La complejidad y el costo de almacenar energía

28 noviembre, 2022
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La nueva ley que promueve el almacenamiento de energía eléctrica y la electromovilidad, aumenta la participación de las energías renovables, como también los desafíos para los operadores eléctricos.

Por Marina Parisi
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Cuando no hay sol ni viento, es imposible que la energía fotovoltaica o la eólica inyecten energía al sistema eléctrico. Esta falta de potencia, fruto de la intermitencia de las energías renovables, ha gatillado el desarrollo de tecnologías de almacenamiento (baterías), que permiten guardar electricidad para utilizarla en los períodos de mayor demanda, sin necesidad de quemar más combustible fósil.

Así, con el objetivo de incrementar la participación de las energías renovables y contribuir a la descarbonización de la matriz energética, el Senado aprobó recientemente el proyecto de ley que promueve el almacenamiento de energía eléctrica y la electromovilidad. Sin embargo, algunos actores de la industria no están del todo satisfechos.

Es más, para Francisco Aguirre, director ejecutivo de Electroconsultores, la nueva normativa “es tardía por ignorar los problemas tecnológicos que generan las renovables intermitentes, que fueron anunciados por los expertos con mucha anticipación y que ya han comenzado a ejercer presión”.

Pero Iván Rudnick, director de Systep Ingeniería y Diseños, desafía a Aguirre enfatizando que “no es tardía, ya que la iniciativa legal reduce la incertidumbre regulatoria de los sistemas de almacenamiento, estableciendo de manera explícita que éstos pueden optar a distintos formas de remuneración, dependiendo de su tamaño y nivel de conexión al sistema”.

A juicio del consultor, lo más destacable es que ahora los sistemas de almacenamiento puros (stand-alone) pueden participar en el mercado mayorista, pudiendo transferir energías “como también proveer suficiencia y recibir pagos por potencia. Aunque los criterios para determinar el reconocimiento de potencia se aclararán en el reglamento de la ley, que aún no ha sido publicado”.

Beneficios para usuarios finales

La nueva ley además permite a los sistemas de almacenamiento de hasta 9 MW (pequeños medios de generación y pequeños medios de generación distribuida), elegir el mecanismo de precios estabilizados para la valorización de sus inyecciones a la red, explica Rudnick.

”Y a nivel de usuarios finales, posibilita a los sistemas de almacenamiento BTM (Behind The Meter, incluyendo a los vehículos eléctricos), inyectar energía a la red”, detalla el ejecutivo, “y que la valorización de dicha energía pueda ser descontada de las tarifas eléctricas mensuales”.

Incluso, la nueva normativa rebaja en forma transitoria el permiso de circulación de los autos eléctricos y establece nuevos incentivos para su compra, además de facilitar nuevos modelos de negocios a partir de la electromovilidad.

Descarbonización: sin prisa ni pausa

Otro protagonista del sector que considera muy oportuna la nueva ley es Eduardo Andrade, secretario ejecutivo de Acen (Asociación de Comercializadoras de Energía), quien aprovecha de desmitificar la “urgencia” en la descarbonización de la matriz energética.

“Es relativo eso de que exista una urgencia por descarbonizar. El compromiso existente es para el 2050, aunque hay voces interesadas en adelantar la meta para 2030”, precisa el ejecutivo. “Lo prudente es avanzar en la descarbonización, considerando siempre cuál es el costo para el usuario final”.

Hay que evitar escenarios en los que el retiro anticipado de centrales a carbón se traduzca en mayor generación a petróleo, con el consiguiente aumento de los costos, advierte Andrade. “En ese contexto, la nueva normativa viene a ser un elemento más que permitirá lograr el objetivo a su debido tiempo”.

Mientras que la incursión de nuevos actores al mercado del almacenamiento, es uno de los aspectos más valorados por Javier Tapia, director ejecutivo de Transmisoras de Chile. “El nuevo proyecto es positivo, muy esperado por todo el sector y su impulso permitirá robustecer el sistema, otorgando más flexibilidad, seguridad y competencia al mercado del almacenamiento puro”.

En el caso de las empresas de transmisión, especifica el representante, “es una muy buena oportunidad para desplegar toda su experiencia y conocimiento, en un área donde hasta ahora no era posible participar por barreras legales”.

Obstáculos económicos a la vista

A la espera de la publicación del reglamento, ya asoman ciertas dudas en torno a la competitividad y rentabilidad de las tecnologías de almacenamiento. Ello porque en la actualidad no hay certeza de “si los sistemas de almacenamiento puros o híbridos son competitivos a nivel de precios frente a otras tecnologías ´despachables´, como los ciclos combinados a gas”, ejemplifica Rudnick.

El verdadero problema, alerta Aguirre, es que las soluciones tecnológicas de almacenamiento (bombeo de agua, aire comprimido, volantes de inercia, baterías, bobinas superconductoras), implican una elevada inversión. “Ello hace que el objetivo fundamental de abastecimiento a costos competitivos, dificulte un desarrollo inmediato”.

Pero Rudnick aplica paños fríos, vaticinando que las barreras económicas disminuirán gradualmente, a medida que los costos de inversión vayan a la baja.

Congestión en redes de transmisión

Con todo, los sistemas de almacenamiento no sólo resuelven la intermitencia de las renovables, sino que también impiden que parte de lo generado por la eólica y fotovoltaica sea desechado. Ello debido a la congestión de las líneas de transmisión.
De hecho, entre enero y octubre de este año se perdieron más de 700 gw/h, a raíz de la congestión en las redes de transmisión, según cifras de la Asociación Chilena de Energía Solar (Acesol).

Por este motivo, Tapia asevera que, si bien la ley es una muy buena noticia para el actual escenario (con cierre paulatino y consistente de unidades a carbón, junto con un desarrollo renovable exponencial), “es crucial centrar el debate en las redes, lo que hasta ahora no ha ocurrido con el sentido de urgencia ni ímpetu necesarios”.

“Para aprovechar todo el potencial de los sistemas de almacenamiento, hay que enmarcarlos dentro de una planificación amplia y de largo plazo en el segmento de la transmisión”, recalca el vocero de Transmisoras de Chile. “Ello debería incluir el desarrollo de nuevas obras de infraestructura, inversiones en resiliencia de las líneas ya existentes y más fomento a nuevas tecnologías”.

En este punto, las señales e incentivos que brinde el Estado serán determinantes para promover inversiones en innovación tecnológica, concluye Tapia.

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