación de los precios de los productos básicos y los tipos de cambio con las monedas locales, ambas en aumento”.

Desafíos en la región

Considerando los factores descritos, ¿cuáles son los principales desafíos de la minería en Latinoamérica este 2020? Alberto Carlocchia, presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (Caem), señala que el reto para conseguir que esa nación se acerque a niveles de producción similares a los de sus vecinos tradicionalmente mineros, como Chile y Perú, es importante que la industria logre insertarse dentro de la matriz productiva del país.

“Dado el sistema federal argentino, los recursos minerales pertenecen a las provincias, pudiendo estas imponer limitaciones o prohibiciones a la producción minera. En este marco, es necesario que la minería gane el estatus de ‘Política de Estado’, generando reglas coherentes en base a las necesidades de la nación”, comenta Carlocchia.

En tanto, el vicepresidente de la Cámara de Minería del Ecuador (CME), David Larenas, asegura que uno de los desafíos en materia minera para ese país es “que el catastro minero cerrado en 2018 sea reabierto, para que el país genere interés de inversión a empresas de talla mundial que desarrollan minería con altos estándares ambientales, sociales y económicos”.

En 2019, explica Larenas, se marcó un hito para la minería a gran escala en Ecuador, con el inicio de producción de los proyectos Fruta del Norte (oro) y Mirador (cobre). “En este contexto, nuestro propósito es que estos proyectos continúen su óptimo desarrollo”.

¿Qué sucede a nivel global en la región? El reciente “Seguimiento de las tendencias 2020” de Deloitte, destaca puntos de enfoque relevantes para Latinoamérica este año. Uno de los más importantes dice relación con la innovación social.

Otra de las tendencias, precisa Jonathan Mayhew, es “administrar el riesgo de manera dinámica. Llama la atención, especialmente debido a los recientes disturbios civiles en países como Chile, Ecuador y Bolivia, que inevitablemente tienen impactos negativos en las calificaciones de riesgo país y, por lo tanto, pueden generar niveles de incertidumbre en la inversión extranjera planificada y no planificada”.

Estimaciones

Con estos retos en el horizonte, las proyecciones para la región no se hacen esperar. En la opinión de Alberto Carlocchia, el potencial de Latinoamérica posiciona a la región en la mira de los inversionistas. “En el caso de Argentina, despierta interés su potencial geológico. Posee la cuarta reserva mundial de litio y destacados recursos de oro, plata y cobre. Esto ha confluido en un incremento de las inversiones en exploración (92% entre 2015 y 2018), y ha sido el principal destino de los presupuestos de exploración destinados al litio”, agrega.

Por su parte, el vicepresidente de la CME indica que por el potencial geológico de Ecuador, grandes mineras del mundo se encuentran actualmente en el país, y “estamos seguros que con la apertura del catastro minero habrá más interesados en venir a Ecuador”. Para ello, David Larenas recalca que “es muy importante que esta nación cuente con las garantías jurídicas necesarias para los inversionistas”.

Latinoamérica destaca por sus riquezas minerales. Chile es el principal productor de cobre, Brasil el tercero de hierro, México el mayor productor de plata y Perú está entre los primeros de plata, cobre y oro. Además, en la región se encuentra el 61% de las reservas de litio. (Foto: Ministerio Energía y Minas de Perú)

Para el experto de Deloitte, los países que tendrán mejores proyecciones en la región serán aquellos que “adopten y creen el entorno para que las compañías mineras continúen invirtiendo e incorporando tecnologías e innovación. Con el enfoque en reducir los costos y reducir la intensidad del capital, tomarán medidas positivas tangibles en términos de crecimiento y rendimiento”.

Sin embargo, advierte, se debe aprovechar esto a través de un cambio paradigmático y de mentalidad por parte de la industria para ser más ágiles, especialmente a sus procesos de inversión de capital. Sumado a ello, Jonathan Mayhew comenta que el impacto social no debe subestimarse.

“Los impactos de las manifestaciones sociales, la resistencia de la comunidad local (por ejemplo, residentes en el área agrícola de Arequipa, Perú, contra el proyecto Tía María), y los requisitos o necesidades ambientales relacionados con la descarbonización; afectan el entorno geopolítico y la estabilidad de los países de la región. Esto inevitablemente generará niveles más altos de incertidumbre en términos de crecimiento donde la innovación social no se considera o prioriza”, destaca el experto de Deloitte.

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